viernes, 31 de julio de 2015

Laurita tuvo la culpa (novela)

Dimes y diretes

Tito
Claro, es refácil recostarse sobre el viejo, ¿total? Para
eso estamos, para resolver las cagadas de los demás... Perdón,
Lili, perdón. Ya sé que soy un boca sucia. Pero quedate
tranqui, que al pibe lo eduqué bien, como vos lo
hubieras hecho. Sin más, pero sin menos. Igual. O casi…
Me faltó tu dulzura, tu sonrisa, tu tolerancia, tu comprensión,
tu ternura… Al final me faltó todo, me cacho.
Qué mal que te moriste tan pronto, nena, no sabés la
falta que me hiciste. Luchar solo con el pibe no fue nada
fácil, bien que lo sabés. Porque de una cosa estoy seguro:
siempre te sentí soplándome la nuca. Si me pongo a
pensar…
Primero tuve que criarte a vos, porque tu vieja se rajó
atrás de un domador de circo. ¡Domador de circo, ¿podés
creer?! Siempre le gustó mucho el cine y los amores de
película, de esas de “Jolibus”, como ella decía. Y un día te
llevó al circo, yo estaba de viaje con un pedido, y resulta
que el domador era un rubio grandote, con unos mostachos
a lo Groucho Marx (mirá, me acuerdo y me pongo
loco otra vez…). La cosa es que a tu vieja le pegó fuerte,
muy fuerte el grandote…
Hacía años que me decía que yo era esto, que no era
lo otro, que ella se había casado engañada, que yo le había
prometido vaya uno a saber qué… La cuestión es que
cuando terminaste 7º grado y volvimos de las vacaciones,
me dijo muy seria que ella así no seguía. ¿Así cómo?, dije
yo. Así, reiteró, y mientras estabas en lo de la tía Anita
pasando los últimos días antes de empezar primer año en
el normal, ¿te acordás?, la muy “huacha” se rajó.
Encontré una nota en la heladera, pegada con un imán,
en la que me decía que había dejado comida para una semana
y que se iba detrás del amor de su vida. Nunca más
supe de ella. A vos te dije que se había ahogado en un
barco que se hundió en Montevideo, justo en esa época,
en donde viajaban los Ranucci; él había sido jefe mío
como mil años antes. Pobres viejos, buena gente…
¡Que la tiró, che! Me dejó en Pampa y la vía con una
mocosa. Y después de hacer tanto sacrificio solo, te mata
un camionero hijo de remil putas… Bueno, a vos y a tu
marido. Otro bueno para nada… Perdón, Lili, perdón. Es
que tengo un día de esos, ¿viste…?
Porque llegó un sobre de Madrid para el pibe, sí, de
España. Y tengo miedo de que sea algo demasiado bueno…
¡Por eso tengo miedo, porque seguro que no estoy
incluido! ¿En qué va a incluirme tu hijo, a ver, salvo en
pagar las cuotas del colegio, de la academia, de yoga…?
¡¡¡Yoga, decime!!! Un nieto mío, qué desgracia. Cuando
me salió con eso, porque la madre de un amigo se lo recomendó
para la angustia (¡¡¡angustia de qué, ¿me querés
decir?!!!), casi lo saco vendiendo estampitas… Pero después
aflojé, porque soy un nabo, un viejo naboleti, eso
soy, un flojo de m…
Sí, Lili, perdón. No sé si te dije…
Hoy tengo un día de esos.

Martín
Ya no me banco a este viejo hinchapelotas, cada día
rezonga más. Ya sé que me crió, que me pagó los estudios,
los profesores particulares cuando me llevé alguna materia…,
bueno, algunas cuantas, también yoga… ¡Cómo
jodió con yoga! Che, vos no serás medio “marchatrás”, ¿no?
Che, ¿vos estás seguro de que sos nieto mío? Che, fijate si no
se te cayó la bandeja por algún lado… ¡Cómo jodió, Dios!
Después se le pasó, como todo, pero tuve que aguantarlo.
Y encima Roque le daba máquina. ¡Otro viejo hinchapelotas!
Porque era muy gamba para ir a buscarme al boliche,
así la patota del barrio no me cagaba a palos (yo era
bastante boludón de adolescente), pero siempre cebaba a
Tito cuando algo le resultaba divertido, y todo lo relacionado
con el sexo le hacía brillar los ojitos de una forma…
Estaba en paja mental permanente unos años atrás.
Aunque ahora que lo pienso, sigue igual. Creo que se
ratonea hasta cuando Coquito levanta la pata para mear.
Salvo cuando juega al ajedrez con el abuelo, eso sí, que se
esmera para que Tito no le gane otra vez, cosa que ocurre
todos los días, como un relojito suizo.
Porque si Alberto Saccomanno le viera esa cara de
viejo idiota que pone, del sopapo que le da lo sienta de
culo en el piso.

En realidad, yo creo que Roque es capaz de hacerse la
del mono mirando a la torre cabeza abajo.

María
Mi hermana, siempre mi hermana, ¡voy a terminar delirando
con mi hermana! Que si mi hermana esto, que si
mi hermana lo otro. ¿Para qué le dijo que sí mi vieja? Le
hubiera dicho que nos íbamos, no sé, ¡a Timboctú!... pero
no se lo hubiera creído.
Yo, tal vez, me sumaría a Médicos Sin Fronteras, aunque
todavía no me recibí de enfermera, pero el otro…
Aunque está recibido de médico, como la aventura no le
va, usaría de excusa que está a full con el consultorio y
las guardias... lo que es una contra para algo que se me
ocurrió el otro día. Y a Laura sólo la puedo imaginar en
plan de conquista de algún jefe tribal poderoso. Porque
en esos países lejanos, exóticos, que aparecen en las historias
fantásticas o en las peores noticias de los diarios o la
tele (como masacres, revoluciones, catástrofes climáticas),
la pobreza está tan generalizada, desgraciadamente, que
los que gobiernan son todos tiranos, tanto en las ciudades
como en los pueblos. Y francamente, a mi hermana no
la veo haciendo caridad entre los negritos. ¡En cambio,
moviendo el traste al compás de los bongó, las marimbas,
los ukelele, para algún vejete bien forrado, eso sí!
¡Si será pendeja! En lugar de cambiar de carrera, ya
que Sociología no le gustaba, o lo que pomo fuera, inventó
que se había ganado una beca en la Real Academia
(¿si ella no estudiaba Letras…?), y qué sé yo cuánto verso
más le metió a la vieja, para que la muy gila le largara
unos dolarcitos, como ella le dijo, para irse a Madrid. Los
que resultaron unos cuantos, porque en los dos años que
estuvo se dedicó a viajar y vivir la noche, que se la conoce
de punta a punta. A la noche, digo. De eso sí que sabe un
montón, pero de nada más.
Ay, parezco Cristina, como le dice a mamá, pero lo
que pasa es que me acuerdo de lo que me hacía hacer y
se me paran todos lo pelos. Y cuando digo todos, “es” todos.
Los de ahí también. No es que yo sea una mosquita
muerta, Martín no fue mi primer novio, y lo digo en “ese
sentido”, pero aquella se iba al carajo. Le gustaba que nos
intercambiáramos, pero yo no me animaba, entonces me
amenazaba con que no pasaba más en mi lugar, la muy
turra. Porque yo me ponía muy nerviosa y me olvidaba
de todo, me paralizaba en el frente, y claro, terminaba
aflojando. Porque a ella siempre le tuve miedo, y se aprovechaba.

No, la palabra no es miedo. Como ella era exitosa con
la gente y yo era retraída, me daba cosita quedarme sola.
De garpe diría ella. Eso. Tenía miedo de quedarme sola.
Me acuerdo cuando viajó a Mar del Plata hace dos veranos.
Todavía insistía con usar los nombres cambiados.
Bah, en realidad consistía en agregarnos el nombre de la
otra para que el enroque no fuera tan evidente, de eso
se trataba el jueguito: somos tan parecidas que ser María
Laura o Laura María era lo mismo, o casi. Al punto de
que ella se sentía yo muchas veces.
Por suerte, yo nunca me sentí ella, y cuando crecimos,
le dije: Basta, Laura, no quiero seguir con esto. A esa altura
ya no le tenía miedo a quedarme sola, me había dado
cuenta de quién me quería “a mí, por mí”. ¿¿¿Y yo por
qué llegué acá…??? Ah, sí. Ahora me acuerdo. Viene mi
hermana.
Pero ahora que lo pienso, yo, de chica, no era retraída.
Era retarada.

Laura
Espero que no me vuelvas a joder con eso de que la
culpa de todo la tenía yo. Porque en la escuela la culpa
siempre era mía, en el club también, en la clase de inglés
of course, en los boliches obvio, en casa ni hablar… O sea,
vos eras perfecta y yo una impresentable total. Si te harás
la “dolobu”… La de veces que no te acordabas de nada
por los nervios y yo pasaba por vos para que no te cagaran,
¿y cómo me pagás ahora? Jugándome en contra con
la vieja. No te preocupes que me contó, ¡por supuesto
que me contó!
Al final, sos vos la pendeja. ¿Tanto resentimiento por
un jueguito de mierda? A ver, ¿cuál es el problema? ¿Que
me haya franeleado a tu novio de cuarto año? ¿O que me
haya volteado al de quinto? O sea: que yo disfrute de la
vida está como el orto, pero que vos veas en cada tipo a
tu futuro marido, ¿¿¿es signo de madurez???
La vida es una sola y yo no pienso perdérmela. Si vos
creíste que las cosas había que hacerlas tras años de consideraciones,
análisis, puestas a prueba y qué sé yo cuánta
sarta de boludeces más, no es mi caso. Seremos gemelas
pero sólo de placenta, porque de lo demás… No, flaca,
así no es la cosa. Que vos dieras cuatrocientas vueltas
para divertirte un poco es asunto tuyo. La oportunidad
la tuviste, no me vengas con la pose de la Madre Teresa.
La vida está entre dos polvos, del polvo venimos y al polvo
volvemos, y dura muchíiiiiiiiiiiiiiiiiiiisimo por suerte.
Hablando de polvo, qué ganas de echarme un polvo. Y
si no te gusta que vaya, me lo decís y listo… No. Te jodés,
¿y sabés por qué…? POR-QUE-SE-ME-CAN-TA. Así
de simple. Como siempre.
As always.

Roque
Este Tito, siempre tan quejoso, nos vuelve locos a todos.
Que si el pibe, que si la novia, que si mi hija, que si
los chicos del barrio, que si el vecino de la medianera,
que si la paraguaya, que si Coquito… Sí, al final el pobre
perro va a tener la culpa de lo que pasa en Medio Oriente.
Porque con Tito es así la cosa. Si te le montás en un
gobelin, estás frito. ¡Cómo rompe!
Y yo que me hago tanta malasangre por todo. Por el
pibe, por la novia, por mi hija, por los chicos del barrio,
por el vecino de la medianera, por la paraguaya, por Coquito…
Ese es el problema, uno no puede hacer su vida
tranquilo y sólo preocuparse por aquello que realmente
vale la pena: lo que nos supera, lo impostergable, lo insoslayable,
aquello que… que… ¡lo de la trascendencia!
Porque de eso se trataba, ¿no?
No sé, pero algo así era. Como me dice Dora siempre:
Papá, ya te preocupaste bastante, no podés seguir preocupándote
todo el tiempo, ya viviste preocupado toda tu vida, ahora tenés
que dejar de preocuparte. ¿Y disfrutar de la vida?, remato yo,
pero ahí Dora ya se fue y me dejó con la “duda existencial”…
¡¡¡Pero cómo podés patear así, pedazo de bestia!!!
¡¡¡Para qué pago mi cuota social!!! ¡¡¡Para qué…!!! ¡¡¡Pero
si es lo que digo siempre, a ese referí hay que matarlo!!!
Y después Dora pretende que no me preocupe. Que viva
despreocupado. Porque ya me preocupé bastante.
¿Cómo hago, Dora, si a uno no lo dejan?
¿¿¿Querés decirme cómo hago…???

Entrega 7 de agosto

Tito
Le tengo que contar al petiso para que me ayude. Tengo
que saber qué dice. Lo que está claro es que no se
lo mandó un amigo. Si él no tiene amigos en España…
En realidad, casi no tiene. También, con lo quedado que
siempre fue no me extraña. Pensar que la madre era tan
despierta.
¿Te acordás, Lili? Eras una luz. Claro, tenías a quien
salir... ¡No, a tu vieja, no, desagradecida! Pero el pibe te
salió medio ganso, la verdad… ¡Ah, mirá qué bonito, yo
me ocupé de darle la teta, casi, y resulta que me venís con
reproches…! “Ta bien, ta bien”, de mandarlo a la escuela
primaria “recién” en tercer grado, además de a la secundaria
y a la facultad. Decime, ¿no querés que también te
lo mande al posgrado? Digo, así la hacemos completita.
Bueno, no te pongas mal, Lili, ya sé que muy bien no
le fue porque te perdió de muy chico. Ufa, “los” perdió,
“los” perdió, a vos y al zoquete de tu marido. Como dice
el Nano, nena (¡oia, un jueguito de palabras!), nunca es
triste la verdad, lo que no tiene es remedio.
No tengo que perder de vista el objetivo.
Tengo que averiguar de qué se trata.

Martín
Cuando Tito se entere va a armar quilombo. Porque él
no puede estar sin armar “bolonqui”.
De ninguna manera. El tipo se las ingenia para llamar
a los quilombos, porque no sabe vivir en paz. Como si
no hubiéramos tenido bastante ya… Entre que la nona se
rajó con el bigotudo, y que mis viejos se murieron cuando
yo era chico, cartón lleno. Pero no. No ha dejado de
joder ni un minuto, ni uno solo. Todo es motivo de queja,
de lamento, de recriminación…
Si lo hacés porque lo hacés, y si no lo hacés porque
no lo hacés… Un rompedero de huevos. Jamás va a verlo
como un acierto mío, un logro entre tanta desgracia. No
hay forma. Siempre le encuentra el lado negativo a la
cuestión. Que no pensás en mí, que con todo lo que hice por
vos, que me quedé solo para nada, que me hice cargo de tu futuro
y así me pagás…
La verdad, no sé si le dejo un papelito el día que me
raje diciéndole: Gracias por todo, ya sos libre.

María
Si sigo así, me van a sonar en los finales, y no va a haber
Laura que me salve… Ella diría: Boluda, te van a hacer
percha, siempre tan fina y delicada, mi hermanita. Pero
tendría razón. ¡Ay, Dios mío, no logro olvidarme de que
Laura viene, de la respuesta de Madrid que no llega! ¿¿Y
si no llega??
¡Cómo no va a llegar! En todo caso llegará una negativa,
pero contestar tienen que contestar. Allá no son como
acá. Vos mandás una carta, un currículum, un fax, un mail,
o lo que sea, y te contestan, por sí o por no. En cambio
acá… Mandes lo que mandes, o no llega, o llega tarde, o
no te contestan.
Aunque si llegara una respuesta negativa, no sé si me
haría tanto problema. ¿Por qué eligió Madrid, a ver? Está
bien que el idioma sería una ayuda, ¿pero “justo” Madrid
tenía que ser, no hay clínicas prestigiosas en otras ciudades
de España…? Otra posibilidad era Italia, el idioma es
parecido, ¿o no?
Lo que pasa es que hace un tiempo que tengo ganas
de presentarme a una pasantía rentada en el hospital de El
Bolsón, pero todavía no le conté nada. Eso de que haya
concursado para una beca me hizo dar ganas, porque al fin
de cuentas, ¿por qué yo no, a ver…? Quiero hacer proyectos
con él, pero tengo varias cosas dándome vueltas en la
cabeza, y no sé qué hacer. ¡Me cuesta tanto decidirme!

Mejor me voy a hacer unos mates porque miro la pila
de apuntes y me quiero poner a llorar.

Laura
Jordi me tiene los huevos al plato, expresión poco femenina
pero del todo contundente.
AL-PLA-TO. El tipo es un celoso de aquellos, que
ve fantasmas por todos lados, cuando le doy motivos y
cuando no le doy. Porque motivos le doy al flaco, no te
voy a engañar, pero tampoco la pavada. No es para tener
insomnio… No toda la semana.
A veces vuelvo un poco más tarde, a ver, qué sé yo,
digamos, un par de horas más tarde… Bueno, tres horas
más tarde, dos turnos, pero no es para tanto. ¿No puede
pensar que me fui al cine, o al teatro, o a tomar un café?
No, no puede pensarlo, él no puede. Siempre cree que
me fui al “telo”. Pero no es así. No siempre.
Lo que no entiendo es por qué sigue conmigo si no
confía en mí. Porque si a mí me engañara, yo lo dejaría…
No, en realidad no, porque no me preocupa lo que haga,
sólo quiero que me deje de romper las guindas, si quiere
quedarse, que se quede, y si quiere irse, que me abra una
cuenta en el banco y después se vaya. ¡Las cosas que tuve
que aguantarle hasta ahora! Puedo hacer la lista ya mismo.
Me las acuerdo una por una, como si lo estuviera
viendo…
Deja destapada la pasta del dentífrico, va prendiendo
las luces mientras camina pero no las apaga después,
cuando cocina deja todo hecho un asco, cuando hace las
compras siempre se olvida de algo que yo le encargué,
la ropa sucia la mete en el bidet y no en el canasto de
al lado, me deja la plata para pagar las cuentas porque lo
ponen nervioso los bancos, se olvida la tabla del inodoro
levantada y más de una vez casi me caigo adentro… Hay
que tener una paciencia infinita para vivir con un tipo
así, me merezco un monumento enfrente de El Escorial,
“además” de una cuenta bancaria. ¿¿Le doy lo mejor de
mí y así me paga…??
Bueno, es cierto que lo mejor de mí se los doy también
a otros, pero la vida es para vivirla, darling. ¿Ves por
qué la vieja se creyó lo de la beca en la RAE?
Porque no la gané pero igual me la merezco.

Roque
Tengo que reconocer algo: Tito se queja de todo, pero
esta vez tiene razón, la novia de Martincito hace cosas
raras. El otro día, cuando él se estaba bañando y Tito le
conversaba en el baño (supongo que estarían arreglando
el mundo, porque ir a molestarlo en la privacidad, la verdad,
hay que tener ganas…), vi que María le revisaba el
placard, y después tiró cosas de una cajita roja en el tacho
de abajo del escritorio.
Justo entré en la cocina desde el patio, como hago
siempre, y cuando pasé por la habitación del nene…,
¿qué ponés esa cara, perro estúpido?, la puerta estaba entornada
y María muy concentrada. Yo me quedé como
una estaca para no hacer un solo ruido, y después volví
despacito a la cocina, cerré fuerte la puerta y me puse a
silbar para disimular.
Entonces ahí vino Tito a saludarme, pero yo no le dije
nada. Nos quedamos charlando y preparando el tablero,
porque los chicos iban a salir, y antes de irme a casa,
mientras Tito fue a piyar, junté todo en una bolsita y me
lo llevé… ¡Qué me mirás con esa cara, sí, volví a perder
con el viejo de mierda, ¿estás contento?! Ya está, te lo
dije. No hay forma, che, siempre pierdo la dama, y Tito
siempre me hace jaque mate. Que lo parió. Y la bolsa la
guardé pero no le conté nada a Tito. Como si fuera un
secreto. Pero con Tito no teníamos secretos, siempre nos
contábamos todo…
Aunque esa noche estaba raro, y cuando le pregunté
qué le pasaba, me dijo que algo le había caído mal al estómago,
pero no sé…
Así que por ahora es mi secreto. Después, veremos.

Entrega 14 de agosto

Tito
Qué bajón lo que me dijo tu hijo, tiene pensado vender
Pinamarita. En realidad, todo arrancó porque me
preguntó si está lista la sucesión, y frase va, frase viene,
quedamos medio peleados. Esta mocosa le está llenando
la cabeza, yo creo que lo convenció de algo, quizás sea
comprar un departamento acá para irse a vivir juntos, o
algo más bien relacionado con el sobre; esta María me da
mala espina, nunca me gustaron sus actitudes, en realidad,
nunca me gustó ella. Hola, abuelo, ¿cómo le va, abuelo?,
¿vio qué lindo día, abuelo?, ¡por qué no te irás a lavar el
orto…!
Bueno, Lili, mis puteadas no es lo que tendría que
preocuparte ahora, si no lo que te estoy contando. Tu hijo
me vino con esa novedad de la mañana a la noche, como
si se pudiera resolver en un “saspisorchi”… ¡Uy, hacía
milenios que no la decía! Saspisorchi, saspisorchi, saspisorchi…
¿Te acordás cómo te reías en la plaza cuando
eras chiquita? En la calesita te llamaba la niña maravilla
porque decía la palabra mágica y la sortija aparecía en tu
manito. ¡El calesitero se hizo millonario conmigo! Las
cosas que uno hace por los hijos. Pero volviendo a lo
nuestro…
No entiendo cómo tu hijo se enganchó con María
después de haber estado con la potra de la hermana...
¡Pará, che, que no soy una carmelita descalza, todavía se
me para, y a pesar de todo sigo siendo tu padre! Focalizate
en lo que te digo, no cambies de tema. Esto no se
lo dije nunca al pibe, pero una noche que iban a bailar
con Laura, allá en Mar del Plata, cuando se conocieron
aquel verano, ella lo llamó desde la recepción y se sentó
a esperarlo en el lobby del hotel, yo estaba en la barra tomando
un whisky, ¿te acordás que yo me tomaba uno de
vez en cuando?, pero ella no me vio, y pasaban parejas,
hombres solos, mujeres solas… A los tipos, a TODOS, los
relojeaba de una forma impresionante, los desnudaba con
la mirada. Por eso…
No entiendo cómo aceptó el reemplazo.

Martín
María me salió con la preguntita difícil: por qué Madrid.
Y no supe qué decirle. Posta. NO-SU-PE… Ahora
que me acuerdo, ese es un latiguillo de Lala. Separar en
sílabas y remarcar. ¿Vendrá para las Fiestas? Seguro que sí,
¡qué bueno! Le voy a pegar un beso de aquellos. Al fin y
al cabo, también fue mi novia. Salimos quince días pero
pareció una vida.

¿¿¿Qué pelotudez dije??? ¿¿¿Qué pareció una vida???
Ahí está el problema.
Mayday, Mayday… Houston, we are in trouble!

María
¡No supo! Cuando uno tiene las cosas claras, contesta
al toque. Y yo que me hago problema porque quiero irme
al Bolsón… El otro día me puse a revisarle el placard y
encontré una monona cajita roja, toda forrada, con unas
lindas cositas adentro, ¿de quién?, ¡¡de mi hermanita!!, y
me quise morir. O sea que el tipo hace dos años que no
logra sacarse a Laura de la cabeza.
¡Será posible, la mina está por volver y yo me siento
como en la época del secundario! ¡Como si el tiempo
volviera atrás y yo tuviera que bancarme otra vez sus cabronadas…!
El problema es que me tuvo atrapada durante
años, casi desde la primaria, gracias a esa angustia
que me agarraba en la boca del estómago cada vez que la
maestra o un profesor subía y bajaba con el dedo por la
lista: María Benítez, pase al frente, por favor.
Todavía siento que estoy en deuda.

Laura
No veo la hora de verles la jeta a todos. Porque no se
trata de verlos, así, nada más…
Quiero ver la cara del viejo, por ejemplo. Fue él quien
se recopó conmigo, y por eso Tincho me dio bola. Le
dijo al nieto que había conocido a una mina piola, linda,
como para él, y el gil se me acercó… No, ahora que me
acuerdo, fui yo y lo saludé, y el muy nabo se quedó con
la medialuna colgándole de la boca, ¡qué cara de estúpido
tenía, como si un león estuviera a punto de morfárselo!
¡¡Ay, no me entiendo a veces!! ¿¿Qué pude haberle
visto, me podés decir…?? Tengo que reconocer que sabe
fifar, pero eso no se le notaba en la Boston, cuando me
senté en la mesa… Y me permito recordarte a vos, Malala,
como te llamé toda la vida (y resulta que me viniste
con que ¡basta, no podemos seguir intercambiándonos, hasta
cuándo vamos a seguir con este jueguito!), que aprendiste el
abecé de la cama conmigo.
¡¡Y el equisigriegayzeta también, jajaja!! Así que tengo
una terrible curiosidad de saber si la cosa te funcionó…
Y cuando digo la cosa es: LA-CO-SA.
Pero lo que no logro entender es por qué aceptaste. Si
yo estuviera en tu lugar, ni en pedo voy. ¿O acaso tenés
pensado un menage à trois? De mí, imaginate lo que quieras,
y te quedás recorta. ¿Pero de vos, que darle un piquito
a un pibe era casi como embarazarte?
No way!

Roque
Cómo quisiera hablarlo con Dora. Porque esto es un
tema crucial, para hablar en familia. Porque uno tiene que
preocuparse por sus semejantes; y cuando a un semejante
de uno le pasa algo, o le hacen un daño, uno debe preocuparse
por ese semejante más que por los otros semejantes
y tratar de ayudarlo, para evitar que ese semejante
sufra. Por eso, tengo que analizar, deliberar y llegar a una
conclusión sobre qué es lo mejor.
Pero Dora, que es mi única familia, siempre me sale
con que está ocupada. En realidad lo dice para sacarme
de encima. Y aunque Tito me dice que somos familia, yo
no le creo nada, porque él hace muy pocas cosas desinteresadamente;
más bien es para que le haga caso, porque él
es mandón. Muy mandón. Un viejo mandón.

Un viejo hinchapelotas mandón, un viejo hinchapelotas
tramposo mandón, un viejo hinchapelotas tramposo
de mierda mandón, un viejo hinchapelotas tramposo
de mierda del orto… ¡¡¡Qué buen culo que tiene esa
mina!!! ¡¡¡Vamos, Tinelli, viejo y peludo!!! ¡¡¡Qué culito
tan boniiiiiiiiito!!! ¡¡¡Ahhhhhh, cómo me gustaría pasarle
la lengüita a ese culito, mamita!!! ¿¿¿Y ese zoquete
quién es??? ¡¡¡Salí que me lo tapás, gordito gilún!!! ¡¡¡Salí
te digo!!! ¡¡¡Nooooooooooooooo!!! ¡¡¡Propaganda nooooooooooooooooooo!!!
¿Ves, Dora, que a uno no lo
dejan vivir? Por ejemplo, el otro día, cuando traje esa
bolsita de lo de Tito, estoy lo más tranquilo en mi pieza,
y zas, a vos se te ocurre entrar para no sé qué. Y yo con
la tanga en la cabeza como el pañuelito de cuatro puntas
que usan en la cancha. Ahora no puedo ir a consultarte
qué opinás sobre María. Me vas a decir viejo verde, o
vaya uno a saber cuántas cosas más. Y lo que simplemente
quiero confirmar es si para vos está celosa, porque si
no, ¿qué le importaría que el otro guarde unos recuerditos…?
Al fin y al cabo, en esta época, cualquier hijo de
vecino puede ir a comprar una bombacha sin llamar la
atención, así que qué problema hay, ¿no…?
Pero claro, la bombacha no es la Sol de Oro que sacó
la chica de la lencería del primer cajoncito de la izquierda,
sino que es la que usó la gemela en Mar del Plata, y
“ese” es el dilema, ¿es simplemente una braga o es la braga
de la discordia, eh…? Yo no le dije nada a Tito porque
no quiero actuar sin fundamento. ¿Qué sentido tendría
ir a angustiarlo (lo conozco hace cuarenta y siete años,
seis meses y veinticuatro días, podría decirse desde que
vos naciste) por culpa de la novia de Martincito, sin antes
haber evaluado todo a conciencia? Pero ya me veo que
vos me vas a salir, como de costumbre, con que sólo tenés
cuarentaiún años, ¿cuarenta y uno de dónde?, ¡andá!, si tu
madre te escuchara, vas a cumplir cuarenta y cinco, conmigo
no te hagás la pícara, te voy a contestar yo por vez
número… ¡¡¡Hola, culito precioso, volviste a aparecer!!!
¡¡¡Dale, bailá, bailá un poquito más!!! ¡¡¡Pero qué linda
nena, cómo le mueve el culito a papito!!! ¡¡¡Nooooooo,
Dora, justo ahora noooooooooo, prendeme el televisor
ya mismo, Dora!!!

Y encima me mandó a la cama sin postre. Eso me pasa
por no hacerme la paja en el baño. El otro será un viejo
hinchapelotas tramposo de mierda del orto mandón…
¡¡¡Pero yo soy un viejo pelotuuuuuuudoooooooo!!!

Entrega 23 de agosto

Tito
A esta paraguaya un día le voy a bajar la caña. Che,
señor, dejá de jorobarme porque voy a decirle a tu nieto y se
v’armá la podrida, y si el Elpidio se entera, te v’arrancá la cabeza
de un machetazo. Si será ignorante… No tiene idea de
cómo se habla. Parece que no hubiera siquiera pasado por
la puerta de la escuela, eso sí, el Elpidio es de temer.
No sé a qué viene tanta advertencia, si la culona ésta
se la pasa provocándome cada vez que se agacha, porque
oportunidades le sobran: cuando limpia la bañadera,
cuando levanta algo del suelo que justo acaba de caérsele,
cuando riega las plantas… ¡No me vengas con lo de la
fidelidad porque ese caramelito no me lo como!
¡Ay, paragua querida, decí que sos muy laburadora, que
si no te bajaba la bombachita para ver hasta dónde es capaz
de llegar el Elpidio ese!

Martín
Le pregunto por la hermana y no me contesta. Recibe
mensajes en el celular y no me dice de quién. Pero no
puedo sorprenderme, ¿o sí…? Si cuando me preguntó
por Madrid yo me quedé tildado, ¿ahora qué ganas puede
tener de contestarme cualquier cosa...? Porque la cabeza
le debe estar trabajando a mil, pensando cada paso que
dé a partir de ahora. Porque si la hermana viene como
supongo, no va a tener ni un segundo de paz, se la va a
pasar maquinando todo…
A ver, si yo me pongo del otro lado del mostrador, ¿me
quedaría tan tranquilo mirando la vida pasar hasta tomarme
el avioncito con rumbo a donde esté el otro…? No,
no puedo imaginármelo, no hay forma, primero, porque
no tengo un gemelo; segundo, porque ni en pedo me
intercambiaría con mi hermano; tercero, porque… Bueno,
no sé si hay un tercero, pero con el primero y el segundo
ya tengo bastante… ¡Ah, qué lindo lo mío, ni en
pedo me intercambiaría, pero que ella lo haya hecho me
pareció una “pinturex” dos años atrás…!
Me parece que esto va a empezar a “encarajinarse” tan
pero tan pronto, que va a haber turbulencias estando en
tierra nomás.

María
No puedo creer que ya haya llegado el día. Estoy parada
en Ezeiza esperando que aparezca con la valija roja y
su típica expresión quinceañera de feliz cumpleaños. De
Happy Birthday diría ella. Y pensar que recé tanto para que
no viniera, pero mamá dale con que es tu hermana, cómo no
la voy a recibir, dejate de pavadas, son cosas de chicos…, no es
posible que me hables en serio, cómo va a seguir actuando como
en la escuela, son ideas tuyas…, yo creí que vos eras la madura,
pero parece que la que se quedó en la secundaria sos vos…
Que mamá le dijese que no viniera era impensable.
Cuando el viejo se fue, hace como quince años (después
de dar más vueltas que una calesita, porque la vieja lo
perdonó algo así como mil veces, por lo menos), fue a
parar a lo de su vieja, nuestra abuela, que vivía a unas
siete cuadras de casa, y con la excusa de venir a ver a las
bebotas, textual, se quedaba a almorzar, a cenar, a dormir,
a desayunar… Ergo: se quedaba.
Pensar que la vieja siempre andaba dando sermones
y clases, al que la quisiera escuchar, sobre la familia, los
vínculos, el respeto, la comprensión, los lazos, el ida y
vuelta, los mayores, los niños, los padres, los hijos, la solidaridad,
la confianza, entre muchas otras giladas más,
mientras el viejo hacía cualquiera, estaba en cualquiera,
decía cualquiera.

En mi familia siempre sobró la verba, pero hechos
ejemplificadores, que digamos, no recuerdo uno solo.

Laura
Ay, hermanita, ¿qué pasará cuando nos veamos…?
¡Qué fuerte que está el comandante, ¿y si me lo levanto?!
Total nadie va a sufrir demasiado si aparezco un poco
más tarde (no me refiero a la hora, sino a la semana, o al
mes más bien… Unos días más tarde I really mean…). El
de España, que vendría a ser Jordi, no se enteraría nunca,
y la única que de acá me espera posta es la vieja: Cristina
es inclaudicable, pero sólo por el famoso “deber ser” de
Kant. Creo que es lo único que me aprendí de Filosofía,
jajaja. Mentira, yo era buena en Filosofía, ¿entonces
por qué mierda terminé en Sociología? Es un misterio.
Podría decir una sarta de boludeces, empezando porque
en la Argentina no se puede comer de eso, pero seguro
que no sería ninguna. Si pienso un poco… ¿¿Porque me
gustaba Willie?? Sí, creo que venía por ese lado, pero no
podría asegurarlo 100%...
Y bue, se bajó el comandante. No me queda otra, tendré
que hacer las salutaciones de rigor: Hola, sister, ¿cómo
andás tanto tiempo?, también bancarme alguna carita de
tujes, obvio, si vos y yo no nos adoramos... Eso sería toda
una novedad. Demasiada para mi gusto. No estoy preparada
para semejante change, jajaja… Sí, sí, ya voy. Esta
azafata me inflamó los ovarios todo el puto viaje.
En fin, rumbo a lo conocido.

Roque
¿Serán tan distintas como me contó Tito? ¿O será una,
que se disocia, como la chica de aquella película viejísima…?
¿Cómo se llama? La actriz es muy conocida…
Que actúa bárbaro, petisita, medio gordita, pero que está
para darle, ay, pienso y me caliento. ¡Que tiene nariz de
chancho…! Bueno, a mí me parece, qué tanto... No, la
Laura Bove no, esa es de acá, es la misma que hace de
periodista en esa otra en la que actúa el churro de El golpe
¡La Judy Garland tampoco! Te hablo de la que hace
de madre del bobo que se vuelve millonario corriendo
por todo el mundo, y dale que te dale corre de acá para
allá… ¡¡Ay, ayudame, por favor, y dejá de mover la cola!!
¿¿Para qué te tengo si no…??

¡¡¡Me acordé, la Sally Field!!! Dejá, lo tuyo no es el
cine. Después no vengas a pedirme que te lleve a la plaza
cuando la sacan a pasear a Rumba… Pero hay algo que
no entiendo: ¿por qué este viejo loco le tiene tanto fastidio
a la piba, si no le hizo nada, la pobre? Está bien que
le tiró un montón de recuerdos al nene, pero eso sólo
yo lo sé… No parece una mala chica María, a la otra no
la conozco. Pero dicen que los gemelos son opuestos en
todo. ¿O es los geminianos…? ¡¡Qué emoción, pronto se
develará un misterio!!
Uy, Dora justo abrió la puerta y casi me agarra “con las
manos en la masa”, había unos culitos que mamma mía.

¡¡¡Sybil!!! Te cagué.

Entrega 28 de agosto

Tito
Decime, Lili, ¿todos hablarán con los seres queridos
que perdieron o sólo yo? A veces creo que me estoy volviendo
loco en serio. Te cuento todo, te consulto todo…
¿Me escuchaste? Dije te consulto todo. Mejor no te hablo
más, porque si tu hijo se llega a enterar, me interna para
el resto de mi vida, y aunque mucha no sea, no quisiera
gastar mis últimos cartuchos entre viejas con la vista
perdida.
¿Te imaginás yo, moie, entre viejas con…? ¡No, si es
cosa de no creer, con lo que me gusta la farra a mí, no sé
ni cómo se me pudo ocurrir pensar en esa posibilidad!
Que se le pase por la cabeza a tu hijo, mi nieto, vaya y
pase (y espero que sea más bien remota), pero que yo
haya siquiera imaginado eso, la verdad me preocupa, ¿sabés?,
más que loco me debo estar poniendo gagá…
Aunque tampoco quisiera gastarlos usando mis cinco
dedos mientras miro culos en la pantalla. Eso se lo dejo
al petiso, que, a esta altura, ya estará convertido en todo
un experto.

Debería fundar el Ente Regulador de Ortos.

Martín
No puede ser, estoy en la guardia y no dejo de pensar
en ella. ¿Cómo, Nevares? OK, te reemplazo mañana pero así
me debés dos, ¿eh?. Este tipo vive mangueando, se jode él
porque me las tiene que pagar, pero yo ando muy cansado,
voy a tener que dejar de pensar tanto en el bolsillo…
Aunque si quiero irme, tengo que hacer el último esfuerzo.
(Además, el Rivadavia se lo remerece, por poco es
mi segundo hogar. ¡Me aguantaron cada macana!) Espero
que María también esté ahorrando, medio lo hablamos
pero no sé si le quedó bien claro. Una cosa es que yo
venda la costa para después comprar algo allá, y otra bien
distinta es la guita con la que vamos a vivir, porque ella
no tiene laburo, ojo al piojo, y con mi beca sola, aunque
es buena, no sé si nos va a dar para todo. Los alquileres
son muy altos, y lo demás también, así que mientras engancha
algo, de su profesión o no (no digo que tenga que
aceptar lo que venga pero tampoco va a poder ponerse en
estrecha, que esto no, lo otro tampoco, y aquello menos),
tendremos que arreglarnos con lo que tengamos. Por eso
es necesario que juntemos acá todo lo que podamos…

Igual, yo soy el que tiene laburo allá, ¿por qué me
mato si es ella la que no tiene…? Parezco Tito al final,
pero yo me gané mi bequita, así que yo hice mi parte
(sumada a la parte de las guardias extras que le vengo
haciendo a Nevares hace rato, y a la parte de vender el
“derpa” de Pinamar…). Suena a egoísmo, pero no es así;
con eso de que está tratando de recibirse lo más rápido
que puede, no estoy tan seguro de que trabaja dentro de sus
posibilidades, como dice Cristina, que la tapa de una forma
IM-BAN-CA-BLE…

¡Qué ganas tengo de volver a verte, Lalita!

María
No lo puedo creer, es como si estuviera mirándome
en un espejo. Y al mismo tiempo, somos tan diferentes…
Cuando hay gemelos o mellizos, las cosas no son parejas.
Eso ya se sabe. Me acuerdo que mi mejor amiga de la primaria,
Celeste, me contó que tenía primos mellizos, un
varón y una mujer, ella era de piel blanca y ojos claros, y
él era morocho y de ojos oscuros, pero se parecían, tenían
rasgos parecidos… Y también costumbres, pensamientos,
actitudes, pero cada uno con su personalidad bien definida.
Sin embargo, en nuestro caso, aunque físicamente
es muy difícil que alguien que no nos conozca mucho
pueda saber cuál es cuál, podría decirse que venimos de
distintas familias por lo opuestas que somos…
Si yo digo blanco, ella dice negro, si yo tengo hambre,
ella tiene sed, si yo me abrigo, ella se pone en bolas…
Posiblemente sea para llevarnos la contra, pero igual, no
coincidimos en casi nada, decir en nada sería demasiado;
un par de veces logramos ponernos de acuerdo, pero sólo
porque mamá insistía con alguna gansada y la otra estaba
como loca, y como yo pensaba como Laura, entonces la
apoyé. Pero en las cosas importantes en serio, ahí sí que
no podemos ni empezar a hablar, y no creo que lo logremos
nunca.

Estos días van a ser eternos. Muy.

Laura
Sí, hermanita, llegué, qué le vamos a hacer. Te miro y
parece que no hubieran pasado los años, como si todavía
estuviéramos en la escuela, ¡cómo puede ser que siendo
gemelas no logremos ser más unidas! Espiritualmente
quiero decir. Pienso en esos hermanos que sienten lo que
le pasa al otro, que sufren si el otro está mal, que les duele
el cuerpo si el otro está enfermo… Nosotras nada que
ver, no recuerdo haber tenido dolor de garganta cuando
te operaron de amígdalas ni que te hayan dolido las
piernas cuando me operaron de los meniscos después de
aquel partido de hockey en el que me los rompí. ¡Y mucho
menos que hayamos sufrido una por la otra cuando
alguna estaba triste! Pero en esta familia siempre nos caracterizamos
por ir en contra de la corriente, así que no
me extraña.
Fijate qué poco me extraña que me acuerdo de los
discursos que la vieja repartía a diestra y siniestra sobre
el amor familiar y que tan poco se ejercitaba en casa,
incluso de su parte (seguro que vos también te acordás).
Se la pasaba rompiéndole las guindas a cuanto vecino,
conocido o pariente lejano se cruzaba, pero jamás logró
aplicar ni un solo principio de todo lo que pregonó, al
mejor estilo Laura Ingalls, ¡qué serie!, tan melosa que me
daba asco sólo saber que iban a darla, pero bien que Cristinita
se la devoraba íntegra, capítulo tras capítulo, así los
hubiera visto a todos en otras temporadas.
Me pregunto si habré hecho bien en aceptar venir.
Creo que la propuesta fue mía, pero con la vieja nunca
sabés quién hizo la primera movida, ¿viste?, porque da
tantas vueltas que te confunde, y al final dudás de si te
invitaste sola o si te invitó ella porque se moría por volver
a verte.

Falta un mes para las Fiestas y ya quiero que se terminen.

Roque
Dora se enganchó con la novela y me quedé sin televisión,
qué bronca, y para colmo Tito anda enculado
con esto de la novia de Martincito, así que me quedé sin
ajedrez también… Mejor, para que me gane otra vez, no
tengo ganas. ¡Dale, Coquito, terminá de una vez, en una
de esas aquella se colgó del teléfono con alguna de sus
amigotas solteronas y puedo ver el final de mi programa!
Esta chica se va a morir virgen, Coco, tenemos que
ayudarla. ¿Y si la convenzo de que vaya a bailar a lo de
Tinelli? Quizás se levanta a algún zapato que se la quiera
llevar, quién te dice… Sí, tenés razón, tendría que ser flor
de zapato, porque no es muy agraciada que digamos, y
no trata de resolverlo por el lado de la simpatía, yo diría
que todo lo contrario, y encima tiene unos kilotes de
más, porque eso ya no es kilitos, si se la pasa masticando…
Pensar que mi Luisita era tan delgada, petisita pero
no le sobraba ni un gramo, en cambio ésta, ¡cómo lastra!
Por suerte ya no tengo que mantenerla, porque con mi
jubilación (gracias a Dios no la mínima) no podría, ¡si
cuando era adolescente y andaba gordísima, al punto de
la obesidad, para poder pagarle un tratamiento carísimo
tuve que trabajar horas extras en el restorán!
Y para colmo de los colmos tiene todo caído: el culo,
las tetas, el ánimo…
Eso, sobre todo eso.

Entrega 5 de septiembre

Tito
¡¡No sabés!! Resulta que quiere vender la costa porque
se ganó una beca en una clínica represtigiosa de Madrid,
y piensa irse a vivir allá con María, “la otra”. Y la frutilla
del postre es que todavía no nos presentó formalmente
con la madre. ¡Con la madre de la chica! Mejor dicho,
“de las…” ¿Pensará que nos demos las felicitaciones de
rigor en el remís rumbo a Ezeiza, o considerará que es
más apropiado cuando el avión esté carreteando…?
No, la verdad es que no parece nieto mío, Lili, qué
querés que te diga. ¡No puedo entender cómo le funciona
la cabeza a alguna gente! Él sabe que no me muero de
amor por María (más bien que no me la aguanto demasiado),
pero dejando eso de lado, no puede considerar que
sea apropiado que no haya una presentación formal entre
su futura suegra, madre de su futura esposa, futura madre
de sus hijos, y su presente abuelo… (no, suena a que va a
tener otro), y su abuelo a secas… Porque imagino que se
convertirá en la futura suegra, o sea, que tienen pensado
casarse. ¿O les habrá llegado la modernidad también a
estos y vivirán en pecado, concubinato mediante…? Qué
querés que te diga, Lili querida, tu hijo tiene los genes de
mi ex o los de tu finado marido, el Perpetuo Lentijo ese,
que en paz descansen ambos...
¡Ya te dije que se murió el día que se rajó atrás de
Bigotes!
¡¡Y sanseacabó!!

Martín
Me acuerdo cuando nos presentó: se le había metido
en la cabeza que nos íbamos a gustar, y a toda costa quería
que nos conociéramos. Yo era un poco tímido todavía y
María no era para nada lanzada como la hermana.
La cuestión es que justo había un recital en River de
los Rolling Stones ese verano y Lala sacó entradas para
los tres. Cuando nos vimos, yo me quedé duro. No podía
creer que fueran tan iguales, parecían dos estampillas. En
el estadio no pude sacarle los ojos de encima a María, y
Laura se me cagaba de risa en la cara; la verdad, debo haber
parecido un boludo. Pero no podía.
Después, cuando fuimos a tomar algo, en un momento
que María se fue al baño, Lala me contó que la hermana
estaba copada conmigo, y que, como eran igualitas,
yo no iba a notar la diferencia, iba a ser casi como estar
con ella, incluso en la cama, porque ella “le había enseñado
todo”. De entrada quise mandarla a la mierda, no
sabía que me iba a salir con eso. (Tiene razón el viejo en
llamarme Meteoro, soy bastante lenteja.) Pero una cosa
fue llevando a la otra, y acá estoy, a punto de viajar con
María a Madrid.
No puedo negar que en muchos momentos dudé de
mi decisión, porque, aunque físicamente parecen calcadas,
en cuanto abren la boca demuestran que no tienen
nada que ver, pero nada de nada… A María la quiero, es
muy buena, está pendiente de mí, hasta hablamos de que
quizás trabajemos juntos en algún momento, pero no es
lo mismo; yo quiero convencerme de que sí, de que todo
está genial, pero no.

Siento que se me está rajando el piso en cámara lenta.

María
Tu llegada me pone muy nerviosa. No sé si agradecerte
que me hayas invitado al recital o insultarte porque
le dijiste que estar conmigo era casi como estar con vos.
¿Pretendías que te cuidara el puesto mientras vos te ibas
a probar suerte? ¿Como una licencia sin goce de sueldo?,
¡si serás turra…!
Y si seré tarada. La culpa es mía por haberte reemplazado
otra vez. Conociéndote un poco, no puedo pensar que
lo hiciste de hermana gamba. Eso jamás. Si no lo hacías
cuando éramos chicas, ¿ahora por qué? ¿Por qué somos
adultas, según mamá? ¿De qué adulta me habla, si lo primero
que hiciste fue decirle que vos me enseñaste a coger,
como a vos te gusta decir? Porque para vos no es hacer el
amor, es sacarse la calentura, y siempre fue lo mismo. Para
vos la vida es un carnaval carioca permanente…
¡De cuántas cosas me enteré cuando te fuiste! Martín
es un flojo y enseguida cuenta, además de que varias veces
lo enganché soñando con vos, porque el tipo habla
cuando duerme, así que tengo un cronograma de actividades
casi detallado de los días que pasaron juntos. Estuve
tantas veces arrepentida de haberme enganchado con él,
pero por vos, por tu culpa, porque debí haber pensado
que yo iba a ser siempre la segunda, y que eso no iba a
poder soportarlo; pero Martín me gustó tanto que no
pude negarme. Tu idea de presentármelo, después de ver
las fotos y escucharte todas las anécdotas que coleccionaron
en los quince días que estuvieron juntos, me copó...
Y ahora estoy aterrada de las consecuencias.

Laura
Me fui hace apenas dos días y Jordi ya me tiene harta.
HAR-TA. Que si lo llamo, que si no, que si le mando
mails, que si son pocos, que cuándo vuelvo, que por qué
vine, que por qué me dejó venir, que si mi hermana es
igual, que pobre nuestra madre, que ya tuvo bastante con
nuestro padre, que se siente perdido, que no sabe hacerse
ni un huevo duro, que la comida recalentada le cae mal,
que no soporta las colas en los bancos, que la ropa le va
a quedar hecha un asco, que las plantas se van a morir de
tristeza, que va a tener que tomar taxi porque no maneja,
que es muy triste ver solo la TV, que extraña calentarme
los pies, que prefiere mis gritos a mis ausencias, que la
vida es un páramo si no estoy, que no puede beber Negroni
solo…
¡A qué viene toda esta gilipollada! Cuando estoy, él
siempre anda de reunión en reunión, de congreso en
congreso, de debate en debate. Se la pasa trabajando, y
después me sale con que yo ando de fiesta en fiesta. ¿Y
qué puedo hacer, si no? ¿Sentarme en la fortaleza a esperar
a que el señor termine con toda su agenda diaria, a
eso de las nueve de la noche, después de haberme digerido
unas catorce horas de la TVE (porque cuando Jordi
se va a las siete de la mañana, parece que hay una guerra
nuclear, entonces por poco toda la cuadra debe estar haciéndole
la veña; por supuesto que yo tengo que, de eso
ni hablar), matizadas con algunas escapaditas al gimnasio,
la peluquería, o a algún cursito pedorro de no sé qué,
para sobrellevar el día, porque tengo que estar relajada y
totalmente producida hasta las pelotas, tipo Barbie, para
cuando se digna volver, eh?
¡Y el Negroni siempre me pareció cosa de viejos, a mí
dame vodka!

Roque
Aunque todavía no lo hablé ni con Tito ni con Dora,
esa bolsita que tengo guardada para algo va a servir. Deben
ser recuerdos que Martincito tenía bajo siete llaves
(bah, no tanto, porque la María los encontró así nomás).
¡Qué celosa, che, mirá que tirarle todo! Y tienen que haber
sido de la hermana, a mí no me digas, porque si hubieran
sido de otra, creo que no se hubiera atrevido a
revisarle el placard. Eso no se hace, no señor. Pensándolo
bien, esta piba no me gusta a mí tampoco, tengo que darle
la razón a Titín.
Porque si, por ejemplo, le encuentra fotos de otras novias,
¿qué les hace, el vudú? O si encuentra libros con dedicatoria,
¿los quema, como en Farenheit 451? O discos,
los famosos “CD”, porque ya no hay de vinilo, y menos
de pasta (¡eran de lindos aquellos!, me refiero a la música,
porque eran todos negros, de lindos no tenían nada), ¿qué
hace, los raya con una gillette…?

Y si le encuentra forros, entonces, ¿¿¿se los pincha???
¡¡¡Después queda embarazada, la muy estúpida!!!

Entrega 11 de septiembre

Tito
Recontra confirmadas mis sospechas. Está acá. Me lo
dijo la “paragua”, que trabaja allá también. Yo tengo mis
informantes, no se puede andar de incógnito por la vida
sin tener a quién recurrir. Le voy a decir al petiso que me
ayude, tenemos entre manos una misión ultrasecreta. No
puedo levantar la perdiz hasta que lo tenga “documentado”,
porque se lo tengo que demostrar a Martín, y no hay
nadie más ciego que aquél que no quiere ver.
Y fijate vos, nunca mejor dicho. Si comparo a Laura
con ésta, me da escalofríos... Ya sé con qué me vas a salir:
que la otra estaba en crisis existencial, porque a los
veinticinco años apenas estaba en primer año de Sociología
y encima abandonó, en cambio María ya estaba en
segundo año de Enfermería (que, en primer lugar, no es
universitaria como las carreras de antes, no me vengas,
sino “parauniversitaria”, ¡¿qué es eso, me querés decir?!;
además de que, como gemelas que son, también tenía
veinticinco primaveras, así que no le sacaba muchos
cuerpos a la hermana que digamos…); también, que la
otra es una zafada pero que ésta es formal, que la otra no
es confiable pero que ésta es responsable, y si seguimos
así, tenemos para rato.
Pero hay algo muy importante que no estás teniendo
en cuenta: la otra es un torbellino, una brisa de aire marino,
una castañuela, la carcajada hecha mujer. ¿Ésta…? Es
una chica llena de complejos, si no, ¿por qué no le dijo
a tu hijo que ya llegó la hermana, a ver…? ¡Porque sabe
perfectamente que a Martín se le movía el piso cada minuto
que pasaba con ella!
Y si lo pienso un poco, me hace acordar a Delia, tu
madre. Ahora me animo a decírtelo, total ya soy viejo y
ella quién sabe dónde está, si es que todavía está: yo adoraba
a mi esposa, Lili, tal como lo escuchás, y creo que
ella me quería mucho, claro, al principio. Por eso no le
perdono que se haya ido atrás de un domador de circo,
¿me entendés? No sólo porque tuve que criarte sin ella
(además de que se perdió tu casamiento y el nacimiento
de Martín), sino porque cuando te me moriste, la tuve
que volver a apechugar solo.
Pero ni siquiera por todo eso, que ya es muchísimo.
Sino porque yo la adoraba. Fui a buscarla, ¿sabés…? El
verano que se rajó, mientras estabas con la tía Anita,
desaparecí durante dos meses. A tu tía le conté todo. Y me
llevé la sorpresa de mi vida cuando por fin la encontré:
estaba embarazada de Bigotes.
Y fue ahí que le extendí la partida de defunción.

Martín
Hace días que siento su perfume todo el tiempo, que
era bien cítrico, María usa otro completamente distinto,
dulzón, casi pegajoso. ¡Parece que se me quedó metido
debajo de la piel! Encima cada día presto menos atención
en el laburo, hace un rato casi receto un enema para una
conjuntivitis… ¡Uy, qué bueno, se los tengo que contar a
los chicos esta noche en la guardia! No me diga, señora, ¿ve
muy borroso? Entonces acá le paso el teléfono de la enfermera,
que tiene una mano bárbara, y hoy mismo se lo aplica, y a la
pobre vieja se le saltan los ojos. No sé si va a ver mejor,
pero el culo le va a quedar limpito.
Por suerte heredé algo del humor ácido de Tito, porque
después de perderlos a ustedes, ser un amargado era
mi mejor pronóstico.

María
Cada vez que me mandabas un mensajito de texto,
Martín me miraba esperando que le contara. Pero yo no
le decía nada. ¿O te creés que yo me olvidé de que saliste
con él primero? Hay cosas que no se olvidan fácilmente
por más que pase el tiempo, y aunque mamá me quiera
convencer, no fueron cosas de chicos nada más. Si ella
supiera que cuando te fuiste a Mar del Plata insistías con
repetir aquel jueguito, te pagaría el pasaje para que te
vuelvas mañana mismo y le pediría a Jordi que no te
suelte nunca más.
No soporto que este sentimiento se repita tantos años
después. Pareciera que seguimos siendo nenas, Laura, pero
no, ya no. Ni yo me quedo paralizada cuando rindo en
la facultad (o en la Cruz Roja, antes de que me corrijas),
ni vos podés seguir extorsionándome, porque, además de
que ya no tengo miedo de quedarme sola, vos deberías
haber madurado. Decime, al pobre gallego, ¿también le
hacés estas cosas…? Me refiero a extorsionarlo de algún
modo, no sé… ¿Le decís que si no te da esto o aquello
le vas a meter los cuernos…? ¿O que si no te deja viajar
a determinado lugar no va a volver a verte…? Yo no me
creo una santa, boludeces me mando todo el tiempo, a
veces sin darme cuenta y otras a conciencia, pero lo tuyo
se pasa de la raya.

La verdad, ¿todavía te divierte todo eso?

Laura
Es lógico que no le hayas dicho que llegué, si siempre
fuiste una quedada, pero tuvimos a quién salir, ¿no? Pensar
que Cristina lo va a perdonar al viejo hasta el día de
su muerte porque sigue enamorada. ¿Qué vendría a ser,
pajaritos en la panza, maripositas? ¿Andar como un pelotudo
por la vida, que “vibremos al unísono”? Yo diría que
es simplemente dejarse forrear todos los días. No puedo
imaginarme en esa situación…
Bueno, a vos tampoco. Somos terriblemente diferentes,
pero vos tenés un poco de autoestima, o cerebro,
llamalo como quieras. Yo no sé si la vieja es producto de
una época, o más bien un producto fallado de esa época,
jajaja. Qué tipa naba, por Dios, nabísima. Y pensar que los
abuelos esperaban tanto de ella, que iba a lograr lo que el
tío Dardo no pudo. Otro “dolobu”. ¡Qué family, darling,
no sé cómo zafamos! Éramos candidatas al Oscar del fracaso,
pero, por suerte, le hicimos una gambeta a toda esa
manga de losers, y aunque yo dejé de estudiar y vos no
quisiste ir a la universidad (si dabas para más, ¿le tenés cagazo
al estudio todavía…?), tan mal no nos fue, Malala.
Nada mal yo diría.

Roque
Qué lindo que está el solcito de la plaza, lástima que
Tito no me dejó traer a Coquito, le hubiera venido bien;
aunque las palomas se hubieran pegado flor de susto,
porque el muy cretino siempre las corre y las otras se
ponen como locas… A mí siempre me gustaron las palomas,
desde chico; mi abuelo tenía un palomar y competía
con otros palomares. Era un espectáculo cuando nos
poníamos bien temprano en la terraza a esperar que despegaran,
como los aviones, y nos quedábamos viéndolas
desaparecer en el cielo…
Como hace Chacho Mascetti, el marido de Mónica…
Ah, no, César Marchetti… No, tampoco. Lo que pasa es
que esta Mónica se casó tantas veces que ya no me acuerdo
de cómo se llamaban… ¡¡Y ahora qué le pasa a este
viejo chiflado…!! Entonces, nosotros hacíamos apuestas,
cuál volvía, cuál no, cuál llegaba antes, cuál venía lastimada,
y yo ganaba, generalmente. Aunque a veces también
perdía y me quedaba la alcancía vacía, cosa que me daba
una bronca…
¿¿Pero qué te pasa, viejo hinchapelotas…?? No, che,
ningún consuegro, no me jodas más con eso, gracias a
Dios y todos los santos le hechó flit junto a toda la familia,
era uno peor que el otro. ¿¿Cómo que mi hija no
es mejor?? ¡Pará, che, ¿o te gustaría que hablara mal de la
tuya…?! Sí, mejor, dejémoslo ahí, ocupate de tu “misión
ultrasecreta”, Sherlock.
Y decile al mamerto ese qué querés, porque si no se va
a dedicar a retratar la primavera, nomás. Señora, ¿me daría
un poquito de pan, por favor?

Entrega 18 de septiembre

Tito
Si serás baboso, otra vez embobado con las palomas
de la plaza. Y esta vieja que otra vez rompe las “tarlipes”
con semejante
reguero para estos bichos podridos, que
me recagaron una campera: nunca mejor expresado, me
la recagaron
y me quedé sin campera. ¡Palomas del orto!
Así es, justo ahora que tengo que conseguir “la prueba
condenatoria”, ¿quién entró por el wing derecho? ¡El padre
del ex novio de Dorita (parece que debí haber dicho,
para no herir susceptibilidades), con una linda camarita
digital! Los hados están de nuestra parte pero vos dale
que te dale con la vieja obnubilada y los animalitos del
Señor, ¿será posible, che? Si no estás mirando culos gracias
al tubo de rayos catódicos, estás pagándole facturas a
la momia de tu hija, ¡¡sí, sí, la momia de tu hija te dije!!,
o también puede ser alimentando plumíferos “hijosputa”…
Y para colmo te erizás como un gato cuando te
digo cualquier cosa, como si te hubiera dado corriente
por ahí abajo a 380. ¿¿Cómo?? ¡¡Con mi nena no te metas,
cuidadito, viejo cabrón!!
Se supone que los amigos están en las buenas, en las
malas y en las más o menos, sobre todo cuando te quieren
“abducir” a alguien de la familia, y encima con un currículum
vítae poco calificado, como es el caso.

Martín
Ahora sí que tengo un desbole en la cabeza que no
puede ser. María me contó, como si se acordara de golpe,
que Laura está acá. ¡No fue capaz de avisarme para que
fuéramos a buscarla juntos! Evidentemente no le chupa
un huevo… En realidad, tampoco podría chuparle. Ser la
segunda, después de Laura, no es ser la segunda después
de cualquier otra mina. Y no sólo por ser hermanas, que
ya es bastante. Ni siquiera por ser gemelas, que es más
bien surrealista.
Empecemos por el principio: hace años que no se llevan
bien, o casi no se llevan. Y como remate, termino
siendo una especie de trofeo, que en un punto podría sonar
muy lindo, muy halagador, pero sirve sólo para la discordia.
Porque me enteré dos días después de que Laura
llegara, en primer lugar, y porque no es para nada casual
que Cristina y Tito no se conozcan, además…
Las veces que le propuse a María, me salió con que la
madre estaba ocupada; las veces que quise convencer a
Tito, me dijo que cuando fuera una relación más formal.
Bueno, ahora es formal, teóricamente nos vamos juntos
a Madrid en pocos meses, y… Seguimos como cuando
vinimos de España (aunque todavía no nos fuimos).

Pero lo peor de mi desbole mental es que el viaje se
está por concretar y yo no sé si quiero ir con mi novia.
¿Qué pasó? ¿De repente descubrí que Laura me pegó
demasiado fuerte o que María me pegó demasiado poco?
Porque todo estaba tranquilito hasta que se me ocurrió
preguntar si venía, si no, todo hubiera seguido su curso
normal… Claro, y la tormenta hubiera explotado allá, ¿y
entonces…? Hubiéramos tenido que resolverlo, pero allá,
algo que no se me pasó por la cabeza cuando concursé
para la beca hace varios meses.

Durañona me diría que revise “justo eso”: por qué
carajo concursé en Madrid.
Si el planisferio es enorme…

María
Se puso como loco, tuve razón en no decirle. Ya sé
que demoré, pero no es el caso. El tipo estaba por reventar,
como si fuera de vida o muerte… Aunque si hago
memoria, una vez que Laura llamó y éste había venido
a cenar, mientras ella hablaba con mamá por teléfono,
Martín estiraba el cogote como una jirafa tratando de
escuchar. Después dijo que le parecía oír el partido de la
Copa Libertadores y que quería saber cómo iban. ¡Mentira!
No se escuchaba nada, pero Cristina le creyó. Como
a todos los hombres.
Porque mamá no le creyó solamente a mi viejo, sino
a todos los demás también. Y me refiero al sodero, al carnicero,
al verdulero, al portero (porque cuando éramos
chicas vivíamos en un departamento oscuro, pero ahora
estamos en un dúplex divino), al cajero del supermercado,
al policía, al médico, al dentista, al abogado, al cura…,
o sea, a todos los que tenían bragueta. ¡¡Fijate vos!! Primer
punto de coincidencia con mi gemela de placenta. Si
insisto un poco, quizás hasta encuentre el segundo. Pero
creo que me va a costar bastante…
Bueno, ya se lo dije, y ahora que exploten los planetas,
porque la muy turra siempre se mete con mis machos…
Pensándolo bien, muchos machos no tuve. Si saco la
cuenta, creo que el único es éste. Aunque lo de macho…
La aventura no es su fuerte, mucho alcohol provoca cirrosis,
comer picante cae pesado, las grasas te provocan
infarto, fumar marihuana te vuelve adicto, mucho sol ge71
nera cáncer, el sedentarismo provoca obesidad, y no sé
qué gansadas más. Una cosa es dedicarse a la salud, otra es
cuidarse la salud, y la tercera es ser como Martín….
Aunque tampoco me tengo que hacer tanto la no sé
qué, si yo le di unas pitadas a un porro recién la otra noche.
Con esto de rendir las últimas materias, a algunos se
les ocurrió fumarse uno para relajarse y estudiar mejor, y
tanto insistieron con que probara, que terminé probando,
porque estoy harta de quedar como una estúpida. Y no
me pareció nada del otro mundo. Evidentemente no sé
fumar. ¡También probé alcohol, obvio, pero tampoco me
llama la atención, por eso casi no tomo!

No puede ser que nada me guste. Voy a tener que esforzarme
un poco más.

Laura
Cristina tiene razón, lo lógico sería que mi hermana
me acompañara a mirar vidrieras, pero nuestra familia
nunca se caracterizó por ser demasiado lógica, me temo.
De todos modos, ir con mi mejor amiga de toda la vida
es igual de “lógico”. Así que acá estamos, caminando con
Marisa por la querida avenida Santa Fe, fumando un porro
(¡qué cara de espanto ponen algunos!, incluida mi
amiga, claro), mientras el sol me tiñe un poco esta jeta de
blanco teta que tengo, mezcla de verde y morado ojeroso
que ¡puaj!, tratando de encontrar algún solerito para la
Navidad que me quede.
¡Qué fiaca! El jet lag todavía no se me pasó, pero a veces
pienso que vivo en jet lag, jajaja. Siempre como entre
nubes, a punto de que me bajen de un hondazo, porque
siento que estoy flotando y no donde estoy parada. Con
ganas de quedarme tirada, donde sea, sin darle bola al
reloj, ni a nada… Por supuesto, Marisa me saldría con
que es producto de la yerba, ¡y no se refiere a la Taragüí
precisamente, jajaja!

Che, ya es midday, ¿nos tomamos una birra? Porque ahí
veo un lindo barcito.

Roque
Mirá que cruzarnos al casi suegro de Dorita en la
plaza… Volviendo al palomar, paloma nunca comí, pero
cuando era chico, morfé polenta con pajaritos. ¡Posta,
como dicen los pibes ahora! Éramos tan pobres, pero tan
pobres, que mi mamá me mandaba a comprar polenta al
almacén de la esquina (como era un pueblo, Saladillo, se
llamaba “de ramos generales”), y me decía ¿con pajaritos?,
y yo ya sabía qué me quería decir.
Agarraba la honda de mi escondite supersecreto, adentro
de la chancleta, y rajaba a la calle. Miraba con la mano
haciendo visera los árboles de la cuadra y calculaba cuántos
podía haber. Y cuando tenía la polenta colgada del
hombro, en una bolsita, me trepaba y esperaba de lo más
calladito, y entonces ¡zas!, bajaba uno atrás de otro sin
asco. Y pensar que Tito cree hace cuarenta y siete años,
siete meses y cinco días que yo soy Don Fulgencio. Ay,
Titín, que me rompas el tujes reiteradamente en el ajedrez
no significa que en lo demás sea un bebé de pecho,
¿ehhhhhhh?
¡Polenta con pajaritos, si hará años que no lo pruebo,
¿eh, Coco?, bien que te gustaría! Pero ya no puedo subirme
a los árboles, y vos no sos gato, sos perro de la calle,
así que conformate con el Perri… Si el otro es Gati, éste
es Perri; como me dice Tito, focalizá.
Mirá que cruzarnos con el casi suegro de Dorita en la
plaza, que devino de repente en fotógrafo amateur, para
poder empomar a la piba… Uy, empomar, pomo, porno,
polvo… ¡Qué ganas de echarme un polvo bien porno
con el pomo y empomar a las dos juntas! ¿Te gustó, Coquito?
¡¡¡Ay, mis culitos!!!

Entrega 25 de septiembre

Tito
Primero hay que esperar que el hijo le cargue las fotos
en un CD, para que después yo pueda ir a la casa de fotografía
a seleccionar las que más convengan al objetivo
en cuestión… Da mucho trabajo esto de ser investigador
privado ad honorem, ¿y todo para qué? Para poder demostrarle
al nene, como dice el naboleti de mi amigo, que
eligió a la chica equivocada…, no, lo que es más triste,
que se conformó con la chica equivocada.
Tenés razón, Lili, porque aceptó a la hermana cuando
ella se fue. ¿Ves? Eso es algo que me da vueltas en la
cabeza. No dejo de preguntarme, una y otra vez, si se
enganchó con ella realmente, o si lo hizo para no sentir
a la otra tan lejos. Yo no lo critico, te soy sincero, porque
no tenemos todos la misma fortaleza; y aunque tengo que
admitir que tu pibe ha cambiado bastante este último
tiempo, ya no es apocado como a los trece, catorce años,
todavía le faltan, no sé…, una pizca de picardía, una dosis
de indiferencia, un toque de glamour, para alcanzar casi la
combinación perfecta del linaje Saccomanno.
Ahora bien: yo le muestro las fotos, ¿y…? Porque él
cambió, todo lo que vos quieras, pero en esencia es el
mismo, o sea, va a disculparla…, diciendo, primera posibilidad,
que con lo de recibirse se le pasó contarle, o,
segunda y última posibilidad, que como no se lleva bien
con la hermana ni se le ocurrió contarle.
Y el punto es, a mi leal saber y entender, que el pibe
no quiere darse cuenta de que ésta no se lo dijo porque
tiene un cagazo del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Martín
Yo soy increíble. Hoy estaba tan aburrido en el consultorio
(resulta que teníamos una reunión con el jefe del
servicio pero al final se suspendió, y como no se habían
dado turnos, nos quedaron dos horas libres), que me puse
a pensar en algunas cosas… Y me acordé cómo fue que
terminamos con Tito en Mar del Plata hace dos veranos.
Acepté ir unos días con él porque me reclamó que hacía
tiempo que no nos íbamos de vacaciones juntos y que en
cualquier momento me iba a negar definitivamente (¡con
veintiocho años recién cumplidos no sé cómo no me
negué cinco antes por lo menos!), y encima me terminé
enroscando con una mina que él descubrió de pedo. O
sea que el viejo me ganaba 2 a 0 en el tanteador ¡¡¡en
pleno 2009!!! Eso me pasa sólo a mí. Y porque tengo a
Tito de abuelo.
Lo que me pregunto es dónde estaría parado yo ahora
si él no la registraba… A ver (todavía me quedan diez minutos
hasta el próximo paciente). Seguro que no tendría
este soberano quilombo. Pero tampoco habría tenido la
oportunidad de conocerla. Así que aunque las vacaciones
juntos haya sido una pelotudez, resultó mejor de lo que
cualquiera de los dos haya esperado. Y aunque parecieron
mucho más que quince días (divertidos, distintos, impredecibles,
raros, intensos…, pero sobre todo inolvidables),
fueron nada más que eso: quince espectaculares días, pero
quince. OK, pero así me vas a deber tres… Sí, ando muy
cansado, ¿pero quién te haría las guardias si me voy a casa, 
Marquitos? Pronto me voy a descansar todo, no te preocupes.
Andá tranqui. A domani.


En la próxima vida pienso desquitarme. Él va a ser mi
nieto.

María
Ahora voy a estar con el culo en la mano todo el
tiempo… Cristina, me tendrías que haber hecho caso,
pero la culpa es mía, no debí aceptar; porque ahora estoy
otra vez atrapada en su telaraña, y aunque nunca fui la
ideóloga de nada, de nuevo me enredó con su discursito
sociológico, que no le sirvió de mucho en la facultad
pero sí en la vida…
Me acuerdo de que con los pibes funcionaba; en general,
no se daban cuenta del cambio. Salvo los más piolas
que se avivaban al primer beso, y se hacían los tarados
porque así hacían doblete, unas veces con una, otras veces
con otra, y todos la pasábamos rebien. Algunas fotos
todavía me hacen poner colorada. Laura siempre tuvo la
costumbre de retratar cualquier cosa, sobre todo cuando
tenía que ver con los chicos; y es cierto que algunos
enroques no estuvieron nada mal, la verdad es que me
gustaron; pero cuando ya fuimos más grandes, alrededor
de los diecisiete, y se aproximaba el tema de la cama, entonces
ya no me convenció el intercambio, en eso sí que
nunca la seguí.

La afición le viene de papá. Quizás debió haberle dado
bola a su costado artístico.

Laura
Cómo nos cagamos de risa la otra noche cuando nos
tiramos en tu cama a revisar los álbumes que vos guardás
hace mil; la vieja tuvo que gritarnos que nos dejáramos
de joder porque la secundaria ya se nos había pasado. ¡La
verdad es que yo espero que no se me pase nunca! Ni
siquiera sé cómo se dio…

Cenamos las tres juntas, cosa rarísima desde que llegué,
después te fuiste a la pieza a estudiar, creo, y yo me quedé
fumando y tomando un café con la vieja. Entonces, en
un momento me acordé de algo y fui a buscar las fotos.
Es obvio que vos no lo registraste nunca… O sí, pero no
me dijiste nada.
Por arte de magia, entre las fotos de la primaria, había
una muy especial. Estábamos todos formados en el patio,
con las maestras, la directora, la vice, algunos padres
y madres (por supuesto, nuestros viejos), y también había
una mamá un poquito separada del resto, mientras el
abanderado subía la bandera rodeado de los escoltas. Todos
estábamos muy serios. Era alguna fecha patria de las
importantes. Sería el 25 de mayo o el 9 de julio, porque
por poco estábamos disfrazados de gala. Y nosotras, como
éramos de las más bajas, formábamos primeras, así que se
ven perfecto nuestras caras. El viejo no se podía perder
retratar a las bebotas, y es literal. ¿Y quién era el abanderado…?
Tincho. ¿Y la mamá sola…? Liliana, of course.

Ahí fue cuando descubrí que esa foto había estado
siempre en el lugar equivocado.

Roque
¿Así que te dijeron que mañana están listas las fotos?
No puedo creerlo, Tito, son idénticas… Sí, ya sé que son
gemelas, pero son dos fotocopias… ¡Sí, ya entendí que
son iguales! Tito, estás muy pesado con que esta piba sí,
esta piba no, ¿cuándo la vas a terminar?, que si Martincito,
que si María, que si Laura, que si la madre, que si mi hija,
que si la tuya, que si el perro, y que si la mar en coche.
Digo yo, ¿por qué no te conformás con lo que conseguiste?
¿Acaso te aburrís tanto con la vida que te tocó?
Es cierto que la tuviste difícil cuando Delia se fue
atrás de Bigotes, como lo llamás vos, porque te tuviste
que ocupar de Lili (que, dicho sea de paso, con Luisa, mi
finada, que en paz descanse, perdoname, vieja, pero se lo
tengo que decir, te dimos una flor de manito, ¿verdad?).
Pero como sos un tipo piola, te pusiste un negocito, y el
que hizo de viajante a partir de ahí fue el rusito Furhman,
que resultó de muy buena madera, por suerte, así que lograron
vivir bien los dos, vos y él. Ya sé que después se te
complicó un poco más, en realidad mucho más, cuando
Lili murió en la ruta, con el papanatas del marido, gracias
a un camionero, seguro que amigo de Moyano y la gran
siete (que para colmo no fue preso porque el abogado
alegó un infarto cuando manejaba. ¡Mi Dios!).Y entonces
te convertiste en padre-abuelo o abuelo-padre, o más
bien abuelo-madre-padre o madre-padre-abuelo… En
fin, vaya a saberse en qué te convertiste, pero eso es otra
historia.
Y por fin te jubilaste (con comodidad, tenés que admitir),
lo que te permite vivir dignamente y aceptar sólo
una colaboración “del heredero”, una de tus frases predilectas
que me suena muy pedante. O sea que podríamos
jugar al ajedrez, tomar mate, mirar a las palomas volar, en
una palabra, disfrutar de la vida, ¿me entendés?, y no andar
preocupándonos por esto o por aquello, que Dorita
es sabia, siempre me lo dice: Papá, ya te preocupaste bastante,
dejá de preocuparte, no podés vivir preocupado, ahora disfrutá.
Por eso, Tito, ¿qué tal un partidito? Yo traigo una petaquita
que compré el otro día en los chinos, sin que mi
hija se diera cuenta, y la pasamos bomba…

Bomba, bombacha, bombita, bombón. Esperate un segundito
que primero espío a Tinelli, total, minuto más
minuto menos… ¡No, Coquito, ahora no!
Si estás apurado, meá en la rejilla del patio.

Entrega 15 de octubre

Tito
El petiso tiene razón: a pesar de que mi ex se rajó, MI
EX, que quede bien clarito, y que tuve que criar primero
a mi piba y después a su pibe, a tu pibe, no sé si me estás
escuchando, mi vida no fue tan dramática como a veces
me creo…, o quiero creerme, ya ni sé cómo es la cosa.
Porque si me asomo por la ventana, escucho la radio,
leo los diarios, o miro la tele, siempre llego a la misma
conclusión: que a mí tan mal no me fue. Sinceramente,
no puedo quejarme…

Me retracto, sí puedo, y sí quiero. Me quejo de la falta
de familia, porque me desmaridé pronto por culpa de
ella, te perdí pronto por culpa de un choborra y su boga
corrupto (¡propio de la Argentina!), y ahora, como remate,
tengo que perder otra vez, pero por culpa de mi
propio nieto… Porque sería muy fácil echarle la culpa a
ella, pero el que decidió irse fue él, no se ganó María la
beca, ella va sólo de acompañante, es él el que me deja…
Parece un tango, al final, pero qué querés que le haga, ¡me
jode, y mucho…!
Porque sin comerla ni beberla, me entero de que quiere
vender e irse. ¡A lo cual tiene todo el derecho del
mundo! Pero que tenga derecho no significa que lo haga
como le parezca. Porque me lo contó casi a punto de subirse
al avión. Vos pensá que cuando se concursa para una
beca en el extranjero, uno no se inscribe hoy, recibe los
exámenes mañana, pasado manda las respuestas, y dos días
después lo aceptan. Es un proceso lento y encarajinado,
particularmente para los sudacas, a los que no nos tienen
muy bien conceptuados, moralmente hablando, ¿o me
equivoco…?

No pienso cobrarle a tu hijo lo que me pasó a mí, pero
voy a evitar a toda costa que se ensarte. Así, de paso, una
vez también gano yo.

Martín
Estoy a punto de cruzarme con Laura y necesito hacerle
un millón de preguntas… Por qué se fue, por qué
no me escribió nunca, por qué me insistió para que saliera
con María, por qué elegí Madrid, por qué me despierto
desesperado por verla… Eso es lo que me aterra, que
no tengo término medio; hasta hace unos días “yo vivía
en el bosque muy contento, laralaralaralaralaralaaaaaaaa,
pero un día volvió Laura con su sexo, y María ya no pudo
descansaaaaaaaaaaaaaaaaaaaar”… No sé si Moris estaría
muy de acuerdo con mis variaciones.
Para colmo, Altamirano me está pidiendo que defina
cuándo viajo y no sé qué decirle. El jefe del servicio en
el hospi está al tanto de mi movida, así que eso lo tengo
cocinado, y el tema de Pinamar está medio verde todavía,
pero lo que está realmente verde es mi relación de
pareja, porque la costa, qué sé yo, le hago un poder a Tito
y listo, pero lo otro…, el único que puede resolverlo soy
yo. Y no sé por dónde encararlo. No sé si debería hablar
con María y plantearle lo que me pasa, o llamar a Laura
y proponerle que nos encontremos, incluso verme con
las dos (¡por separado, obvio…!); hasta podría conversarlo
con Tito… No, eso sí que no, es darle pasto a las fieras,
la oportunidad justa para que me hable de las bondades
del viaje de Lala, y eso sería una traición a María, casi
como una puñalada por la espalda, porque el viejo la haría
desaparecer si pudiera…

¡Qué bueno sería fruncir la nariz como Hechizada!

María
Estos malditos finales y la beca del Bolsón me tienen
repodrida. ¡No logro concentrarme! Para colmo, en la
guardia me distraigo tanto…
El otro día llegó una mujer llena de moretones y con
una herida en el brazo, pobre. Resulta que un vecino tiene
un puma, que anda suelto entre los ovejeros alemanes.
La vieja pasaba por la vereda y el animal estiró la pata
jugando, es un cachorro, y tuvo tanta mala suerte que la
agarró justo del hombro. La otra se pegó un susto terrible,
y tironeó, no se desmayó de casualidad, y como forcejeó
con el animal se lastimó toda.
Cuando vino a la guardia, yo estaba pensando en cualquiera,
y después de hacerle las curaciones, casi la ahogo
con el calmante que le di. En ese momento llegó la jefa y
salí corriendo (ya se había terminado mi turno), porque
sabía que me iba a tener que aguantar un sermón de esos
que duran cuarenta y cinco minutos mínimo.
Yo creo que lo hace para desquitarse, seguro que cuando
era enfermera como yo, la deben haber sermoneado
más de una vez, porque es una soberbia asquerosa que se
piensa que se las sabe todas. Siempre está dando clase de
algo: si no pusiste mal una inyección, entonces el catéter
estaba del lado equivocado; si la comida no era la de otro
paciente, entonces la hidratación no fue la correcta; si el
sedante estuvo bien administrado, entonces te olvidaste
de poner la chata… No hay forma, con ella nunca te salvás,
si no te mandaste una cagada, te la inventa…
Pero lo mejor me había pasado antes. Mientras estudiaba
en el comedor del hospital, volqué el café arriba
del pasaporte. Una boluda que atiende ahí tropezó con la
pata de la mesa y tiró todo lo que llevaba en la bandeja.
Definitivamente, este no es mi año.

Laura
Ay, Jordi, dejá de llamarme, si no atiendo, es porque
no quiero, ¿no te das cuenta? Qué rico que está el café,
en Madrid no lo hacen así, es bueno pero acá tiene otro
sabor, otro aroma… Ay, pensé que era Tincho. ¡Qué loco,
me puse nerviosa, ¿me reconocerá?! ¡¡Soy una enferma,
cómo no va a reconocerme si pasaron apenas dos años!!
Me escucho y no me creo, soy la gemela de la novia, somos
cual dos gotas de agua, ¿y podría no reconocerme?
La verdad, mejor sería que no me reconociera, porque
va a pensar que se encamó con una deficiente mental,
con perdón de los discapacitados, que ellos no tienen la
culpa de mi pire, por lo visto bastante pronunciado…
No, ése tampoco es, por suerte no le avisé y me vine
igual, por si me arrepentía… No sabía que esta zona se
había enquilombado tanto, entre los autos, los colectivos,
los cartoneros, ya casi no hay lugar para pasar…
Uy, me escondo abajo de la mesa, creo que es ése, ah,
no, parece que no, se va caminando; paró otra vez, se le
cayó algo, no, vio algo en el piso, ¡pero que estúpido,
parece que la mamá no le enseñó que no junte cosas del
piso, jajaja! ¡¡Qué nervios, la puta madre…!!

Me vio. Ahora sí no puedo rajarme.

Roque
Por culpa de estas chicas resulta que me olvidé de
las “otras” chicas. Y yo no me olvidaba nunca de ellas,
pobrecitas, me deben de estar extrañando, a mí, su fiel
espectador, ¡callate, perro estúpido; cómo voyeurista, que
te recontra, te voy a envenenar la comida, ya vas a ver…!
¡Ay, no, qué dije, disculpame, Coco, mi Coquito del alma!
Que si te me morís, ahí sí que me quedo solo. Como un
perro…
¿Pero vos qué problema tenés? No sos como los humanos,
podés estar solo, vivir solo, en cambio nosotros no; sufrimos
si estamos solos, pero ustedes es distinto, no tienen
alma, no tienen espíritu, no tienen inteligencia, no tienen
nada, podría decirse, si son todos unos cuadrúpedos.
¡Mirá Coco, Dora me quiere, no me mires con esa cara
de lástima, porque ella no piensa que soy un cuadrúpedo
sin intelecto, no me usa, le hago favores porque soy su
papá y ella no puede, es una chica muy ocupada, ¿sabés?!
Una chica que trabaja mucho, dale que te dale en el negocio,
lavando cabezas, peinando rulos, haciendo permanentes,
sacando callos, pintando uñas, arrancando pelos
asquerosos de acá y de allá… Pero vos no tenés ni idea de
qué te hablo, así que comete el balanceado mientras miro
qué culitos nos visitan hoy.
¡¡¡Será posible, otra vez me enganchó la bruja, y la
rep… que lo rep…!!!

Entrega 25 de octubre

Tito
Ya está. Como Martín tiene guardia, aproveché para
“plantar” las fotografías de mi fotógrafo amateur contratado
ad hoc. ¡Qué nivel, soy una fiera, me tendría que haber
dedicado a escribir, o a ser periodista al menos…! Espero
que mi intervención desinteresada (eso es lo que tengo
que venderle, porque si no…) no me cree un disgusto
con el pibe, porque si lo pienso un poco, me puede salir
con que soy un viejo metiche, y no se lo voy a permitir,
porque si llegó hasta acá, no fue por generación espontánea…
Es cierto que siempre le revisé los cuadernos, las cartucheras,
las mochilas, los bolsillos, los cajones, las cajas, los
sobres, el placard…, ¡pero siempre fue en legítima defensa!
De él. Para que no tuviera que arrepentirse después.
O sea, para que pudiera reencausar el rumbo si lo venía
chingando duro y parejo. Porque, ¿para qué estamos los
abuelos, si no…? Sí, más bien para malcriarlos, pero mi
caso fue muy distinto al de los demás; porque aunque a
más de un veterano como yo le haya tocado la figurita
difícil de criar a los nietos, no es lo común… Y bue, uno
hace lo que puede, y a mí me nació revisar, para no tener
que curar, porque siempre es mejor prevenir, ¿eh, Lili…?
¿Qué, no estás de acuerdo…?

Lo único que me falta es que, en lugar de verlo como
una colaboración, lo vea como una intromisión de mi
parte (porque parece que de la otra parte hay un amor
demasiado egoísta), en cuyo caso voy a tener que replantearme
muy seriamente mi rol como abuelo-madre-padre
(o madre-padre-abuelo, expresiones ambas acuñadas por
el petiso), que he venido desempeñando estos últimos
veintiún años, según el licenciado Roque Huidobro, con
máster en Relaciones Familiares, y máster en Paternidad
Moderna Ejemplar. ¡Salute!


¿Quizás investigador privado?

Martín
No puedo creerlo. La miro y siento como si estuviéramos
en la Boston, a punto de que se me caiga la medialuna
otra vez… (De pronto me acordé de El día de la
marmota, con Bill Murray, que se le repite todo un día atrás
de otro… Eso de asociar lo debo de haber heredado de
Roque, que es un fanático del cine. Y Saccomanno me
quiere hacer creer que no le debo nada, que es simplemente
un buen vecino. ¿¿Buen vecino?? Fuimos como
mil veces a Mar del Plata al hotel de su gremio, y otras mil
a Pinamar, siempre con Luisita y Dora, obvio; y encima
juegan al ajedrez dos o tres veces por semana hace también
como mil años, este viejo es increíble).
La escucho y es la misma Lala que se ríe de cualquier
cosa, haciendo mucho ruido, con la boca bien abierta;
que señala sin importarle que la miren, mientras revolea
un pie descalzo, con la pierna colgando de la silla, y los
ojos brillando enormes. La misma pero distinta; porque
pasaron dos años en los que no supimos nada. Hicimos
cosas, pensamos cosas, sentimos cosas que no tenemos ni
idea, pero parece que ayer nos vimos por última vez, y
que estamos a punto de contarnos las últimas veinticuatro
horas y no los últimos veinticuatro meses. Pero esta
vez estamos tomando cerveza y no café con leche… Y
aunque jugamos a que el tiempo no pasó, no es cierto.
Porque existen una María y un Jordi, porque vivimos a
14.000 kilómetros de distancia, y porque estoy planificando
un futuro con la hermana…
No sé muy bien qué decís, y no me importa demasiado,
lo que quiero en este momento es mirarte. Salimos
apenas quince días y en este minuto siento que sos la
mujer de mi vida, Laura.

María
¡Sí, aprobé! Así que si me va bien con la última materia,
diploma de la Cruz Roja. Y después, salto con garrocha
al Bolsón, que se vayan todos a la m…
Tu viaje me jodió la vida, Lala. Por algo tardé en decirle...
¡Por como sos! No digo que hayas venido a sacármelo,
que hayas venido a que te devuelva el puesto, pero
antes dudaba si irme al Bolsón, porque sabía que Martín
no iba a querer venir. Y yo estaba muy enamorada de él,
¿sabés?, y quería acompañarlo, aunque también me tiraba
lo de la solidaridad, como en la escuela. Vos me conocés y
sabés que no miento. Pero desde que estás acá, no sé, me
enfrié… (En realidad, desde que empezó a sospechar que
viajabas, porque ya ahí él se alejó.) Me la paso pensando si
se vieron, si pasó algo, si sueña con vos, y así no me interesa,
así no tiene sentido… En la guardia hago cagadas, cuando
tengo que estudiar, no me concentro, todo mal…
Además, la beca es buena guita, y no es para cualquiera.
Porque no todos quieren ir a un lugar así... Bueno,
para una mina como vos, seguro que no es. Si en Mar del
Plata te bajoneaste, aquella vez que fuiste en invierno y
te tuviste que volver, en El Bolsón tendrías que llamar al
SAME para que te hagan resucitación, jajaja… No sé de
qué me río yo… Será para no llorar… Pero para Martín
tampoco es. Y ese es el punto. Porque aunque él no quiera
ir, yo me voy igual, ¿entendés? Lo que significa que mi
amor disminuyó, o que nunca fue demasiado grande…
O que yo cambié. No sé.
Pero hay algo que no voy a perdonarte. Jamás. Cuando
te fuiste, me dijiste bien clarito:
Fue un fato nada más, me gustó pero ya fue, en cambio vos
tenés futuro con él, los dos son tranqui, onda familieros… Con
Tincho no lo hablamos, pero uno puede conocer a alguien en
quince días, y él es supertransparente. Seguro que es el prototipo
de papá-mamá-nenes.
Te aseguro que no buscaba marido, pero no tenía pensado
quedarme sin novio.
Y menos otra vez por tu culpa.

Laura
Lo tengo enfrente y me lo voltearía, pero me da cosita,
raro en mí, porque me volteé a varios sin pensar en si tenían
novia, esposa, hijos; incluso me volteé a un abuelito
que estaba para darle, jajaja. Pero me agarran escrúpulos.
¿Escrúpulos…? Bueno, la verdad es que ahora es el novio
de mi hermana, aunque no estén demasiado bien que
digamos. ¡Qué le vas a hacer, Malala, la vieja es una boca
floja y también me lo contó! Sí, algo así como escrúpulos
me agarran… No es que me vaya a persignar cada vez
que lo vea a partir de ahora (porque me imagino que
con la cuestión de que se van a Madrid nos veremos medio
seguido…, o nos cruzaremos por lo menos), pero un
poco de respeto le voy a tener… ¡Voy a tener que tenerle
más bien, jajaja!

Qué cosa, ¿no?, es la primera vez que me preocupa
lo que pueda pensar mi hermana. Convengamos: en un
punto tiene razón aquella, ya no estamos en la secundaria,
pero, supongamos, ¿no?, si me besa él, ¿le contesto el chupón
o me hago la ofendida…? El problema es que está
más lindo que antes, y más hombre, con el pelo largo, los
ojos pícaros, la boca sensual… Además parece que se está
dejando la barba… No me va a resultar nada fácil… Voy
a tener que hacer un esfuerzo, grande, muy grande…

¡¡El puto celular!! No, Jordi, no pienso atenderte; seguí
contándome lo que quieras, no pienso enterarme de
nada salvo de lo que vos quieras contarme… Te miro y
no entiendo por qué me fui tan apurada, te juro que no
me entiendo; por qué insistí con lo de la Real Academia,
por qué no te escribí ni una vez, por qué tantas cosas. Así
que ya que demoré dos años en volver, voy a sacarme
todas las dudas.
Así cuando me vaya, esta vez sé bien por qué.

Roque
¡Si esta mocosa se cree que puede mandarme dos veces
a dormir sin postre, está muy equivocada, no se lo voy
a permitir, no, señor, no y no, la casa es mía, y acá mando
yo hasta el día que me muera! ¿Me escuchaste bien, vos…?
¡Hasta el día que esté horizontal bajo tierra mando yo! ¡Sí, a vos
te hablo, no va a ser al perro!

Bueno, al perro también le hablo, pero eso es cosa
mía… No, señor, no y no, la mamá se murió bien muerta
(perdoname, Luisita), así que yo heredé la mitad, o sea, la
mitad de ella, que vendría a ser la mitad de la mitad, o
sea que a Dora le toca la otra mitad de la mitad; lo tengo
recontra reclarísimo, porque el abogado me lo explicó
requetebien.
Así que mi mitad es mucho más grande que su mitad,
y no me vengas con Matemática a mí, perro traidor,
que me la llevé como cuarenta veces, así que de tanto
estudiarla, me la sé mejor que el Premio Nobel de Química…
Y como me vuelvas a corregir, vas a andar cantando
por ahí yo soy la morocha

Entrega 5 de noviembre

Tito
¡No te conté, Lili! Llamó Laura, sí, la hermana de María,
la que conocimos en Mardel, ¿te acordás?, claro, cómo
no te vas a acordar si es casi de lo único que te hablo
últimamente, bueno, me saludó como si nos hubiéramos
visto la semana pasada… ¡Qué digo! Como si nos hubiéramos
visto ayer mismo, eso. ¡Y no sabés lo contento que
me puso! Antes de que empieces: ya analizamos muchas
veces los pro y los contra de cada una y siempre llegamos
a la misma conclusión: que a vos te gusta María y a mí me
gusta Laura. Así que no le demos más vueltas al asunto.
Como te contaba, la piba como si nos hubiéramos
visto ayer y fuera ella la novia de Martín, eso sí que está
bueno. Que Tito de acá, que Tito de allá, que Tito cómo
anda, ¡una genia, la piba ésta! Está a años de luz de la hermana,
no me digas, la otra por poco me pide permiso para
tomar agua de la canilla, no puede ser tan “pelotaris”…
¡Uy, “pelotaris”, otra palabreja acuñada por un servidor
que hacía tiempo no retumbaba en mis refinados oídos!
Che, esto de comunicarse con un espíritu tiene sus beneficios,
porque resulta que las diferencias las manejo a
mi antojo; cuando tengo ganas, te hago caso, y cuando no
quiero, no, aunque tengas toda la razón del mundo, y encima,
si no se me canta, no te hablo y chau, porque es como
si no estuvieras, que, en rigor de verdad, Lilita querida, no
estás lo que se dice estar estar, estás de mentirita, más bien,
pero no te me chives; como dice tu cantautor predilecto,
nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio…
¡Me acuerdo de aquella vez que nos peleamos, pero de
verdad verdadera, en la que te pusiste como loca porque
te tiré no sé qué cosa y no me hablaste como por un
mes…! Sí, sí, un mes o veintinueve días, no me vengas
con tus sutilezas de menos dos minutos o más tres horas,
porque conmigo eso no va. ¡Exactamente, te tiré unas remeras
rotosas y asquerosas que eran de un noviecito harapiento,
y que todavía conservabas cuando andabas con el
Palmiro ese! Siempre de los siempres lo llamé así, porque
el nombre nunca me fue. ¡¡Y ya sé que era tu marido y el
padre de mi nieto, ¿cómo podría olvidarme con semejante
carga?!! ¡¡¡Perpetuo Lentijo se llamaba!!! No cabe duda
de que hay padres muy pero muy hijos de puta.
Volviendo al tema…, llamó para preguntar dónde podía
encontrar a Martín.
Y, por supuesto…, yo le dije.

Martín
Qué bueno que vino, si no hubiera tenido que buscar
una excusa para verla… Nos hablamos todo. Mientras estábamos
juntos, parecía que se había congelado la imagen,
como en las películas. El tiempo no pasaba, existíamos
nada más que nosotros dos en el mundo; no había nadie
que pudiera romper ese momento mágico… Y de pronto
sacó de la mochila (esa mochila que yo le llevaba del
hotel a la playa y de la playa al hotel todos los días) una
foto… Una foto vieja, un poco descolorida, no demasiado
encuadrada, porque el viejo se las daba de fotógrafo
profesional pero era un improvisado, se creía un artista y
era un gil (yo repito las palabras de la hija, porque no lo
conocí). No podía creer lo que estaba viendo, estábamos
todos: ellas dos, los viejos, mi vieja, yo… Un regalo que
no me esperaba, porque me dijo que era mía, y yo dudé
un momento antes de agarrarla, pero después acepté…
Tengo muy pocas fotos con mamá, así, de más grande, la
mayoría son de cuando era bebé…

Y entonces ahí me puse a pensar en cómo son las
cosas… Porque María será superdetallista, responsable,
solidaria, compañera, y qué sé cuántas cosas más, pero
jamás me habló de esta foto… Y entonces llego a la conclusión
de que no es tan detallista y solidaria como todos
creemos, o (y “eso” sí que me mata) sus celos son inmanejables…
Porque de sólo pensar que ya de chicos nos
conocíamos se ve que se le retuercen las tripas. Porque
eso es lo que pienso: que la tipa sabe perfectamente bien
que en esta foto estamos los tres, y no se banca el hecho
de que Laura y yo podamos haber compartido las mismas
baldosas hace veinte años… Esta chica está muy enferma…
Pero realmente.

Entre paréntesis: tengo que ver en qué anda el escribano.

María
¿Ves por qué tengo que irme al sur…? El maldito celular
no lo atiende, Tito no sabe a qué hora vuelve, la otra
se rajó a no sé dónde, encima no encuentro los apuntes
de la última materia, me duele la cabeza, discutí con la
jefa por lo de la mina en la guardia, la paraguaya me destiñó
mi mejor remera, me quedé sin internet por pagar
fuera de término, me robaron el MP3 en el subte, voy a
tener que hacerme lentes nuevos porque veo mal…
Para colmo, a mi vieja le agarró el viejazo violento.
Resulta que enviudó hace casi dos años, y no lo supera, lo
que podría ser lógico… Ojo, dije podría. Porque mi viejo
la engañó durante todos los años que estuvieron juntos
(Laura diría la recagó, que sería más realista…) Bue, la cosa
es que se puso a lamentar su soledad. Y yo, la verdad, casi
me le río en la cara, porque si me pongo a pensar, sola
estuvo siempre… Papá, con la excusa de superarse laboralmente,
siempre hacía una apuesta diferente (sic), y nunca
estaba en casa, o casi, que vendría a ser lo mismo. ¡Y la
dolobu siempre se lo creyó…! Porque siempre le creyó
que estaba trabajando. Decí que al principio no había
celulares como ahora, porque hasta ella lo hubiera enganchado,
a pesar de lo ingenua que es. ¡Siempre andaba de
viaje con alguna minita, pero nunca la minita era ella…!
No sé por qué me amargo si, al final, fueron tal para cual.
Creo que cada uno tiene lo que se merece en esta vida, y
ellos fueron el hambre y las ganas de comer.
¡Gracias, ma, no sabés lo bien que me viene esta meriendita!

Por la cara, parece que lo de la soledad va en serio.

Laura
Con esto de que llega fin de año, todos hacen balance.
¡Qué puta manía, será posible! No termino de entender
si lo que quieren es mejorar la puntería o decidir si se suicidan,
jajaja… Yo no pienso suicidarme, y tampoco voy
a mejorar mi puntería, si yo estoy bien como estoy… A
ver, para seguirle el jueguito a la dolobu que conduce el
programa este de “merda”… ¿Mi balance? Muy bueno.
En Madrid, la paso genial, Jordi me da todos los gustos y
yo hago lo que me pinta, a veces rompe un poco pero se
banca… Lo que pasa es que yo quiero que desaparezca
del planeta y listo, pero eso es imposible, jajaja. Bueno,
tampoco para tanto, es bueno el flaco, la cosa es que me
lleva casi veinte años, y cuando lo miro en el espejo, me
siento la hija. Entre que parezco más chica y él tiene esa
cara de arpillera por haber pescado tanto tiempo, cualquiera
diría que ando con mi abuelo, jajaja…
¿Y el otro balance…? Con Tincho nos reímos, no les
dimos bola a los celulares (María y Jordi se deben haber
emputecido), tomamos varias birras, con unas aceitunas
negras deliciosas, después nos fuimos a caminar un rato,
y como ya había oscurecido, me prendí un porrito y le
convidé. El tipo casi se lo fuma todo, se enganchó de
una manera impresionante, le encantó, hasta me pidió
uno para fumarlo solo más tarde… Pobre, se nota que
no la está pasando tan bien como me quiso hacer creer.
Cuando habló de Malala, no lo vi para nada contento…
Lo que pasa es que estos dos años pensé que lo nuestro
(¿¿no será mucho??) era asunto terminado, pero ahora no
sé… En una de esas queremos echarnos un polvo y nada
más (¡fifábamos como los dioses del Olimpo…!). Aunque
desde que llegué no dejo de pensar en él, ¡hasta me puse a
buscar mi diario, y eso que hace mil que no escribo…!

A este viaje lo voy a exprimir, porque no me quiero
cagar la vida con ninguno de los dos. Y encima tengo
pendiente qué carajo hacer con el estudio. Si sigo así, voy
a terminar en un call center repitiendo, como una zombi:
Buenos días, ¿en qué puedo ayudarlo…?

¡¡¡Horror!!! Ni loca, antes aterrizo en la zona roja de
Palermo.

Roque
¿Qué habrá pasado con la “operación ultrasecreta” de
Tito? ¿Martín habrá visto las fotos y habrá corrido a abrazarla…?
¿O la habrá abrazado antes de ver las fotos…? A
Laura, Coquito, despabilate, ése era el punto: que el nene
volviera con la piba anterior, porque ésta es medio gansa
y la otra, faaaaaaa, es una especie de tsunami según dice
Tito (yo ni idea porque no llegué a conocerla, sólo sé lo
que me cuenta él, pero parece que son el día y la noche,
no el sol de noche, que es otra cosa…).
Ahora, digo yo, ¿no?, si son tan pero tan distintas de
personalidad, ¿por qué sorongo agarró viaje con esta chitrula,
ehhhhh? Porque, no vas a comparar, ¿qué tienen
que ver el sol y la luna, además de que están los dos en el
cielo? ¡En nada, eso, no tienen nada que ver! Uno alumbra
y la otra, qué sé yo, está de adorno… Así que si Martincito
aceptó el cambiazo es porque es medio bolastraca,
¡cómo podés conformarte con una paparula semejante
cuando tenés a Marylin Monroe, mezclada con Nicole
Kidman, Penélope Cruz, Glenn Close (no, es muy narigona),
Ava Gardner, Meryl Streep (no, la Thatcher no
me gusta), Rita Hayworth, Whitney Houston (no, era un
poco oscurita), Jennifer López y Sally Field (no, me calienta
pero es un corcho)!… Francamente, el nieto de
éste es recontra retarúpido.
¡Hola, Titín, qué sorpresa, ¿todo bien…?! Digo, porque tenés
una cara…

Entrega 16 de noviembre

Tito
No entiendo, petiso, ayer dejé las fotos y nada. Las
tiene que haber visto porque el sobre lo dejé sobre la pila
de libros, y hoy no están los mismos. A ver… Faltaba el
rojo y había uno marrón, nuevo… No, ése no es un libro,
me parece que es un catálogo de un museo. El lomo es
brilloso, tiene letras doradas muy llamativas... Eso ya lo
vi antes, pero dónde, me cacho… En el diario no me
suena, en la tele, tampoco… No, ya sé, me parece que se
lo vi a Bety, a ella le gustan los cuadros; me contó que a
veces va a alguna muestra de pintura con una compañera
del hospital para alimentar el espíritu (¡cómo me gusta la
morocha esa, es un camión!, pensar que la conocí cuando
me internaron por el infarto; ella me controlaba a la madrugada,
y como yo me hacía el dormido, se acomodaba
el uniforme, ¡tenía una cara de cansada…!).
¡¡Ahí está, fue al Palais de Glace, hace como un mes,
a la muestra de Salvador Dalí!! Que yo sepa, el doctorcito
no se dedica a las bellas artes, y la María esa menos,
pero creo haber escuchado en la Boston, hace dos años,
que la pintura era una de sus asignaturas pendientes, que
competía cabeza a cabeza con la filosofía, ambas sin salida
laboral en este país, motivo por el cual no pasarían de ser
una mera afición para ella.

Petiso, en los próximos capítulos descubriremos si la
suerte está echada.
¿Un partidito de ajedrez?

Martín
Este Tito es de lo peor, voy a tener que hablar con él
porque no me gusta que ande espiando, pero ya sé por
dónde viene la cosa… Lo que pasa es que a Lala la querés
o la odiás; sé de más de uno que no se la bancaba. No es
fácil seguirle el paso, siempre anda a 380, ningún 220. Es
una mina que te lleva puesto si no estás atento… Pero el
que le dio motivos al viejo fui yo, porque pasé de una catarata
a un estanque de agua, y la comparación es tal cual.
Por supuesto que lo importante es lo que yo siento, lo
que yo quiero, pero igual, Tito no debe entender nada…
Nadie podría, la verdad. ¿Meterme con la gemela, que no
tenía un pomo que ver, así como si nada, y engancharme
con las dos? Ni siquiera yo me la creo…


No sé por qué, de pronto, me acordé de mis viejos,
que me hicieron mucha falta… Porque mi abuelo hizo
todo por mí, pero nunca se sentó a hablar conmigo como
yo hubiera necesitado… Cuando tenía dieciocho años
todavía no había debutado, y todos mis compañeros hacía
rato que sí, por lo menos un año seguro. Y un día Tito
me enganchó haciéndome la paja en el baño, yo estaba
con la luz apagada después de volver del boliche, el tipo
se había levantado a mear y ahí estaba yo, en mi mejor
momento… Yo quise morirme, y creo que él también.
Tragó saliva, apagó la luz y salió. Escuché que cerraba la
puerta de su dormitorio y prendía el televisor. Por supuesto,
yo la tenía muerta a esa altura. Durante tres días
no nos hablamos, como si me hubiera encontrado asesinando
a alguien, o algo parecido. Y unos días después me
pasó un papelito por abajo de la puerta, era de un burdel,
¡qué pedazo de bestia, ¿así pretendía que aprendiera a
ponerla…?!
Por suerte, con todos los defectos que tiene, Roque
actuó de otra manera. El sábado siguiente me pidió que
lo acompañara a buscar algo. Pero fue una mentira piadosa.
(Evidentemente, el otro se lo había contado.) Fuimos
a un cine porno y yo me quedé petrificado en la vereda,
porque pensé que me quería voltear. ¡Qué cara que puso!
Empezó a cagarse de risa y me dijo: Si serás bolastraca, lo
que quiero es ayudarte porque tu abuelo es un viejo naboleti. Y
como tu papá ya no está, alguien te tiene que enseñar, ¿no…?
¡Y terminamos haciéndonos la paja los dos en el cine,
jajaja!

María
¡Ahí viene otra vez la jefa y yo tengo que leer un
montón…! Zafé, me miró con cara de lástima y siguió
de largo; yo soy medio pelotuda, debí haberme pedido
el día, porque al final termino quedando como el tujes,
además de que la cagada que me mandé en la guardia el
otro día no me la van a perdonar. ¿Cuántas veces me dijo
Martín que aprovechara los beneficios de trabajar en un
hospital público? Mirá que en España no va a ser así; yo hice
algunas suplencias en lugares privados de acá y el nivel de exigencia
es otro, no podés faltar así nomás, ni siquiera llegar tarde,
así que allá seguro que es mucho peor todavía, ¿por qué no lo
escuché…?
Encima, lo de Cristinita va en aumento. Anda teniendo
pesadillas porque mi hermana se vuelve pronto para
allá y yo también me voy… (Aunque todavía no sabe las
novedades, pero ese es otro tema.) ¡¡Y ahí sí que se va a
quedar sola!! Porque su mejor amiga se fue a vivir a Australia
el año pasado, la cuñada se enojó con ella la última
vez que discutió con papá (¿¿si nunca le llevó la contra en
nada…??), las amigotas del gimnasio se mudaron a Pilar
hace tres meses (una pareja de lesbianas, ¡qué moderna!,
en otra época se hubiera ido caminando a Luján para
erradicar la homosexualidad del planeta…), y creo que
ahí se terminaron todos sus contactos.

María Benítez, a guardia, por favor. Repito. María Benítez,
a guardia, por favor. ¡Sglup! Sí, sí, jefa, ya sé que vine a trabajar,
está bien, ya voy.
Diosito, dame paciencia…

Laura
Querido Diario: Hace tiempo que no escribo pero de golpe
necesito hacerlo. No sé qué me está pasando. No sé por qué
guardé la foto que nos sacamos con Tincho en la rambla, al lado
de los lobos marinos, ni por qué tengo ganas de estar con él… O
sí. Con Jordi las cosas no andan demasiado bien, me cela todo
el tiempo y casi no me deja viajar a Baires para las Fiestas. ¡Me
tiene harta! En realidad, es una forma de decir, a mí me mando
yo sola.
No pude contarte que mi viejo se murió seis meses después de
que llegué a Madrid, me enteré por el diario. (No pude contarte
porque me olvidé de agarrarte… Como para trabajarlo en terapia,
¿no?) Pensé en venir para el entierro pero Cristina, siempre
tan comprensiva, me dijo que no tenía demasiado sentido. Y le
di la razón. Cosa rara en mi vieja, que siempre se arrastró por
él y le disculpó todo; creí que se iba a poner como loca y me
iba a presionar, y en ese momento hubiera tenido que hacerle
caso, porque era la que me largaba los dólares. Ahora es Jordi,
ella colabora nomás… (suena medio mal que a los 27 años me
estén esponsoreando todo, ¡no tengo guita propia ni para las tangas…!).
Y la verdad es que lo mandaría al demonio, pero además
de mantenerme, hace tan bien el amor...
Por eso fui a buscar a Tincho al hospital, porque no puedo
olvidarme de él, la pasábamos bárbaro en todo, todo el tiempo…

Es la primera vez que no uso el verbo “coger”…

Roque
¡Sí, me muero por jugar, cómo no te voy a aceptar si lo
estuve esperando toda la semana, ¿no, Coquito?! ¿Cuántas
veces te dije: Qué raro que Tito no venga a buscarme para
seguir con el campeonato latinoamericano barrial de Villa Ortúzar?
Dale, contale a Titín… ¡No, cómo me decís eso, no
te estoy chupando las medias, Tito, es verdad, vos sabés
que me encanta jugar con vos…!
No, no me encanta perder con vos, me encanta “jugar”
con vos, que es bien distinto; lo que pasa es que vos jugás
mucho mejor que yo, y como jugamos seguido, yo pierdo
seguido, si yo entrenara mucho más, seguramente perdería
mucho menos, ¿no?, pero como sólo entreno con vos,
pierdo con vos, ése es el punto. Me tendría que buscar
uno más a mi altura para practicar, así estoy en estado
cuando nos enfrentamos. ¡Y en este rincón, Alberto Saccomanno,
peso pesado del Club Argentino de Ajedrez, y en este
otro rincón, Roque Huidobro, aprendiz de peso gallo del Club
Social y Deportivo Démosle p’Adelante, ¿te gustó? Parezco
Ulises Barrera, pobrecito, tenía setenta primaveras nada
más, che… Bueno, ochenta, ¿qué son a nuestra edad tres
o cuatro añitos más o menos…? Sí, tenés razón, marcan
la diferencia entre ser fiambre y estar vivito y coleando.
Bueno, entonces mejor trato de parecerme a Osvaldo
Príncipi, que a ése sí que todavía le falta un tiempito para
visitar a los gusanitos de abajo.
Como te decía, no es tan fácil conseguir un oponente
digno en la actualidad, porque la gente no tiene demasiada
paciencia, y entonces hay que conformarse con lo
que hay…
Pero, che, andás medio susceptible hoy, no digo que
yo me conformo con vos, sino que como no hay gente
paciente, “entonces” me tengo que conformar con jugar
con vos, nada más, o sea, con perder, porque no puedo
entrenarme, ¿entendés…? ¡Yo no dije que tenés un problema
de comprensión, simplemente quise ver si me habías
sintonizado…! ¡¡No te dije viejo pelele, Titín, ¿¿qué
te pasa…??!!
¿¿¿Sabés qué??? ¡¡¡Me cansaste Saccomanno, no juego
nada y me voy a pasear al perro!!! ¡¡¡Sí, a vos, perro pelotudo,
¿¿¿o cuántos perros tengo???!!!

Entrega 23 de noviembre

Tito
Yo también me cansé. Estoy demasiado pendiente de
este pibe, del viejo choto de mi amigo, de las gemelas
hijas de una gran siete…; me tengo que ocupar un poco
más de mí, el problema es que no tengo muy en claro de
qué parte de mí debería ocuparme primero…
Sí, hace rato que no voy a ver a Perdriel, sos fenómena
como apuntadora, los análisis me van a dar pal’
caracú, ¿no?, debe hacer como tres años que no voy…
¡No, cómo siete, dejate de pavadas, sos una exagerada! Me
equivoqué, a vos no tengo que darte pelota. Sigamos…
Entonces tengo que ir al clínico porque hace un tiempo
que no me controlo el colesterol…, está bien, y lo demás
tampoco, tengo que ir al oculista porque estos anteojos ya
no me convencen, el otro día quería leer la letra chica del
contrato del celular y eran todas patas de mosca…
¡Sí, me compré un celu, ¿viste qué moderno es tu padre…?!
Y, para comunicarme con mis contactos (ja, tomá
pa’vo, como dice el que imita a Moyano, que es un genio),
¿dónde me quedé…? En el oculista, y de paso voy
a ir al dentista porque me molesta una muela, no, como
cuatro, ¡sí, cuatro, ¿algún problema?!, peor sería que ya no
me duela nada, porque sería tumba entonces…
¡¡Si seré bestia, Lilita, soy un animal, perdón, hija, mil
veces perdón!!

Martín
Voy a organizar un poco mi cabeza para poder organizar
un poco mi vida. Mientras esté acá, en Buenos Aires
(si no lo digo así, con nombre y apellido, parece que no
me queda claro), tengo como prioridad darle bola al laburo,
con o sin guardias extras (creo, Nevares, que vas a
tener que comprarte un andador, papi, porque a mí no
me da más el cuero…). Y después, bien después, viene
todo lo demás. Porque si no, Zúñiga lo va a llamar a Altamirano,
y chau beca, por más que ya está otorgada, así
que loco, dejate de romper las pelotas un poquito (y eso
va para mí).
Porque está todo muy lindo con Lala, todo precioso,
me acuerdo de ciertas cosas y se me para, no voy a engañarme,
pero ella no se va a encamar con mi jefe para
evitar que me peguen un boleo en el orto; porque aunque
haya sido rapidita cuando estaba en el colegio (según
la versión de María…, en realidad, Laura nunca lo negó),
y le meta los cuernos a Jordi porque el otro todavía no
descubrió la forma de manejarla, porque si no la que te
maneja es ella (y lo sé por experiencia propia), hoy no
se acuesta con cualquiera, como cree la hermana… No
digo que se haya vuelto una monja, eso en ella es impensable,
ni siquiera es más formalita, sigue a años de luz de
la otra, pero el tiempo nos pasa a todos, y el otro día la
vi más tranquila que en Mardel… Lo que es bueno, porque
no se puede estar siempre arriba de la montaña rusa,
en algún momento tenés que bajar un cambio, porque
las necesidades cambian, los intereses cambian. Empezás
a pensar en formar una familia, asentarte, tener tu casa,
tu auto, juntarte con otras parejas…; y después vienen
los hijos, festejar los cumpleaños…; y tus hijos se hacen
amigos de los de tus amigos, surgen las Fiestas juntos, las
vacaciones juntos…; y quizás tu hijo se pone de novio
con la hija del otro, y…
¡¡Y me fui al reverendo carajo!!

¡Ufa! ¿Y ahora...? ¡Sonamos! Hora de volver a la realidad.
Sigo filosofando mañana.

María
Por fin hablé con Martín. Por supuesto me salió con
que tuvo que atender varios sobreturnos en el consultorio,
por culpa de la recepcionista, y no sé qué otra boludez
en la guardia. Y mi hermana, según mi vieja, anduvo
de shopping con Marisa toda la tarde. No me creo ninguna
de las dos, pero si esta vez no me cagaron, tengo el
pálpito de que me van a cagar en cuanto puedan... Que
no sería que vayan al telo, sino algo mucho más chiquito,
quizás insignificante para cualquiera, como que se junten
a tomar un café, porque ese va a ser el principio del fin.


Yo no me entiendo, ¿si ya tenía decidido irme al sur? Y
sin Martín, porque aquel no va a mandar al carajo su beca
por la mía. ¡¿Cómo va a sacrificar Madrid por El Bolsón?!
No sé cómo alguna vez pude pensarlo… Yo di muchísimas
vueltas con eso, la idea se me ocurrió hace meses,
como un año, pero después medio me olvidé cuando él
me contó lo de la clínica de allá, porque la verdad es que
me flasheó… Porque yo también soy medio cholula, me
gusta lo fashion, no es que me la paso pensando en hacer
patria todo el tiempo. Desde que dejé el colegio, eso de
ayudar a los carenciados seguí haciéndolo, pero nada que
ver… O sea… Yo trato de colaborar pero cuando puedo,
no dejo de dormir o de estudiar por ir al barrio… Ni
siquiera de salir… Tampoco salgo guaaaaau, pero con algunas
amigas y amigos (igual, muchos no tengo) vamos
al cine, a bailar, a comer afuera; a veces viene Martín pero
otras veces no, porque se va a jugar al fútbol con los chicos
del hospi, como dice él, o se la pasa de guardia en guardia
(para mí que lo de Nevares es una excusa, si ya tiene la
beca y además va a vender Pinamar, ¿por qué se mata tanto?,
yo no tengo trabajo allá y no me mato para nada…,
hago alguna guardia extra pero yo quiero recibirme, así
que esa es mi prioridad ahora; claro, Martín no me entiende,
o no quiere entenderme, porque como total ya se
recibió, lo mío no es demasiado importante, ¿ves que al
final tengo razón…?).
La cosa es que después me acordé de que allá estaba
mi hermana, entonces empecé a tomarme más en serio
lo de concursar, pero acá… La joda es que a mí todo me
lleva mucho tiempo, las decisiones me refiero, parezco
hija de calesitero, vuelta para acá, vuelta para allá. Eso me dijo
Tito, una de las poquísimas veces que nos vimos, porque
yo había tenido una agarrada con la jefa y me quería
ir al Rivadavia, donde está Martín, y como él es muy
amigo de Zúñiga (al menos eso dice, capaz que se las da
de amigo y el otro ni lo registra), le pedí que le hablara
de mí, pero después me arrepentí, y justo el viejo estaba
escuchando, entonces me dijo: ¡Pero che, no lo compliques
al pibe que va a tener problemas con el jefe por culpa de tus
indecisiones, parecés…!
No, si el abuelo de mi novio es un tipo regamba…

Hola, Celeste, ¿cómo andás…? Bien, el otro día andaba
pensando en vos… Me acordé de tus primos, los melli. ¿Cómo
se te ocurrió llamarme…? ¡¡Te casás, te felicito…!! Sí, estoy
de novia pero, ¿por qué no nos vemos mejor y nos ponemos al
día…? Listo, te espero mañana en la puerta del Durand cuando
salís de trabajar. Bye.

Laura
Por suerte sigue estando el locutorio. Desde casa no
quiero llamarlo, porque se entera todo el mundo, y yo quiero
mantener en privado mi vida privada. Bueno, acá vamos,
llama. Una, dos, tres, cuatro, cinco, la gran puta, ¿este boludo
dónde está…? ¿Y a vos qué te pasa, tengo monos en
la cara…? No, no te voy a dejar mensaje. Pruebo otra vez,
capaz que está cagando…
Una, dos, tres, cuatro, cinco, ¡dale, atendé! ¡¡Dejá de
mirarme, querido, ¿¿no entendés que no pienso darte
bola??!! Entre este estúpido que me mira fijo y el otro
que se debe estar garchando a la secretaria, no hago uno.
¡¡Pero que no se la garche en mi cama, eso sí que no!!
Bueno, en realidad, si se la garcha ahí, me viene bárbaro
como excusa, lo mando al joraca de una y ya. Pero Jordi
es incapaz, no es como yo, que vivo un poco la vida,
aquél todavía se cree que eso de la fidelidad garantiza que
la gente se quiera, ¿si yo lo quiero, aunque tenga mis historias
por ahí? Lo quiero a mi manera, pero lo quiero.
¡¡Oíme, tarado, ¿¿vas a dejar de mirarme o te revoleo la sandalia,
no entendés que tenés cara de bragueta…??!! ¡¡Sí, más
cochuda será tu madre, pelotudo!! Andá, andá, quejate en la
comisaría, si querés, también quejate en los bomberos, o
quejate donde quieras. Va la última, llamando…
Sufi, ya probé tres veces. No se habrá muerto, ¿no?
Porque es flor de hipocondríaco. Fíjate si tengo pulso, ¿no
me habrá subido la temperatura?, para mí que me indigesté, ¿o
será tal vez una intoxicación?, mejor llama al doctor Veracruz, él
sabrá qué hacer…; cada vez que le duele la cabeza o estornuda
más de tres veces seguidas está por morirse…

Si me pongo a pensar cómo nos conocimos… Resulta
que yo estaba sacando fotos, recién llegadita, en la Puerta
del Sol, donde está el ayuntamiento (una especie de municipalidad),
y de pronto vi una sombra en el piso que
me hacía un efecto horripilante, entonces me di vuelta
para pedir que se corran, y… voilà! Era Jordi. Lo primero
que hizo fue agarrarme la mano y besármela, después me
ofreció sacarme una foto (yo acepté, obvio), y después
me invitó a tomar un café… Que fue una cena, con postre
y todo, ¡porque terminamos en la cama!

Y ahí fue cuando me instalé en Fort Knox.

Roque
¿Y ahora qué hago? Si seré viejo bolastriste, justo
discutir con Tito, mi único amigo; pero es que a veces
se pone muy pesado. El viaje de esta piba nos está
complicando la vida a todos. A la hermana, porque debe
de estar con el traste en la mano, al nene, porque debe de
estar controlándose la bragueta, a este viejo hinchapelotas
(y todo lo demás que ya no me acuerdo), porque nunca
le gustó la María esta y quiere a toda costa que el nieto se
vuelva a enganchar con la europea (que, la verdad, yo no
noto la diferencia…, claro, pero todavía no la conozco), y
a mí, porque como éste se enculó, yo me quedo sin jugar.
Lo que me “trula” bastante, porque la tarde se me hace
de goma teniendo que hacer amansadora para ver a mis
culitos, pero, en fin, me la tengo que aguantar; y encima,
vos no decís ni pío…
Sí, ni pío, a vos te hablo, en lugar de calmarme te quedás
mirando para otro lado, porque siempre estás pensando
en vos, porque sos un egoísta, eso sos; siempre pensando
en lo que querés comer, a qué lugares querés ir
de paseo; siempre pensando en que querés probar otras
cosas porque lo de siempre ya no te convence, decime,
¿desde cuándo te volviste tan exigente? ¿O acaso te creés
que los otros la pasan tan bien como vos? No, de ninguna
manera, olvidate, ninguno tiene un gil como yo a su
servicio, no señor; todos se tienen que aguantar lo que
les dan, adonde los llevan, o donde los ponen, pero él
no, el señorito tiene aires de príncipe, aires de grandeza.
A ver, decime, ¿vos naciste con coronita, eh, acaso venís
de alguna corte de Europa y yo no me di cuenta…? ¿O
tal vez el niño ha heredado de algún jeque árabe o algún
empresario australiano sin descendencia su incalculable
fortuna?
¡Por si tenés alguna duda, sos un perro pulguiento sin
pedigrí!

Entrega 2 de diciembre

Tito
Yo digo, ¿el pibe se está haciendo el misterioso para
darme bronca? Con todo lo que hice por él, mirá, se
me sube la mostaza, y cuando a mí se me sube, no hay
quién me la baje… Bueno, sí, pero ahora está trabajando,
no puedo pedirle que me venga a hacer un service… Tu
heredero es…
Nunca mejor dicho porque heredó Pinamar, cosa que
me da bien por abajo, porque yo lo mantuve, yo financié
todos los gastos de acá y de allá, yo le di plata para que se
fuera de vacaciones con los amigos, a los amigos no les
cobré ni una moneda (y eso que se ahorraron el alquiler
durante varios veranos en un lugar como Pinamarita, no
estamos hablando de Santa Teresita o Miramar, ¿viste?);
entonces, con semejante responsabilidad (porque no sé si
te dije alguna vez que yo sí soy una persona responsable,
no como “aquella” traidora), ¿cómo se me iba a ocurrir
dedicarme a ser escritor, periodista, investigador privado
(esa es buena, bien buena, debí haberla considerado seriamente),
o diletante al menos, a ver…?
¿¿Cómo qué es?? Busco en el diccionario de la RAE
y leo: Que cultiva algún campo del saber, o se interesa por él,
como aficionado y no como profesional… No, me retracto,
ningún diletante. Bien podría haberme dedicado profesionalmente,
mirá lo que te digo (al fin de cuentas hay
cada gil de cuarta que publica libros o notas de actualidad),
y haber salpicado más de una hoja con una pluma
estilizada, plagada de recursos, un ritmo ágil pero elabo127
rado a la vez, multiplicidad de anécdotas, pero, tuve que
conformarme.

Aunque reconozco que hice un buen trabajo en ambos
casos. Vos te recibiste de profesora de enseñanza inicial
(¡qué paquetería!, nosotros le decíamos maestra jardinera),
y tu figlio de médico. ¡Me hace acordar a Mi hijo el
dotor, de Florencio Sánchez!
Y por más que sea tu hijo, el título nobiliario queda
en la familia.

Martín
Me acaba de llamar un interesado por la costa (no pensé
que esto de los clasificados funcionara tan rápido…),
y ayer me dijo Tomasini que la sucesión no va a demorar
tanto como yo pensé, unos meses solamente. Hay gente
que está trabada años, si no es porque hacen huelga los
judiciales, es porque les faltan papeles, o porque no están
actualizados, o cosas por el estilo. Gracias a Dios, el abuelo
es prolijo con todo, y aunque nunca la inició (recién me
ocupé yo ahora y porque me quiero ir, que si no, quizás
me colgaba hasta la edad de él, ¡qué tipo dormido!, a mi
vieja seguro que no salí), por suerte falta poco.
Pero hay un pequeño, pequeñísimo problemita…, no
sé qué hacer. Ya no sé si quiero irme a Madrid con María;
no sé qué quiero con Laura, si es que quiero algo; no sé si
quiero dejar a Tito solo; ¡incluso no sé si quiero renunciar
al Rivadavia aunque ya presenté la renuncia! Y todo esto
me pasa justo cuando debería estar definiendo con mi
novia cuándo presentar a su vieja con mi abuelo, porque
faltando tres o cuatro meses, eso es lo que deberíamos
hacer. ¡Pero no! Me llamó recaliente el otro día porque
yo había desaparecido (¡más vale que había desaparecido!),
y yo le salí con la idiotez de las guardias, el consultorio,
ya ni me acuerdo qué pomo le dije. Porque resulta
que me preguntó por el día en que me encontré con
Laura: ¡aclaro, de pedo!, pero nos vimos… Y cómo será
que siento culpa, que en lugar de decirle tranquilamente
que la otra había pasado a saludarme, le metí semejante
bolazo… Porque sí tengo sobreturnos, y sí me la paso
haciendo guardias extras, pero justo ese día no, ninguna
de las dos cosas…

La beca ya está, en el hospi ya avisé, tenemos el pasaporte,
Tito ya lo sabe, pero sólo falta lo más importante.
Que yo no cambie de opinión.

María
Con Martín hace rato que no hacemos el amor…
Cuando Laura era sólo una hermana que vivía en Madrid
y no “la otra” (que es en lo que se convirtió, por más
que mamá insista con que yo veo fantasmas, soy resentida,
me hago el bocho, los exámenes me obnubilan, etc., etc.,
etc.), no era que lo hacíamos cuatro o cinco veces por día
tampoco... Ni siquiera por semana... Tal vez por mes.
Porque siempre alguno de los dos tenía una guardia extra,
una clase extra, pacientes extra, trámites extra, o alguna
“otra” extra; amantes amantes nunca fuimos, ahora no
me voy a engañar con eso porque sería una pendejada; no
voy a creer que conmigo cogía como con ella, porque
no, y en este preciso caso “es” cogía. Aquella todo lo hace
pensando en pasarla bien, divertirse, ser la femme fatale
que todo hombre desea…, esa era su frase de combate cada
vez que alguien le gustaba. Hubo una época en la que
las chicas de las otras divisiones le tenían unos celos terribles,
hasta le tenían miedo… Miedo de que les robara
el novio. Éramos varias las que no dormíamos tranquilas
porque había una Laura dando vueltas por las inmediaciones,
siempre al acecho.


¡Pero cómo me hubiera gustado! Eso de ser amantes
amantes.

Laura
¡Qué bonito, ahora llama a las puteadas! Ni idea cuándo
fue la última vez que hablamos. Por supuesto, le importó
un reverendo carajo que ayer haya tratado de hablar
con él, lo único que le importa es que no hablé, no
si lo intenté, eso no, lo que registra es cuántos minutos le
dediqué, intentar para Jordi nunca califica. Él siempre tiene
derecho a no estar, a estar ocupado, ocupadísimo, pero
los demás tenemos que gastarnos el dedo hasta lograr que
el tipo nos atienda.
Si llamé y hablamos más de 25 minutos, es aceptable,
pero si fueron menos, es casi una mierda. Claro, porque
él paga. Y me sale siempre con lo mismo: que no quiere
que trabaje y que tampoco haga nada en la casa (ambas
cosas a las que adhiero plenamente; lo único que hago
es decirles a las minas que limpian, cocinan, planchan,
cómo quiero cada cosa); entonces, agrega, que si me tiene
como una reina, por lo menos tengo que llamarlo por
teléfono, a cada rato si fuera por él, para no contarle nada
nuevo, digo yo, pero, eso sí, llamarlo, cada vez que me
cruzo con un teléfono, sea en un locutorio, en un bar, en
un restorán, en casa de mis amigos, en lo de mi vieja, en
el telo… ¡Eso sería una masa, Jordi, la próxima te llamo
entre polvo y polvo!
Ahora bien: ¿eso le serviría? Por supuesto que no.
Porque con eso no va a evitar que yo haga lo que se me
da la reverendísima gana. Porque Jordi con eso supone
que me tiene recontrolada. ¿De dónde, gaita, cómo se te
ocurre que un aparatito pedorro puede tenerme controlada
a mí, si mis viejos no pudieron en toda su vida…?
Perdón, mi vieja no pudo, el viejo hizo la suya siempre y
nunca se enteró de nada… De nada que no le importara,
aclaremos…
Porque, además, la cuestión no pasa porque lo llame y
cumpla con su exigencia, porque eso de pedido no tiene
nada, sino porque quiera llamarlo realmente.
Y no quiero.

Roque
¡Ay, qué suerte que Tito volvió a hablarme, creí que
no me iba a dirigir la palabra nunca más! Bueno, tanto
como nunca más no, pero Titín, a veces, es medio jodido,
y si no hacés lo que él quiere como él quiere, andá a
desencularlo. A ver…
No hay moros en la costa pero escucho un cotorreo…,
sí, ya sabía yo, chusmeando por teléfono con alguna de
las “chicas”, como dice ella. ¡Hace como treinta años que
se la pasa chusmeando, ¿por qué no habrá asomado la
nariz a ver si llueve?! Porque uno no consigue novio si
se la pasa entre mujeres, más bien consigue novia, que,
la verdad, para estar sola es mejor tener “una amiguita”,
porque decime, ¿qué gana estando enterrada acá, entre
cuatro paredes, con el padre? Si por lo menos fuera a
tomar clases de tango, folklore, salsa, o qué sé yo; cantara
en un coro de algún colegio o al menos de la iglesia, ¡no,
mejor no, ya se hubiera hecho monja hace rato!; o se le
diera por aprender costura con un sastre, yo qué sé, algo,
algo, pero no…
¿Por qué no se buscará un gil para hacer un poco de
abdominales, que no le vendrían nada mal, en vez de
ejercitar tanto la glotis…? Claro, tenés razón, con el gil
también la ejercitaría, ¡bien que la ejercitaría! O capaz
que no, porque como experiencia no tiene, al menos que
yo sepa, entonces se quedaría con el ramo de novia paradita
al lado de la cama, la noche de bodas, esperando que
el zoquete del marido le diga qué hacer, porque para una
mujer así siempre hay un zoquete, la media tres cuartos le
queda muy, demasiado larga…

¡Cómo me gustaría ejercitarla a mí también, ahí voy,
mis culitos! Hoy no me la apaga, y como intente dejarme
sin postre, de acá le voy a prestar otra vez plata de mi
jubilación.

Entrega 15 de diciembre

Tito
Listo: aunque mi nieto, que vendría a ser tu hijo, se
haga el otario y no acuse recibo del sobrecito que le dejé
sobre la pila de saber que tiene en la mesa del comedor
(que, entre paréntesis, me tiene harto, porque le tengo
dicho una y mil veces que no me deje cosas tiradas por
ahí…, ¡aunque haya apilado los libros con una escuadra,
Lili, odio las cosas repartidas por todos lados!), continúo…,
aunque se haga el otario, decía, yo haré de cuenta
que las vio, o que “la” vio (porque después del llamado de
Lalita, no supe más nada de nada, ni de parte de él ni de
parte de ella; al final, tanto Tito de acá y Tito de allá no
sé para qué cazzo). A partir de lo cual, procederé a gestar
un ágape inolvidable, para confrontar a las dos caras de
la misma moneda, a fin de que nuestro querube pueda
definir esta incertidumbre en la cual estamos inmersos,
sin tal vez haberlo buscado y/o deseado, pero hela aquí,
de todos modos, lo que nos permitirá a todos y cada uno
de los participantes de esta saga, que ya lleva dos años de
dimes y diretes, llegar a buen puerto cual debe ser.

Que voy a enfrentar a Martín con las gemelas cara a
cara, hija.

Martín
Qué manera de reírme hoy en la guardia, lástima que
me olvidé el MP3, porque si no los grababa a los chicos;
un chiste atrás de otro, una boludez atrás de otra,
fue increíble. En el medio de todo este quilombo me
vino genial, porque así descomprimí un poco; igual, ya
me estoy acordando de todo de nuevo, pero ese rato me
desintoxicó bastante…
Uno se pegó un palazo con la moto, y justo cuando
nos iba a agarrar el remordimiento (somos unos reverendos
hijos de puta), el tipo abre los ojos y pregunta totalmente
dopado: ¿Dónde estoy?, momento en el cual Beto
salió al pasillo porque si no se le reía en la cara; pobre
flaco, estaba más muerto que vivo y el otro tarado cagado
de risa… Hacer chistes mientras están inconscientes, vaya
y pase, pero cuando se despiertan, por poco es un homicidio.
¿Te imaginás que el ñato se nos muera ahí, en pleno
quirófano, de las salvajadas que llegamos a decir…?
No, si pasan cosas lindas en una guardia de hospital.

María
La puta, qué nervios, me llaman en cualquier momento;
lástima que no cursaste vos también enfermería, así
no sólo me salvabas de Pampena, Lorea, Andrade, Durante,
Quinn, Pigani, Ness (pobre, se murió hace poco),
Ranucci (también se murió), ya perdí la cuenta, ¡fueron
tantas…!
Pero algo aprendí, porque desde que terminamos la
secundaria me las arreglo solita, y bastante bien, aunque
a veces manoteo un salvavidas (algún compañero o compañera
que me ayuda a hacer las famosas redes semánticas
o de contenidos, que tanto le gustaban a la profesora esa
que no me acuerdo del nombre, seguramente por imbancable.
Me costaban horrores, pero al final me salieron).


Nidia Elola, me acordé. ¡María Benítez…!
Padre nuestro que estás en los cielos…

Laura
María va a estar rindiendo todo el día (se presentaron
como mil) y Cristina tiene que entregar una bocha de
cosas para las Fiestas, así que va a estar cosiendo en el
taller todo el día, o mejor dicho, supervisando lo que cosen
las otras, porque, en realidad, no se mata, a mí no me
jodan. Cuando éramos chicas era distinto.
El viejo era un buscavidas total, que siempre se la pasaba
de chamuyo en los bares, con los amigos, tomando café,
cerveza, whisky, lo que pintara, y fumando tipo chimenea,
mientras arreglaban entre todos el mundo, porque, claro,
ellos tenían “la solución” para todo lo malo que pasaba.
Y después se iban alcoholizados y agotados de tanto delirar
a algún puterío, mientras sus mujeres (mi vieja, entre
otras) se ocupaban de hacer magia y llenar los platos todos
los días… Mi hermana tenía una versión sutilmente
diferente de los acontecimientos, porque ella es como el
monito, ¿viste?, que no oye, no ve, no habla. Aunque de
vez en cuando espiaba un poco la realidad que la rodeaba
para “parecer” boluda, porque eso del “como si” siempre
fue muy de nuestra familia…
Así que, aprovechando la falta de vigilantes y/o moscardones
zumbones revoloteando, voy a tomar la casa
como búnker, voy a poner la música que me gusta al
mango, y voy a fumar y escabear lo que me pinte, porque
en la madre patria no me resulta demasiado fácil. La “por
hora” es insobornable y Jordi suele caer sin avisar.
¡Uy, otro insufrible mensajito del gaita…! ¡¡No, es de
Martín!!

A producirse: hombre en puerta.

Roque
La felicidad dura muy poco, esta Dora me tiene los
huevos fritos al plato, es insoportable, ¿¿cómo que no son
fritos, van a ser poché, perro de mierda??, callate que vos
de esto no sabés nada, tocás de oído. Si yo digo que son
fritos, son fritos, si digo que son pasados por agua, son
pasados por agua, y si digo que son flambeados, entonces
son flambeados.
Hablando de flambeados, me comería un sabayón de
aquellos, ¡¡y no sambayón!!, si lo sabré, mi finada y querida
Luisa, que en paz descanse, hacía un helado de “rechupete”,
como decía la Porota, el personaje que hacía Jorge
Luz. Pobre, lo vi en una propaganda un tiempito antes de
morir y estaba muy viejito ya. Es que los artistas tienen
el problema de no poder envejecer como el resto de los
mortales, si no, ¿de qué morfan…?
Volviendo a Dora, justo cuando estaba disfrutando de
mis preciados culitos, la otra noche, uno más lindo que el
otro, mi hija, como no podía ser de otra manera, se interpuso
entre el televisor y yo, me miró con cara de sargento,
y me señaló mi habitación. Yo, acostumbrado a bajar
la cabeza, me levanté muy obediente y cuando estaba
por entrar en mi cuarto, escuché a Dora reírse a carcajadas.
Me quedé como una estaca, porque la voz de Tinelli
sonaba clara e inconfundible. En ese preciso momento
giré, me saqué la alpargata, me asomé desde el pasillo y
haciendo centro le clavé un zapatillazo al pobre televisor
que ni te cuento. Ella empezó a los gritos porque parece
que el aparato estaba mal apoyado…
Te resumo: se hizo pelota contra el piso. La otra me
puteó en mil colores, y me dijo que me quedaba sin postre
por el resto de mis días. Yo simplemente la miré, di
media vuelta y me encerré en mi habitación.


Todavía estoy pensando la respuesta. Ya me va a oír esa
chiruza.

Entrega 31 de diciembre: FELIZ AÑO PARA TODOS

Tito
Mirá que son grandes, pelearse por unos culos más o
menos, no podés, che, ¿somos o no gente civilizada? Lo
que pasa es que Dora va de la peluquería a la casa y de la
casa a la peluquería, y el padre va de los bancos al Pago
Fácil, del Pago Fácil al supermercado, y del supermercado
a su casa, haciendo unas paradas estratégicas en los diferentes
arbolitos que se cruza, y no me refiero a los que
venden dólares precisamente…
La cosa es que ahora se van a enroscar más seguido
porque los dos andan medio faltos de lo que te imaginás,
Lili, aunque vos debés estar un poquito olvidada
al respecto, ¿no?, pero uno que todavía tiene cartuchos
para gastar, ¿¿pensar en tenerla de adorno, como un bagre
muerto?? Perdón, hija, se me soltó la cadena, como de
costumbre, voy a preparar el mate y armar el tablero a ver
si el petiso se entusiasma... ¡¡En una de esas se inspira y
le rompe el orto a mi dama!! No puedo evitarlo, Lili, yo
soy lo que soy, como diría Sandrita Mihanovich, pero te
aclaro que a mí no me va lo mismo que a ella. Y quedate
tranqui que mañana me ocupo de sacar los turnos que
me faltan.
Toditos, mirá lo que te digo.

Martín
Siento como si me ahogara y la única forma de resolverlo
es encontrarme otra vez con ella, aunque no sé
para qué… Quiero verla, de eso estoy seguro, y la extrañé
durante estos años, pero eso, nada más; nunca se me ocurrió
viajar antes, o llamarla para saber cómo andaba; ni
siquiera me tomé el trabajo de discar su número una sola
vez, y eso que lo tenía, porque en un mail me lo mandó...
¡Ahora caigo, por eso no volvimos a escribirnos, porque
yo cambié de casilla y nunca se lo debo de haber dicho!
¿Qué me pasa ahora entonces? Estoy pendiente de conocer
sus movimientos, quiero saber si sigue mal con el
otro, si se vuelve enseguida de las Fiestas…
Para colmo a Nevares se le ocurrió hacerme una despedida,
si será hinchapelotas… Quise mantenerlo en secreto
pero no pude. Zúñiga es un tipazo y me aprecia,
entonces para que no se les ocurriera mandarse alguna
turrada, le dijo directamente al flaco que reservara en el
restorán al que va con el resto de los capangas, así vamos
todos juntos a festejar… Y como se puede llevar acompañante,
yo estoy en el horno, porque a María la conocen,
así que me siento en el medio del océano manoteando
entre tiburones… Es una situación de mierda, y no le encuentro
salida, tengo un nudo en la garganta que me sube
y me baja hace días, si sigo así me va a estrangular…
Hablando de Roma…, María tiene que estar por recibirse.

María
¡¡¡Sí, ya soy enfermera!!! Llegó el momento del desquite,
ahora puedo hablar con autoridad con la jefa, que
ya me tiene repodrida con eso de bueno, cuando te recibas
vamos a poder hablar de igual a igual, mientras tanto prepará
la inyección para la viejita de la 205, ¿sí…? Cómo me repudre
con ese tonito soberbio, no sé de qué se las da, se
cree que está en ER, o en Grey’s Anatomy, ¿qué le pasa
a esa boluda? A veces creo que entiendo un poco a mi
hermana en eso de haber largado la carrera, porque los
profesores también son bastante autosuficientes y te venden
que nunca se equivocan, que se las saben todas, que
no se inventó nada después de ellos, por favor…
¿Y entonces, Malala…? ¿Vamos a Madrid de acompañante
o al Bolsón con la beca propia? ¿Aceptamos vivir
en un lugar donde todo está hecho o aportamos nuestro
granito de arena? ¿Queremos estar con el culo en la mano
por culpa de Laura o vivir en armonía con el universo…?
Todo demasiado existencial para una misma tarde.
Por ahora, a festejar. ¿Vamos, colegas…?

Laura
Nunca di tantas vueltas para decidir qué ponerme. Me
probé todo lo que traje, le saqué dos polleras a María,
y terminé poniéndome un pantalón de Cristina, soy de
terror, ¿desde cuándo un tipo me pone así…? Encima se
me ocurrió pintarme, ¡si yo no me pinto! Nada más que
un poco de make up, no las uñas, porque si no hubiera
necesitado toda la tarde; estoy tan nerviosa, mierda, que a
cada paso una cagada, tipo pato criollo.
Al final, este viaje está siendo una caja de sorpresas. No
esperaba estar en replanteo permanente, creo que desde
que llegué me la pasé analizando. O mi relación con
mi hermana, o la carrera, o qué hago con Martín, Jordi,
mis viejos (mi vieja debería decir, pero igual pegarle una
miradita a ciertas cosas del chabón no estaría nada mal),
o mi decisión de rajarme. La joda es que todo es muy
movilizante, como diría mi terapeuta barcelonesa; para un
solo viaje, tanto análisis me va a dejar KO, porque yo de
Tigresa Acuña más bien nada, jajaja… Bue, me parezco
más a ella que a Eleonora Cassano, no me imagino bailando
El lago de los cisnes, pero sí a las piñas arriba de un
ring, jajaja…
¡Si supiera que todo lo que hablamos está saltando de
la caja de Pandora!

Roque
Mirá vos, está haciendo lo mismo que el año pasado,
cuando lo internaron por el infarto, que le ganaba a mi
casi consuegro todos los partidos porque le hacía trampa.
No sé cuántas revanchas le inventó. También, hay que ser
mamerto a la no sé cuánto para creerse que uno siempre
pierde… ¡¡Vos andá a cucha, cómo se te ocurre corregirme!!
A mí me falta solamente un poco de entrenamiento,
por eso pierdo, yo no soy ningún mamerto, como ese.
Porque yo juego por el honor.
¡Pero al otro sí que le sacó unos cuántos pesitos, ¿o por
qué te creés que lo miró a Tito con cara de espanto en la
plaza, a ver, decime?! ¡¡Por eso!! Porque le dio vuelta los
bolsillos, como suele decirse… No fue porque pensó que
le iba a robar esa camarita digital pedorra que tenía en la
mano, recién regalada por el hijo y que costó unos cuántos
dólares (porque había sido el cumpleaños del vejete
unos días antes), además de que le pagó una fiesta como
para cien personas, porque cumplió ochenta años y tiene
un soberano familión, además de un montón de amigotes
que querían compartir ese momento con él… No, no
fue por eso, no te confundas.

¡Será posible, che, uno no puede distraerse ni un segundo
que te encajan un buzón! Disculpame, Titín, pero
la dama no la perdí, y como justo me tocaba a mí, la ponemos
otra vez en su lugar y…
¡Jaque!

Entrega 10 de enero

Tito
Esto es inaudito, ahora resulta que el único soldado
fiel que me quedaba se me está sublevando. ¡Alta traición!
De eso te voy a acusar. No me quedó ni la posibilidad de
ganarte en el ajedrez, me cacho una y mil veces, ¿dónde
aprendiste a jugar? Si conmigo no pudiste en cuarenta y
siete años, no sé cuántos meses y qué sé yo qué días (vos
llevás bien la cuenta aunque no sé para qué), ¿se puede
saber con quién, petiso garca…?

Martín
El otro día no te vi tan linda, o quizás te presté menos
atención; igual, no importa demasiado. Lo que importa
es que estamos acá, otra vez, pero no sé si es bueno o
malo, ¿sabés?, porque todo estaba encaminado, con beca
otorgada, con novia oficial, con sucesión marchando, con
renuncia presentada, y de pronto llegás vos de visita…,
¡y me atravesó otra vez un tornado, Lala, como hace dos
años, Lalita…! No te voy a echar la culpa, pero no estaba
preparado para que se me cayera el techo en la cabeza,
¿entendés lo que te quiero decir, Laura…?
¡Ah, ¿te gustó?! Sí, lo compré pensando en vos, porque
a mí la pintura nunca me llamó la atención, ¿te acordás…?
Cuando María me dijo que estabas acá (no le
pienso perdonar que me avisó varios días después, sus
celos me parecen ridículos, si no logra manejarlos le va
a ir muy mal), de pronto se me apareció Dalí, entonces
al día siguiente, cuando los chicos se fueron de after office,
inventé una excusa y me fui al Palais de Glace. ¿Ves? Ni
siquiera te había visto y ya había mar de fondo. A partir
de ahí me distraje en el laburo, evité a María y traté de no
hablar con Tito para no meter la gamba.
Y por más que le doy vueltas al asunto, no entiendo
por qué si la historia que tuvimos no siguió (porque ninguno
de los dos se calentó para que siguiera), ahora es
capaz de desestabilizar una relación de dos años…
Qué linda que estás, ¿ya te lo dije?, me encanta verte reír,
no pares de reírte.

María
Ahora sí puedo pensar en la beca…, ah, ¿no te conté?,
sí, hace un tiempito que vengo pensando en concursar en
el hospital zonal de El Bolsón. Salieron publicadas unas
becas rentadas allá, y como a mí me tira la naturaleza,
poner mi granito de arena, ayudar a la gente carenciada,
estoy casi decidida…
Bueno, esa parte todavía no la resolví. De todos modos,
tengo que presentarme, tengo que aprobar, y recién
ahí tengo que tomar una decisión… Sí, ya sé que no puedo
decírselo en Ezeiza, ¡me hacés gracia, Gaby! (encima
Tito y mi vieja no se conocen), pero en este momento
no tengo la menor idea de cómo va a terminar esta historia.
¿Sabés lo que realmente me copa de todo esto? Que
yo siempre medio lo miré desde abajo a Martín, porque,
además de que ya estaba recibido cuando lo conocí, se
ganó la beca hace poco para esa clínica superprestigiosa
de Madrid (anduve investigando y es así; por supuesto
que él me la vendió como “la clínica”, para subirse un
escaloncito todavía más arriba del pedestal que yo misma
le construí, pero igual, es una “masa” el lugar), y yo, hasta
ayer, estaba estudiando todavía. En cambio ahora, yo
también soy profesional, y también me puedo ganar mi
propia beca si quiero…
Dale, pidamos otra cervecita, y que nos traigan más
manicitos así no me pega tan fuerte, yo no estoy muy
acostumbrada…
Mentira, no estoy nada acostumbrada.

Laura
¡Cómo te acordabas…! Bueno, yo también me acuerdo
de cosas tuyas, como, por ejemplo, que empezaste a
fumar conmigo, aunque estuviste piola, no agarraste el
vicio, porque yo quise dejarlo mil veces, pensá que yo
fumo desde los catorce, ¿te dije?, así que ya van… ¡Trece
años! Mierda, cuánto tiempo, no me había dado cuenta
de que me vengo intoxicando hace tanto… Sí, me
encanta, está precioso. Una lástima que haya terminado
la muestra, pero con el catálogo me puedo hacer una
idea, aunque te confieso que en Barcelona estuve en una
galería de arte suprema, y vi cada obra de Salvador INCRE-
Í-BLE. Pero a vos qué te voy a contar, si lo tuyo es
el bisturí, ¿no?, ¡jajaja!
Estás recambiado, te miro y casi no te reconozco, ¡y no
me refiero a la cara, salame! ¿Será posible que todos los
hombres digan las mismas cosas? Sí, ya sabía: las mujeres
“hacemos” las mismas cosas, ¡rompemos las pelotas!, si
serán previsibles. Y decime, ¿con María todo joya, nunca
taxi? Porque te digo la verdad, ya que tenemos confianza:
con Jordi las cosas no andan demasiado bien…
Directamente, no andan.

Roque
A la chiruza de mi hija todavía no le di la respuesta
que se merece. Pero estoy entre dos, porque tengo que
analizar qué me conviene. Por un lado, podría comprarme
un plasma bien grande y ponerlo en mi pieza, lo que
le daría una envidia loca, no sabés, pero, por otro lado, se
me había ocurrido hacerme un viajecito a Brasil (espero
que Luisita no me esté escuchando), porque me gustaría
ver esos culitos en vivo y en directo. Mis amigos de la
cancha de bochas me dijeron que son bien duritos y redonditos
en las playas de Río, y como los gustos hay que
dárselos en vida…
¡Sí, juego bochas, pero Tito no lo sabe porque dice
que es un juego de viejos chotos! Como si él fuera un
compañerito de banco de Martín, qué viejo pelotas que
es, bueno, no importa, él se pierde unos partidazos buenísimos
que hacemos, y encima se va a perder el flor de
viaje por PAMI si me decido, porque los muchachos ya
están anotados, y la verdad, me dan unas ganas…

¡Y a la otra le va a agarrar una rabieta que ni con cinco
plasmas se la va a sacar!

Entrega 26 de enero

Tito
Yo no entiendo nada pero lo que leí no me gustó. La
mitad de los valores están por arriba o por abajo de lo que
deberían estar, lo que no sé si es maravillosamente bueno
o terriblemente malo, cosa que me da por el quinto forro
de las que te jedi. Pero lo que sí sé es que no le voy a dar
el gusto a Perdriel, que no me venga con el infarto otra
vez, porque cada vez que me lo cruzo en el bodegón que
le recomendé (el muy guacho va cada dos por tres, ¡y yo
también, ja!), me sale con que la carótida, la aorta, la vena
cava superior, y la madre que lo parió, el logi se cree que
con eso me asusta. ¡Si yo no me asusto con nada!
¡Aia, recién sentí una puntadita en el pecho!

Martín
No me gusta esto de andar ocultándole a María, ya
me vi dos veces con Laura pero no puedo decírselo, se va
a recalentar... Bueno, lo mismo me pasaría a mí si ella se
encontrara con un ex, no me lo bancaría. Si se cruzan de
casualidad, todo bien, pero si hay una segunda vez porque
lo arreglaron, entonces la cosa ya tiene otro perfume.

Por ejemplo, ¿me da celos pensar que Laura puede volver
con Jordi? Y… no. Primero porque andan para el culo,
¿qué van a volver…? Segundo porque no pasa nada entre
nosotros, todavía, así que, ¿por qué me va a molestar? Tercero
porque es un tipo medio grande con manías, no lo
puedo considerar un rival. Cuarto porque yo ando con la
hermana. No, para nada, no me da celos. ¡Ni siquiera se
me pasa por la cabeza que Lala quiera volver con ese aparato…!
Aunque escuché al pasar que “tiene” un aparato
interesante, pero tampoco me preocupa, porque yo me las
rebusco muy bien, y dicho por ella, así que...
Pero yo estaba hablando de María. Yo sé que no me
estoy portando bien, lo que se dice “bien”, eso de que
María es celosa es una excusa, si jamás me hizo ninguna
cuestión, ninguna escena... ¿Pero qué es “no portarse
bien”? Porque con Laura no pasó nada, pero nada de
nada; arreglar para tomarse una cerveza no es algo que
pueda llamarse traición. Sí sería meterle los cuernos, o
sea, si me la hubiera volteado en la plaza, pero no pasó…
Nos abrazamos un momento cuando nos sentamos en
un banco porque ella sintió un chucho de frío, pero eso
fue todo… Y cuando se bajó del taxi, en la esquina de la
casa (¡mirá si la voy a dejar en la puerta, Cristina sale con
la tijera de sastre y me las corta!), me dio un pico al pasar,
porque en Europa son muy de saludarse así… (Mentira,
los yanquis son de besarse en la boca, los europeos son
formales, se dan dos besos pero en las mejillas…) Así que
eso, no pasó nada, esas huevadas no califican, ¡por favor!
Pero si la otra se entera, ¡mi Dios!, voy a tener que aguantarla.
Porque cuando empieza no para. A ver…
Nunca le di motivos, y por eso nunca me hizo quilombo,
pero la cosa es que ahora sí podría estar dándole
motivos, porque si no fuera así, papi, ¿por qué merda se
lo estás ocultando, a ver, decime…? Al final, esto de la
fidelidad es una cagada, porque si mirás a una actriz y te
ratoneás, está todo bien, pero si te hacés la paja mirando
a la que te atiende en la cafetería del hospital, está como
el orto. O sea que la cosa no pasa por si está bien o mal
de verdad, sino por si tenés acceso a volteártela o no, porque
las fantasías imposibles de concretar son totalmente
normales, además de recomendables, aunque las tengas
mientras estás en la cama con tu mina, ahora, que ni se te
ocurra pensar en bajarle la caña a la que ves todos los días,
porque ahí sí que te vas derechito al infierno.

En realidad, te estás haciendo el reverendo pelotudo.
Porque sus celos no tienen que ver con la que ves todos
los días en la cafetería.

María
¡Qué dolor de cabeza, nunca pensé que la cerveza me
iba a pegar tan fuerte! Y esta maldita guardia que no termina
nunca. Soy imbancable, no me pido el día por estudio,
no uso el ausente con aviso, al final, me van a dar
el premio a la asistencia perfecta y no sé para qué, ¡con
el abuso que hay en la administración pública, más que la
abanderada parezco la tarada vitalicia!
Ayer, al flaco lo volví loco, pobre Gaby, va a pensar
que no tengo con quién hablar… Lo que en un punto
es cierto, porque con mi hermana cero onda, desde que
llegó sólo nos vimos un par de veces en casa para cenar
con mamá y no fuimos a tomar ni siquiera un café, porque
el de Ezeiza no cuenta. Y con Martín, la verdad, no
sé qué va a pasar, porque él ya estaba en otra desde antes
de que ella llegara, cuando se le metió en la cabeza que
venía para las Fiestas y yo no le contestaba… Claro, por
eso se le metió en la cabeza, y empezó a darse cada día
más máquina. Y fue ahí cuando se distanció.
Pero siempre volvemos a lo mismo. Laura no es inofensiva,
y mucho menos ingenua, sabe que algo provoca,
porque después hay consecuencias. O la aman o la odian,
o quieren olvidarla o no pueden, pero nadie es inmune a
mi hermanita. Y eso pasó toda la vida. En la primaria no
se notaba demasiado porque recién en sexto grado empezó
a elegir sus estrategias. ¡Era jodida ya de nena! Con
eso de que se desarrolló a los once, empezó a moscardonear
a los chicos de una forma que le daba vergüenza
hasta a la directora. Las madres de las otras nenas, y las de
los varones también, más de una vez se fueron a quejar
por los jueguitos que inventaba Lala. Pero en la secundaria
fue distinto, claro. Los pibes no contábamos lo que
pasaba, nos la dábamos de grandes, de adultos, así que
todo lo queríamos resolver entre nosotros… Pero esta
vez me toca a mí no hacerme la ingenua. Porque antes
salió con ella.

¡Ay, mensajito de Celeste, ayer la dejé plantada…! Ma
sí, ofendete, estoy cansada de hacer buena letra.

Laura
Y ahora que sabés que con Jordi está todo para el carajo,
¿pensás hacer algo? Te aviso que es la primera vez
que no lo uso como excusa para encamarme con un tipo
(porque no te lo dije para eso sino para que lo sepas…,
o quizás sí te lo dije para eso), porque así fue estos dos
años. Pero te aclaro que no le metía un bolazo a Jordi y
me iba de putas por ahí, no, no, me iba a la fiesta de un
conocido o amigo mío, o conocido o amigo de Jordi, así
que el contexto era superlegal. Es más: si él hubiera ido
a buscarme alguna vez (imposible porque no maneja, y
no creo que se hubiera tomado el trabajo de llamar a un
remís, y mucho menos a un taxi…, aunque con la desconfianza
que me tiene, no entiendo cómo no lo hizo
nunca), me hubiera reenganchado. ¡Y no precisamente
en la mejor de las situaciones, jajaja! Entonces…
Ahora que lo sabés, hay dos posibilidades: o salís cagando
a aferrarte a Malala, que es lo más probable, o fantaseás
con hacer algo conmigo.
Pero me gustaría saber cuánto duraríamos esta vez.

Roque
Dora, tomé una decisión, y no te va a gustar en lo más mínimo,
pero como soy grandecito, no tengo por qué consultarte nada
ni escuchar tus sermones, que en eso te parecés bastante a tu
mamá, que en paz descanses, Luisita (últimamente me acuerdo
de mi finada muy seguido, ¿será que me siento culpable?).
Como te decía, mi decisión es irrevocable, te advierto, así
que no te esmeres en hablar de los pro y los contra, porque no
te va a resultar, sólo te lo digo porque sos una buena hija, con
virtudes y defectos, como todos los seres humanos, dado que somos
humanos, porque errare humanum est (¿viste, Coquito,
cómo practiqué, decime si no me parezco a mi amigo?). Y
hablando de defectos, vos la chingás bastante, no te voy a mentir,
porque a veces sos bastante retorcidita, y eso lo trajiste abajo del
brazo cuando naciste, no un pan, por más que el Rousseau ese
nos haya querido convencer de que el hombre nace puro y la
sociedad lo corrompe.
¡Y si no fijate! Mandar a la cama a tu propio padre, cual
chico de la primaria, y sin postre, porque estoy mirando unos
culos más o menos en la televisión, como si hubiera cometido un
verdadero pecado capital y debiera marchar a la celda arrastrando
cadenas... ¡No, Dorita, eso está muy mal! ¿O vos te olvidaste
que cuando no podías seguir pagando el alquiler yo te cobijé en
mi vivienda, para que no tuvieras que andar mendigando entre
tus amigotas, una más codito que la otra, un mísero rinconcito
en el que acobacharte, eh? Decime, ¿ya te olvidaste? ¿Y también
te olvidaste que más de una vez me pediste plata de mi
jubilación porque todavía no te habían pagado unas clientas
(¡hay que ser amarreta!), y yo, sin cobrarte intereses te la presté
desinteresadamente, total en dos o tres días me la devolvías, eh?
Parece que tenés una memoria un poquito frágil, la verdad.
Pero volviendo al punto, porque mi amigo Titín es sabio, lo
que tengo que contarte es otra cosa…


¡No, ¿cómo se lo voy a decir por carta?!

Entrega 12 de febrero

Tito
Martín, tenemos que hablar. Yo sé que he tenido mis
días malos…, mis meses malos…, ¡mis AÑOS malos, está
bien!, pero he sido un buen abuelo, te crié lo mejor que
pude, no te faltó nada (por supuesto, de comer ni hablar),
me refiero a los estudios, y no entremos en detalles
porque me acuerdo de algunos y me broto todo, no soy
machista pero detesto a los “machomeno”, así que dejémoslo
ahí.
Vos bien sabés que hiciste lo que quisiste, o casi, que
fuiste a donde quisiste, o casi, que anduviste con quien
quisiste, o casi, así que no tengo mucho que reprocharme;
aprendí a los golpes a criar a una hija, y después a un
nieto como si fuera mi hijo, y en ninguno de ambos casos
la pifié demasiado, aunque tu madre, pobrecita, disfrutó
bastante poco de la vida, no llegó ni a los cuarenta (¡qué
digo, no pasó de los treinta y cinco, mirá, cada vez que me
acuerdo, se me representa ese camionero hijo de remil
putas y quisiera estrangularlo con mis propias manos!).
Sí, sí, tenés razón, ahora el que pierde de vista el objetivo
soy yo, pero pienso en que te me fuiste tan pronto y me
pongo loco, Lili…
Como te decía, hice las cosas lo mejor que pude, y
acá estamos, vos y yo, solos, después de toda una vida,
con altibajos, discusiones, pero con respeto y, supongo,
con afecto, aunque no me consideres el mejor abuelo del
mundo. Y esto a qué viene, te preguntarás, ¿no…? Bueno,
viene a que la piba esta no es como la piba aquella
(aunque ahora están las dos acá, vos me entendés…), y no
lo querés asumir, y me da mucha pena que no te avives,
porque… ¡¡no tienen nada que ver, nene!!
Si vos querés cambiar de mina, está todo bien conmigo,
pero lo que me da miedo es que te des cuenta tarde
de la elección equivocada y que ya no puedas dar marcha
atrás… Siempre se puede dar marcha atrás: te separás, te
divorciás, le extendés la partida de defunción (como hice
yo con la mía, y mejor que no se me salte la térmica),
¿pero para qué llegar a eso si tenés las cartas necesarias
para jugar la mejor mano? (será posible, me dedico al
ajedrez y hablo como un timbero).
Digo: aunque el cambiazo haya sido idea de Laurita
(¡una ídola total, la pendeja, mirá lo que se le ocurrió
para que el choma estuviera custodiado, que se lo cuidara
la gemela nerd!, se ve que el mecanismo lo tenía bien
aceitadito…), y los tres estuvieran de acuerdo, María te
la va a querer cobrar al final… Y a mí no me vengas, eso
fue un cambiazo de acá a la China, por más que haya sido
todo impoluto y tenga los sellos y las firmas de todos los
participantes. ¿¿Desde cuándo un tipo acepta reemplazar
a una hermana por otra, y encima con el consentimiento
de las dos?? Eso sólo te pasa a vos… A vos y a algún otro
gil a cuadros, pero deben ser los únicos dos en todo el
planeta, escuchá bien lo que te dice tu abuelo, que tan
oxidado no está (“para consultas, llamar a Bety, por favor…”).
¿Querés que haga futurología y te diga lo que va a pasar?
María te va a salir con que ya tienen quince años de
casados, no sé cuántos pibes, la hipoteca de la casa, acaban
de cambiar el auto, las cuotas de los colegios privados,
la medicina prepaga, la ortodoncia de los más chicos, el
club, los abonos de los celulares, así que cómo se te ocurre
decirle recién en ese momento que te equivocaste de
hermana, que en realidad siempre estuviste enganchado
con su gemela… Y francamente, si yo fuera ella, te aseguro
que, sin anestesia, te dejo capón, y mirá que soy tu
abuelo y estoy de tu lado, no del de ella, creo que de eso
te diste cuenta bien al principio, ¿no…?
O sea, es ahora o nunca, capisce?

Vos qué opinás, ¿le zampo el sermón o sigo adelante
con la cena, Lili?

Martín
¿Cómo señora, al nene le dolió la panza toda la noche…?
¿Y escupió unas cositas negras duras…? ¿Que usted cree que se
comió las rueditas del camioncito…? Tome, vaya a sacarle una
radiografía y vuelva a verme. ¡Qué pedazo de bestia, ¿y ella
qué hacía mientras el pibe se las lastraba?! Mejor, me voy
a buscar un café antes de que mate a alguna madre hoy.
La turra no me dijo que era la última materia. Y encima
se fue a festejar con sus “colegas”, como los llama de
golpe (bueno, se volvieron colegas de golpe, eso es cierto).
Malala, creo que en cualquier minuto esto no tiene
vuelta atrás, porque vos no me avisaste que te recibías y
yo cada día le tengo más ganas a tu hermana, estamos a
un pelo de concha de la alerta roja, nena.

Lo que me temía. Señora, mire acá, en la radiografía, ¿ve
estas cositas…? Bueno, tenía razón. Va a tener que comprarle
ruedas nuevas al camioncito.
A vomitar se ha dicho.

María
¿Quiere que salgamos a tomar algo esta noche? Esta
mina lee la mente o estuvo hablando con mamá. Sí, debe
ser eso, Cristina le dijo que desde que llegó casi no se
cruzó conmigo, la otra le habrá contestado que yo no estoy
nunca, la vieja que, pobre, hizo un gran esfuerzo para
recibirse, sí, claro, pero la que vino de visita soy yo, ay, por
favor, ¿no nos vas a dejar tener las Fiestas en paz, entonces
para qué viniste…? Y la frase matadora fue, como si lo
estuviera viendo: OK, vieja, le voy a dejar un papelito arriba
del escritorio para salir esta noche, vas a ver que está ocupada.
Me acuerdo perfectamente lo del papelito: cada vez
que quería meterme en alguno de sus quilombos (que,
reconozco, más de uno resultó muy divertido) me informaba
las coordenadas del encuentro (sic), además del horario,
la vestimenta, y hasta la actitud me ponía. Che, Malala, a
ver si esta vez te parecés un poquito a mí, sólo un poquito, ya con
eso me alcanza. No podés estar siempre con cara de concha afligida,
flaca, ponele un cachito de gas a la cosa, ¿puede ser…?
Pero, esta vez, vamos a jugar parejo. Hora, lugar, condiciones
las pongo yo.
¡¡Se va a querer matar!!

Laura
Con esto de que María se recibió (de enfermera en
la Cruz Roja, tampoco hizo un máster o un Ph.D), y
encima pretende irse a hacer patria (eso fue siempre muy
de ella), ahora Sociología no me parece tan insufrible…
Cuando lo conocí a Martín no me la bancaba. Hace dos
años era como escalar el Everest cada día que iba a la facu,
con avalancha incluida. Mis compañeros eran todos unos
intelectualoides, que escuchaban a la negra Sosa, Sabina,
Serrat, y cosas con esa onda. Y yo, nada que ver. Me gustaba
bailar, no analizar “las letras profundas de los cantautores”,
dejate de joder.
Me acuerdo del secundario: yo no estudiaba un pomo,
la que estudiaba en serio era María, pero como se cagaba
en las patas, yo tenía que pasar al frente en su lugar. Pero
para algo existe la ley de las compensaciones: en las pruebas
yo me rascaba y ella las hacía dobles. Lo más gracioso
(o patético para ella) es que en el boletín siempre yo tenía
las mejores notas, porque después de estudiar, me contaba
todo como si fuera un cuentito. Y yo me lo aprendía por
poco de memoria.

Pobre Malala, la verdad es que le debo ser bachiller.

Roque
¡Ay, qué emoción, el pasaje es en colores fluo, como
merece la ocasión! Y me salió en versito. (Espero que
mis chicas no se pongan mal, en unos días papito está de
vuelta.) Cuando se enteren de que me voy de jolgorio,
encima en coche cama, Dora y Tito no lo van a poder
digerir.
El muy pelotas va a decir que para qué si acá estoy
bien, que es mucho gasto, que no hay nada como el lugar
de uno, qué necesidad tengo de semejante viaje, que ya
no estamos en condiciones de ese tipo de esfuerzo (claro,
pero vos le das a la matraca con la que te controlaba la “pichila”
el año pasado y para eso todavía estás en estado, ¿no,
Titín?), y qué sé yo qué más. Y la chiruza de mi hija me
va a regañar para no perderse la oportunidad, porque me
va a salir con que estamos justos y yo gastando plata (MI
plata), me va a reclamar alguna mandarina o algún bizcochito
que no le pagué, la muy miserable, me va a decir
que hay que reponer el televisor que se cayó y se rompió
(porque sabe que si me sale con que yo lo estrolé, está bien
frita, porque ella es la que limpia, así que mi pobre alpargata
no lo hubiera desestabilizado si la muy chambona lo
hubiera dejado en su sitio, pero claro, con esa manía que
tiene de levantar todo y pasarle la franela hasta al platito de
las macetas, por poco, hace cada cagada que…), y mejor
no me enrosco porque si no me voy a arrepentir y van a
conseguir que me termine quedando, y no señor, no y no.
¡No pienso darles el gusto de quedarme!
El próximo paso es, según este folletito, comprarme
una malla, algunas chombas, un par de zapatillas y
uno de ojotas, bronceador, anteojos de sol, patas de rana,
barrenador, antiparras, snorkel, traje de neopreno, tabla
de windsurf, y alguna otra pavadita que me debo estar
olvidando.

Pero creo que de algunas cosas puedo prescindir.

Entrega 5 de marzo

Tito
Mirá, si no fuera porque es tu hijo, lo mandaba adonde
vos ya te imaginás, pero zafó porque me agarró con el caballo
cansado, muy cansado, que si no… Le propuse que
nos juntáramos a cenar, en familia, como vos me sugeriste,
porque hace mucho que no preparo una de esas delicatessen
que me salen tan bien, ¿te acordás?, sí, ya sé que
a Palmiro le encantaban, ¡¡Palmiro, Palmiro, ¿o preferís
que lo llame Perpetuo?!! A veces no te entiendo, ¿qué le
viste, me querés decir? Porque era pelado, petiso, panzón,
“pieplano” y paquidermo… Uy, todo con “p”, como la
comida que engorda: papa, pasta, pan, postre, decime, ¿no
te engordaba el ánimo estar con un tipo tan “pelotaris”,
che…? Ay, nena, no me vengas, ¿querés?, candidatos no
te faltaban, por favor, confesale a tu padre de una buena
vez por qué te casaste con ese mequetrefe… No te pido
disculpas, nada, es el padre de Martincito accidentalmente,
porque todo el laburo lo hiciste vos. Vos lo llevaste al
jardín, vos lo llevaste a la escuela, vos lo llevaste a fútbol,
vos lo llevaste a karate, vos lo llevaste a básquet, vos lo
llevaste al taller de ciencias, vos lo llevaste a natación…
Ahora que caigo, este pibe hizo como dos millones de
cosas y no continuó ninguna. Claro, tiene a quien salir:
¡¡al “pelotaris”!! Porque el gordito, físico de gimnasta no
tenía, ¡¡sino más bien de Hombre Bala!! Me lo imagino
adentro de un cañoncito y disparado al espacio interestelar…
Hablando de bala, decime, Lili, ¿nunca lo viste en
actitud sospechosa a tu marido…? No, digo, nomás, porque
nunca me pareció demasiado aguerrido… Ta bien,
ta bien, volvamos al tema anterior porque éste nos va a
llevar por mal camino.
Como te decía, le propuse a tu vástago, ¿y qué me
pudo haber respondido, a ver…? Ah, ¿no se te ocurre
nada o te me pusiste trompuda? Bueno, dejá que yo te
cuento. Primero me salió con que está muy ocupado en
el trabajo, pero como lo apreté un poquito, terminó largando:
no anda demasiado bien con María, así que no es
conveniente. Momento en el cual quise meter cuña para
poder introducirle el tema del “gemelaje”, ¿viste?, pero
en cuanto tomé aire, che, parece que se la vio venir, porque
me miró con cara fiera, como no recuerdo haberle
visto nunca, agarró las llaves y se las tomó. Lo que me
hace pensar que se está avivando solo, y debería llenarme
de orgullo, pero, la verdad, me hace sentir que estoy perdiendo
terreno.
Qué contradictorio, ¿no? Siempre intenté hacerlo un
tipo independiente, seguro, querido, ingenioso, canchero,
y cuando se aproxima a eso, me molesta. Tengo que confesártelo,
debería decir que lo logré y, sin embargo, me
jode. Voy a tener que admitirlo, al final, tengo más vueltas
que una oreja. Pero eso es producto de las dudas que
siempre tuve: ¿estaré haciéndolo bien, ella lo haría mejor,
en qué puedo estar fallando, estoy fallando? Y cuando
digo ella, hablo tanto de de vos como de tu madre…
¡Oia, fijate, dije tu madre y no mi ex! Bueno, parece que
estamos avanzando. Supongo que eso es bueno, ¿no, Lilita…?
Hola, Lili… Che, no me contestaste en el final de
mi monólogo… OK, parece que hoy tenemos un día de
esos.

Y es cierto, eso de no ser indispensable me resulta extraño.

Martín
Voy a tener que contestarle al ñato de la costa. Cuando
fuimos a Mardel creo que estaba alquilado… ¡Sí, la tucumana
había pagado buena guita y el viejo me ofreció
que fuéramos de bacanes! Dios mío, bacanes, ¿si fuimos
al hotel de Luz y Fuerza? Ahora que me acuerdo hace un
tiempo que no se le hace nada. Por algún lado Tito debe
tener la listita aquella en la que anota los arreglos; como
buen obsesivo el viejo lo hace en dos columnas para no
confundirse: en la de la izquierda lo que falta hacer, en la
de la derecha lo terminado, porque él lleva el control de
todo, de lo suyo, de lo mío, de lo nuestro… Bueno, mejor
me dejo de romper las pelotas porque el que se ocupó de
todo hasta ahora fue él, aunque a mi favor está que recién
hace un año que cobro dignamente.
Lo que no puedo acordarme es cómo fue que mi viejo
compró ese derpa, porque ellos acá alquilaban, ¿cómo
lo compraron entonces…? ¡No, ya sé, lo heredó de sus
viejos, ningún lo compró, ahora sí me cierra! No tenían
uno acá porque a él no le iba demasiado bien en el laburo.
Nunca entendí por qué Tito le tenía tanta bronca
a papá, porque era bronca; quizás porque era callado y él
esperaba un yerno jodón como él, o porque no era exitoso,
o porque no era precisamente Paul Newman…

Mi abuelo es un tipo difícil, muy difícil, de repente se
le ocurrió hacer una cenita familiar, ¿tal vez con velas románticas
incluidas…? Mejor me concentro en qué carajo
voy a hacer con Pinamarita, tiene algunas cosas pendientes
y voy a averiguar cuánto saldrían, ME saldrían, para
decidir después qué hago.

Eso si me lo quedo. Pero si lo vendo, creo que sale con
fritas.

María
Parece que me volví una profunda creyente de golpe,
de pronto siento la necesidad de ir a la iglesia por esta
beca que no me deja dormir. Yo no me entiendo. Cuando
mamá nos quiso mandar a la escuela parroquial del
barrio, nos negamos con Lala (una de las poquísimas veces
en las que estuvimos de acuerdo en algo), porque no
queríamos que nadie nos influenciara, y ahora cualquiera
diría que no puedo aprobar si Diosito no me ayuda…
¡Uy, qué bueno, me mandaron un mail del comedor,
hace meses que no sé nada de ellos! Con esto de recibirme
y la beca los tengo superolvidados… Mamá me dice
que cómo es posible, con todo lo que yo colaboraba antes;
dice que me borré, que los abandoné, pero no es cierto,
no me borré; lo que pasa es que hay que priorizar en
la vida, y ahora tenía que ocuparme de mis exámenes…
Porque no se puede estar todo el tiempo pensando en
el otro, ocupándose de lo que necesita el otro; uno tiene
que ocuparse de sus cosas personales, y después ayudar al
otro, porque si uno está mal, no puede colaborar para que
el otro esté bien… Además, en la secundaria todo era más
fácil, había menos responsabilidades, en cambio ahora es
distinto… Por ejemplo, no puedo ir y decirle a la jefa
que me tengo que ir porque en el comedor me necesitan,
porque me va a contestar que acá también y es mi trabajo,
que si quiero progresar me tengo que esforzar, que estar
en la guardia no es para cualquiera y por eso me eligió
(verso que ya le escuché meterle a varios compañeros
míos), y que blablabla…

Pero un touch and go por el niño Jesús no se le niega ni
al más ateo, ¿verdad?

Laura
Buenos Aires es un embole: mi vieja está hasta el moño
de laburo, la mayoría de mis amigas están ocupadas o ya
se rajaron a la costa, Martín es un panqueque, va y viene
(lo llamé y “de pronto” se le complicó el panorama, ¡no
sé de qué me sorprendo!, al fin y al cabo era una de las
dos posibilidades, ¡y obvio!, eligió agarrarse de la pollera
de mi hermana, si será boludo), con mi hermana no
quiero saber nada, encontré su respuesta: OK, a las 20.30
en Amalfi, y sin trampas. ¿Qué me venís con el dedito levantado,
estúpida? Lo único que me faltaba, que vos me
pongas condiciones. Olvidate… No, dear, lo dejamos para
otro año. Listo.
Voy a llamar a Marisa. Algo se nos va a ocurrir.

Roque
Valija, lista. Bolsito de mano con documento nuevo,
listo. Radio con pilas triple XXX, lista.

Claro, y las revistas pornográficas son triple AAA.
¡¡¡Boluuuuuuuudoooooooooo!!!

Entrega 30 de marzo

Tito
Vi al petiso hace un rato, y cuando le conté las últimas
novedades, me salió con una bolsita que tiene guardada
hace tiempo. El muy zoquete no me había dicho nada,
la verdad es que no lo entiendo, ¿no era que siempre nos
contamos todo? Pues parece que no, che. No entiendo
por qué hace ciertas cosas, a veces dudo de cómo le funciona
la azotea, que se haga el misterioso conmigo me
pone fulo; al fin de cuentas Martín es mi nieto, me va a
dejar solo mi nieto, se va a ir con la mina equivocada mi
nieto, quiere vender Pinamarita mi nieto…
¿¿¿Celoso yo??? ¡¡¡Cómo se te ocurre!!! El hecho de que
se haya tomado el trabajo de ir a buscarlo al boliche para
que la barrita de la cuadra no lo fajara no le otorga título
de abuelo, por lo menos no a mi altura, ¿a ver si todavía el
papanatas éste se iba a ocupar de hablar con las maestras
o los profesores, de ayudarlo con los deberes o mandarlo
a clases particulares, de pagarle todo lo que hiciera falta o
se le ocurriera, de llevarlo de vacaciones o darle plata para
que se fuera con los amigos, de mantener la costa porque
era su patrimonio a futuro, a ver, decime, este viejo tololo
hubiera hecho lo mismo que tu padre? ¡No, señor! Así
que de ninguna manera tiene los mismos derechos que yo,
porque nunca tuvo las mismas obligaciones; en realidad,
no tuvo ninguna, lo que hizo, lo hizo de onda, como dicen
ahora los pibes, así que eso de guardarse información para
él, no se lo voy a disculpar así nomás.

Ah, ¿reapareciste, nena…?

Martín
Me vino bárbaro darle un saque al Rutini, ¡qué bueno
que estaba, que lo parió! Ahora me siento mejor. Pensar
que Tito se armó una bodeguita sacando unas tablas del
parqué de abajo de su cama, que es la envidia de más de
uno de mis amigos. La descubrió un compañero del colegio
la noche de la fiesta de egresados, y a partir de ahí
le afané unas cuantas, que le repuse al toque, porque si
descubre que me meto con su escondite... OK, allá voy.
Hola, María, me voy a hacer una escapada a la costa, quiero
ver un par de cosas, vuelvo en dos o tres días… No, María, voy
solo, Nevares aceptó cubrirme a cambio de las que le hice el mes
pasado… Sí, tenemos que hablar, pero a la vuelta… Tenés razón,
pero yo también tengo cosas dándome vueltas en la cabeza,
aguantame que cuando vuelvo… María, no me jodas, si era tan
urgente, ¿por qué no me llamaste…? Ah, mirá qué bien, yo te
tengo que felicitar por teléfono porque te importó un pomo que
estuviera con vos en ese momento, ¿pero para irte a festejar con
tus “colegas” tenés ganas y tiempo, y para llamarme a mí no…?
Vos sos la que me estás reclamando, yo te llamé simplemente
para avisarte que me voy por unos días. Si te parece bien, mejor.
Y si no, lola. Nos vemos cuando vuelvo, Malala. Bye.

María
¿Me la vas a hacer difícil?, entonces voy a aprovechar
para desahogarme. Voy a mandarme un speech que te voy
a dejar con la boca bien abierta. Preparate mientras se te
ventilan los pensamientos…
En primer lugar, no puedo decir que me engañaste,
porque estuvimos los tres de acuerdo en que yo ocupara
su lugar. Suena horrible pero fue así. Ella se fue a Madrid,
creo que ni ella sabe bien para qué, y yo acepté salir con
vos porque me caías bien… (Mentira, me gustabas mucho.
Las dos veces que te vi con Lala me copaste, y quise
que uno de sus machos me diera bola a mí. Y me salió.)
Hubiera sido más fácil si me hubiera parecido un poco
a ella, si hubiera sido menos formal, más lanzada, menos
estructurada, pero bue, uno hace lo que puede. Así que me
imagino que la debés haber extrañado un poco… La extrañaste
bastante, te vi con la vista perdida más de una vez
en estos dos años, sobre todo cada vez que teníamos relaciones,
pero como yo te quería mucho, me hice la boluda,
y por eso duramos tanto, porque me hice bien la boluda.
Pero todo empeoró cuando te enteraste de que venía,
porque empezaste a distraerte, a esquivarme… No sé si
estabas más ocupado o lo inventaste, pero me da lo mismo,
porque empezamos a vernos menos y a darnos menos
bola, y no te culpo sólo a vos, porque yo no andaba
llorando por los rincones.
Con Laura las cosas son así, cuando ella tiene que ver
en algo tuyo, siempre pero siempre, hay quiilombo, y yo
sabía muy bien que este triángulo (que no era un triángulo,
en realidad, porque vos anduviste con ella primero)
no podía terminar bien, porque ella iba a volver algún
día, ¿y entonces…? Porque con ella siempre hay un “entonces”,
las cosas no terminan el día que te dice chau,
sólo se congelan, como si estuvieras viendo una película
y le hicieras pausa. Exactamente así.
Pero ahora hicimos play otra vez, ¿y sabés una cosa?
Hay algo que no te conté: yo también quiero una beca,
pero acá. Vos me conocés y siempre me gustó lo de ayudar;
en la secundaria, yo iba mucho a las escuelas que
apadrinaba la mía, Laura no, obvio, pero yo sí, y me daba
mucha alegría el agradecimiento de la gente, pero, sobre
todo, que haber ido servía para algo, “les” servía. Más que
nada, la carita de felicidad de los chicos, eso valía todo el
esfuerzo.

Bueno, quiero volver a sentir lo mismo, y aunque
no pueda hacer demasiado, quiero contribuir con lo que
pueda.
La beca es en el hospital de El Bolsón.

Laura
Yo no pierdo el tiempo, cuando me pinta algo, me
mando, y ahora me pintó irme. Ojo, no soy una kamikaze.
Algunas cosas las pensé en mi vida, tampoco la pavada.
Cuando dejé Sociología, por ejemplo. No me tomé media
carrera para decidirlo, eso seguro que no, conmigo no
va, pero me morfé todo un año, completito, porque esto
de que no tengo paciencia, no tengo voluntad, ya me tiene
los ovarios inflamados, así que le dediqué un tiempo
para ver qué.

Increíble, acabamos de salir y se quedó redormida. ¡Y
yo que pensaba charlar sin parar hasta allá! Por suerte me
traje el MP3. Hay algunas amigas que…
¡¡No lo puedo creer, es Peter, el de la secundaria!!

Roque
Tengo que decirles que me voy. Sería un asco de mi
parte que Dora encuentre que falta la valija y que su
padre se fue sin saludarla. ¿Y mi amigo qué diría? Que
soy un viejo choto incapaz de decirle que me voy de
vacaciones.
¡Vacaciones! ¿Hace cuánto que no me tomo…? ¡Añares!
Desde que mi finadita Luisa vivía, ¿te acordás, vieja,
que nos íbamos por UTHGRA? ¡Qué hotelazo el de
Mardel, si habremos pasado veranos allá! La verdad es
que haber sido mozo cuarenta y ocho años tuvo sus desventajas,
porque para las Fiestas, Pascuas, Día de la Madre,
del Padre, y otras fechas que se me escapan, laburábamos
como animales, pero teníamos flor de recompensa, porque
yo ligué muy buenas propinas. Es que siempre estuve
muy bien conceptuado…
Pensar que a Tito lo conocí en el restorán, y era un
cliente bastante amarrete al principio, pero cuando nos
mudamos al departamentito de atrás (y gracias a mis benditas
propinas enseguida también nos compramos el De
Soto, ¡qué autazo!, Martincito jugaba a manejarlo cuando
iba al jardín) nos hicimos amigos, y cambió bastante…
Bah, un poco, no exageremos. Hasta fuimos con Tito y el
nene al hotel, hace…, una vida. Y también a Pinamarita.
¡Che, ¿dónde andabas que hace días que no me das
bola…?! Ah, le movías la cola a Dorita, fijate vos, me
parece muy bien, ¿porque sabés una cosa?, los próximos
quince días mejor que se la muevas bien movida, porque
si no te vas a cagar de hambre.

¡Llegó el taxi! Listo. Le dejo una nota a la chiruza y al
otro lo llamo desde el micro. ¿Ah, no te conté? Yo también
me compré un celular.

Entrega 24 de abril

Tito
Parece que está sonando un teléfono y no es el del
living, el tuentiúnico que hay, si yo no quise poner extensiones.
¿El pibe se habrá olvidado el celulino…? No,
en el escritorio no lo veo, tampoco abajo de la cama.
¡Qué raro! El único que tiene cel… ¡¡¡La gran puta, si
yo me compré uno!!! Hay, no lo alcanzo, se me fue al
fondo de todo, estos pantalones de viejo del siglo pasado
tienen unos bolsillos que sirven para guardar la matraca
y las aceitunas también. ¡Bien dicho eso del siglo pasado!
Son de la década del ’80 por lo menos. ¡Por fin, acá
está! ¡¡¡Hola….!!! ¡¡¡Hooooolaaaaaa!!! Nada. ¿Cómo cazzo
era esto? Ah, sí, llamada perdida… ¿Perdida de dónde, de
quién…? ¡Y yo qué sé de quién sorongo es este número!
Si ya ni me acuerdo a quién se lo di. Yo soy un boludo
importante, ¿para qué carancho lo compré? Para darme
corte…, con el petiso, con el farmacéutico, con la paragua,
con el pibe, con Bety… Pero al final mucho sentido
no tuvo porque nunca suena, y tampoco llamo a nadie…
La realidad es que no lo uso. Así que fue plata tirada. A
la alcantarilla, nomás. O al fregadero… “Fregadero, carro,
nevera, gasolina, mantecado…” Me fui a los caños. Hacé
memoria, Saccomanno, ¿a quién se lo diste? Se lo di a
Martín, a Bety (¡hace cuánto que no tenemos un tiroteo,
después te llamo, morocha!), al pelado, a Rivarola (dos a
los que no veo desde que el pibe se recibió, hace ya casi
seis años…), ¿a quién más…? Al petiso, pero él no tiene
celular… A ver, probemos… Llama…
Sí, hola, recién me llamaron de este número pero no sé con
quién hablo, ¿con quién tengo el gusto? Acá habla Alberto Saccomanno,
¿y allá…? Ajá, Roque Huidobro, mucho gusto. ¿Roque…?
¿¿¿Petiso, de dónde carajo me llamás, viejo choto…???
¿¿¿Del micro, de cuál micro, son las diez de la mañana y ya
estás mamado…??? ¿¿¿Del que va a Brasil, cuál Brasil…???
¿¿¿Del de las meninas, no será que me hablás de San Telmo,
viejo baboso…??? ¿¿¿De qué celular me hablás, desde cuándo
tenés celular vos…??? ¿¿¿Desde que decidiste irte a Río, pero
te volviste loco…??? ¡¡¡No, pará, no me cortes, qué crédito ni
crédito…!!! ¡¡¡Hola, hoooooolaaaaaaa!!!
Me cortó, el petiso me cortó. Uy, no, y ahora llaman a
la puerta. ¡Sglup, Dorita!
Cartón lleno.

Martín
Repasemos. Rutini nuevo en su lugar. El micro sale en
una hora y media. Ya junté unas pilchas. Tengo la llave. Le
avisé al portero (lo único que me falta es que me encuentre
con alguna sorpresita). Pero no le dije a Tito todavía,
que me va a salir con sus porqués, que son… ¡infinitos!
No, mejor le dejo una nota… Tampoco. ¡Ya sé! Le mando
un mensajito de texto. Si está tan moderno, que aprenda a
usarlo. Y si putea, que se junte a putear con María.
Y con Laura, también.

María
En dos días tengo el examen, cuando vuelvas, ya veremos.
Pero con todas las cosas que pasaron últimamente,
me parece que…
No esperaba que fueras perfecto, pero hay algo que
no entiendo: si no te convencía salir conmigo, ¿por qué
aceptaste? Sabías que ella y yo somos el agua y el aceite,
no hubo ningún cambio en estos dos años, siempre fui la
misma y siempre fui diferente de Laura. Quizás ahora soy
un poco menos tímida, un poco más lanzada, pero soy yo,
María, y seguiré siendo María.
Si estuvieras copado conmigo, que Laura haya venido
para las Fiestas no tendría que haberte movido la estantería
como te la movió. Porque una cosa es que sientas algo
por ella, pero que desaparezcas, que la otra tampoco esté,
demuestra que no te importo. Que ella me boludee no
me llama la atención, pero tu actitud me deja helada.
Por suerte tengo mis proyectos y siempre le dije a Laura
que tenía que pensar en algo más que en la bragueta,
que a ella le diera alegría, la entusiasmara… Pero la estúpida
nunca entendió, y siempre me salía con lo mismo:
que para eso estaban ustedes, los tipos, para darle alegría,
entusiasmarla. Supongo que debe de haber querido demostrarle
a mamá que nosotras también podemos poner
las reglas. (Yo, igual, no pienso así. Creo que las cosas se
resuelven de a dos, pero Laura siempre fue muy rebelde y
siempre se miró el ombligo, así que eso de compartir no
le va, y mucho menos aceptar límites. ¿Por qué te creés
que vivía al borde de que la echaran del colegio todos los
años? Justamente porque ligaba amonestaciones seguido,
hasta que estaba en la cuerda floja y casi no respiraba hasta
fines de noviembre…)
Pobre Jordi, a pesar de llevarle unos cuantos años se
deja tratar como si fuera un autito a control remoto. Mi
hermana lo pone, lo saca, lo deja, lo agarra, lo llama, no lo
llama, en definitiva, lo usa. Me da mucha lástima porque
parece una buena persona, y la quiere. Pero también me
da mucha bronca… Porque a esta mina nunca le alcanza
con lo que tiene.
¡Si ya jode con uno, ¿por qué tiene que joder con
otro?!

Laura
Ay, Jordi otra vez, parece que no entiende. Casi se me
puso a llorar en el teléfono, con la edad que tiene. ¡Qué
tipo! Al final me dio pena… Y pensar que más de una vez
lo detesté… Casi todo el tiempo lo detesto. Porque no
puede hacer nada solo, es muy dependiente en lo afectivo.
En la empresa, no, se caga en todo el mundo, no consulta
nada, hace siempre lo que le pinta, no anda preguntándole
a cada gerente qué le parece esto o aquello. Lo hace y
punto. Bueno, para eso es el dueño y el gerente general,
¿no? Pero en lo demás…
¡Por qué la vida is so complicated, dear! Cuando le dije
que pensaba quedarme más tiempo, que no me volvía a
comienzos de enero, me salió con que pasarme acá un
mes ya era bastante, que no exagere, ¡¡y otra vez me vino
con todo el fucking rollo!!, que no debió dejarme venir,
que me aprovecho, que extraña tomar Negroni conmigo,
que el jardín se está poniendo triste, que Carmela
no le plancha bien las camisas, que los bancos lo agotan,
que está gastando una fortuna en taxis (¡mejor, así valora
cuando lo llevo en el auto de acá para allá todos los santos
días!), que la cama king size le queda gigante, que la música
lo conmueve, que no tiene apetito, que en la oficina le
ven mala cara, que su madre está preocupada por su salud,
que está pensando en venir a buscarme, ¡¡¡ay, Dios!!!


¡Pero qué sorpresa, Peter, sí, soy yo, hola…!

Roque
¡Roque viejo y peludo, nomás! Cómo se puso el otro,
no se imaginaba nada. ¿Si yo siempre fui un hombre tranquilo,
que del trabajo a casa y de casa al trabajo, y cuando
me jubilé y enviudé, pobre Luisita, me dediqué a los trámites
de Dora? Por suerte apareció Coquito para acompañarme
un poco, que si no…
Eso, apareció, nunca mejor dicho. Porque estaba volviendo
de la casa de Genaro, el cocinero del bodegón
al que va Tito (y yo a veces lo acompaño), una de esas
noches tormentosas, que está anunciada alerta meteorológica,
y justo a dos cuadras de casa se largó con todo.
Entonces me quedé en la farmacia de Iribarne, que es
flor de chorro, pero buen tipo, y aguanté hasta que pasó
el granizo. Pero cuando me decidí a caminar lo que me
faltaba, escuché un ladrido que parecía el llanto de un
bebé.
Primero creí que soñaba, entonces seguí sin darme
vuelta. Pero después se hizo insoportable, y tuve que frenar.
¡Para qué! Ahí estaba, un cachorrito todo empapado,
temblando de frío, que me partió el alma. Lo alcé, lo envolví
en el saco (que me quedó hecho un asco y lo tuve
que regalar a la iglesia, porque en casa no tiramos nada,
¡no, señor!), y allá fuimos. Nunca me voy a olvidar de la
cara de mi hija: creí que nos echaba. Pero no puede. La
casa es mía.
Que si no…

Entrega 14 de mayo

Tito
Muy bien, señor Huidobro: mientras usted se va a analizar
culos en vivo y en directo, tras largarme en banda sin
ningún empacho con mi misión (que dejó de ser ultrasecreta
porque el pibe tiene que haber visto a Laurita varias
veces ya), yo me ocuparé de salvar a un joven cándido, si
los hay… (Más bien diría que mi nieto es un pelotudazo
importante, pero bueno.)
Comencemos por contaminar la escena del crimen. A
los efectos, plantaremos las siguientes pruebas condenatorias
suministradas por mi adlátere, procedentes de una
caja roja celosamente guardada en el placard: marquillas
de cigarrillos (John Player, Benson & Hedges, Gitanes, ¡la
puta que fuma caro la nami…!), envoltorios de alfajores
(Havanna, Balcarce, Trasens, ¿se dedicaban a hacer testeos
estos dos…?), entradas de cine (de acción, de suspenso,
de terror, de terror, de acción, ¿y las de amor para cuándo…?),
petaca de whisky (¡ya no le queda ni una sola
gota, me cachis!), y “la prueba”: tanga con pompones,
cual pañuelito de cuatro puntas, símil cancha de fútbol,
que quedará de lo más decorativa en este almohadón.
¡Cuando vuelva del hospital se va a querer matar! Si con
esto no da marcha atrás, Lili, ahora sí que tiro la toalla.

Martín
¡Uy, esta película la vimos hace dos años en el micro
de ida a Mardel! Y me acuerdo que me recopó. Recién
empieza, así que esta vez la quiero ver entera para entender
un par de cosas que me quedaron colgando. (Por
suerte, el Jorgito triple que venía en la Cajita Feliz compensa
el intomable café del micro.)
Paciencia, abuelo. Después te aviso.

María
Por qué los tipos son tan impredecibles. A veces no
te registran, otras veces se hacen los que no te registran,
pero la mayoría de las veces se obligan a no registrarte.
Con esto de que la mujer se volvió tan independiente y
tan demandante, están cagados en las patas de que les pidamos
qué sé yo qué… Bueno, la verdad es que muchas
minas piden qué sé yo qué. Buscan flacos empresarios,
con toda la guita, atléticos, que sean jóvenes pero maduros,
inteligentes pero que no se las den, seductores pero
que no quieran voltearse a todas, familieros pero que les
guste la noche, o sea, un verdadero quilombo. En un punto
tienen razón, al final.
Pero con Gaby fue desconcertante. Venimos cursando
juntos desde primer año, ya hace tres que nos conocemos
pero recién este año nos hicimos amigos, y resulta que de
pronto, sacado de no sé dónde, hace un mes me invitó a
tomar algo. Yo me resorprendí, pero como se había peleado
con la novia, pensé que quería un hombro para llorar.
Pero no. El tipo se me puso a hablar de lo difícil que es
la comunicación humana, que las personas se distancian
cada vez más, que las parejas no se toleran nada el uno al
otro, que esto y aquello, hasta que remató con que gustaba
de mí y que hasta ahora no había dicho nada porque
yo tenía novio.
¿Pero si vos estabas en pareja…?
Sí, pero ¿querés saber la verdad? Era para darte celos, hace
tiempo que espero que te pelees.
La cosa es que ahora no sé si tengo novio…

Laura
Sí, soy yo, ¿qué decís, tanto tiempo…? Bárbaro, me fui a
España, a Madrid, buscando no sé qué, y resulta que encontré
a un gallego, jajaja. La cuestión es que primero probé acá con
Sociología, que me resultó un embole absoluto, demasiado intelectual
para mí, pero como nada me convencía, resolví rajarme
a la madre patria, con los dólares de mi madre, jajaja. Sí, sigo
igual de jodona, no de jodida, que es otra cosa, pero mucho más
madura, no sabés, ahora soy la formal de las dos. ¡En serio, te lo
rejuro! ¿No me creés? ¡Yo tampoco, jajaja! ¿Y vos, qué onda?
¿Te casaste con Natalia Oreiro…? Ah, ¿no le decíamos así…?
¿¿Cómo, Nancy Dupláa?? Creo que te equivocaste de star,
pero no importa, ¿te casaste o no…? Obvio, éramos rechicos, y
además era una dolobu total, para exportación, sorry pero es
la verdad. ¿Y qué hiciste después del colegio…? ¡¡Decime algo,
dear…!!


Ahhhh, mirá vos, nunca me lo hubiera imaginado. Quedate
tranqui, pasa en las mejores familias... Uy, sí, ésta es buenísima,
vuelvo a mi asiento así la podés ver. Bye.
Pobre pibe, sobre que era medio quedado terminó
siendo drag queen. Una lástima porque estaba para darle…
Aunque si lo miro bien, más de un tipo debe haberse ensartado,
porque tiene un flor de orto, camina como una
pantera, y producido, debe de ser un camión. ¡Así no se
puede competir, loco!

Roque
Quién hubiera dicho que yo iba a estar viajando a
Brasil con los compañeros de bochas, mientras mi amigo
de los últimos cuarenta y siete años y pico (ahora no
tengo ganas de pensar los meses y los días) se queda en su
casa tratando de convencer al nieto de que aquella gemela
sí, pero esta gemela no, cuando el nieto tiene reclaro
que ahora ésta sí pero ahora la otra no, y entonces los
dos tironean del mismo hilo lo más fuerte que pueden,
hasta que en un momento se rompa y alguno de los dos
se caiga de traste.
No me cabe en la cabeza cómo semejante pelmazo
de veintinueve años puede estar dándole explicaciones a
este vejete, cuando está recibido de médico, se ganó una
beca transcontinental, tiene departamento propio (que
sea heredado es una nimiedad), y no se compró auto por
alguna pavada que no me contaron. En fin… Cierto: le
da explicaciones porque es un pelmazo.

Si serán aburridos estos viejos chotos, todos durmiendo
y salimos hace apenas unas horitas, qué digo, unos
minutitos…
¿¿Que ya estamos llegando a la frontera??

Entrega 5 de junio

Tito
¡Uy, no te conté! Resulta que después de colgar con
el tololo de atrás, ¡zas!, ¿quién toca el timbre?, ¡exacto!, la
nena, ¿y qué viene a preguntar, Dorita?, que si yo tengo
algo que ver con la huida del padre. ¡Huida, si será! ¿A
vos te parece que el padre huyó? Sí, no me contestes, a
mí también, y si no, fijate, a mí tampoco me lo dijo, y yo
no puedo reclamarle ni que me deja solo, ni que me debe
plata, ni que me tiene que hacer trámites, ni ocho cuartos
puedo reclamarle.
Aunque pensándolo bien, tengo algo pendiente con el
petiso. La última vez que jugamos (no sé cómo decírtelo
porque se me queda atorado en la garganta, siento un
nudo que me dan ganas de llorar, mirá lo que te digo;
es una sensación de estrangulamiento, de opresión, casi
como si tuviera un adoquín encima del pecho, o más
bien una cuadra entera de adoquines; tan fuerte es, hija,
sí, así de fuerte) estábamos llegando al final del partido, y
no sé cómo, ¡te juro que no lo sé todavía!, pero así, como
si nada, de la galera nomás, me comió la dama y terminamos…


¡¡¡Empatados!!!

Martín
Qué bueno estar tirado en la arena, ya no daba más.
Pero qué linda rubia…, lástima que está con la mamá, la
hermanita, el perro, ¡y el punto! Mejor miro para otro
lado, me parece que el flaco me vio cuando tenía la vista
clavada en el ojete de la mina… Sonamos, viene para acá.
Por hoy demasiado sol, me voy silbando bajito antes de
que me surtan.

A salvo. Corrí como tres cuadras porque el tipo se
me venía al humo y tenía lomo de patovica. Pensar que
después tenemos que atender en la guardia a los pobres
pibes que esos infradotados muelen a golpes. En mi época
todavía no pasaba tanto, se cuidaban más, pero ahora
todos los sábados cae más de uno fracturado, o con el
hombro dislocado, o con un tajo en la cabeza, y muchas
veces son estos energúmenos los que los fajan… También
hay barritas que se dan sin asco, pero los patovas son de
terror, parece que eligen ese laburo para descargar toda
la bronca acumulada que tienen… Aunque en la guardia
te toman de confesor, y los mismos pibes te cuentan que
se chupan hasta el agua de los floreros y caen remamados
a bailar, y encima pretenden seguir chupando, así que a
estos tipos no les queda demasiada alternativa, porque algunos
pibes se ponen violentos y entonces los tienen que
sacar como sea.

Listo, Saccomanno, mensaje de texto enviado, ahora sí,
que exploten los planetas.

María
Me vino genial estudiar con Gaby, la verdad, porque
había algunas cosas que no me acordaba, y encima descubrí
que un par las había entendido al revés. Pero voy a
tener que ir con cuidado, porque mientras no sepa qué
pasa con el otro… Además, no sé, no me convence, lo veo
demasiado grande para mí. Siempre me pareció simpático,
que había onda, pero nunca se me ocurrió otra cosa
con él… Ni con él ni con nadie, yo no soy como Laura,
si yo salgo con uno, no le hago caritas a otro, eso no se me
pasa por la cabeza… O no me animo, pero la cosa es que
no lo hago. En cambio aquella va a estar paradita en el
altar mientras relojea a los monaguillos, jajaja… En realidad,
no se va a casar por iglesia, si se casa, y los pibes más
chicos nunca le gustaron (bueno, a mí tampoco). ¡Y no
sé de qué carancho me río yo, si al final tengo un novio y
una hermana traidores y otra vez me agarró el cagazo de
irme sola, será posible! Cuando tengo algo superdecidido,
siempre me pasa lo mismo, me arrepiento.
Lo que no entiendo es lo que me contó. ¿Cómo es
esto de que él también quiere concursar? ¿Ahora resulta
que una actitud solidaria la tiene cualquiera, cualquiera
quiere ayudar al prójimo, todos nos identificamos con
los que sufren, a todos nos nace donar nuestro tiempo y
nuestro esfuerzo, los cartoneros son iguales a nosotros, la
villa es un lugar para trabajar como cualquier otro…?


Bueno, total nadie me escucha: por empezar, yo no
pienso donar mi tiempo y mi esfuerzo esta vez, eso lo hacía
en la secundaria, ahora voy a concursar por una beca
rentada. Para seguir, yo respeto a los cartoneros, pobres,
¿no?, pero eso de revolver las bolsas, un poco de asquito
me da, no como a Marisa, la amiga de Laura, que una vez
casi vomita, pero… Y para terminar, yo, a la villa, qué sé
yo, no es por prejuicio, pero sinceramente, me da cosita ir
a trabajar ahí, mirá si me roban, me tocan, me violan…
Iguales iguales, lo que se dice iguales, no somos.
Un poquito iguales, nomás.

Laura
La película era un bodrio, pero qué le iba a decir a
Peter, pobre, si era sobre la vida de un travesti, que lo disimula
toda la vida hasta que a los cuarenta años, en una
fiesta de un conocido se encuentra accidentalmente con
el hermano, que no lo reconoce, y cuando justo está por
subirse a un taxi para que no se avive, el otro lo corre
y lo alcanza, porque algo sospecha, y ahí se da cuenta y
se va como loco. Entonces unos días después, en la casa
de los padres están almorzando los cuatro, porque es el
cumpleaños del padre, y el “hijoputa” del hermano va y
lo manda al frente al pobre travesti, que se pone a llorar
a moco tendido, y terminan todos discutiendo y echándose
en cara un montón de cosas rejodidas: el padre a la
madre, la madre al padre, los hermanos a los padres, los
padres a los hermanos, los hermanos entre sí; hasta que el
tipo agarra la cuchara de madera con la que la madre les
había servido la ensalada, se para en el medio del comedor
y canta casi escupiendo los pulmones Soy lo que soy,
mientras la familia lo mira espantada…
¡Flaca, llegamos! La Bunge nos espera.

Roque
Mirá vos, tantos años escuchando hablar de Ciudad
del Este y de Foz de Iguazú… Porque siempre son los
otros los que cuentan, los que viajan, los que gastan, los
que compran, los que comen, los que toman, los que se
mudan, los que ascienden, los que tiran manteca al techo,
los que cogen… Pero esta vez voy a ser yo, vamos a ser
nosotros, y no vamos a dejar un solo culo sano…
¡¡¡Porque somos los muchachos de la pastillita azul,
carajo!!!

Entrega 3 de julio

Tito
¿Qué por qué estoy con esta cara? ¿Qué por qué dejé
un tendal de pañuelitos por todos lados? ¡Por esto! Por
culpa de esta ignominia… ¿Cómo que no se enteró nadie,
no sabés que todo lo que tiene que ver con las comunicaciones
te lo pueden hackear…? ¡Pero claro que tu padre
se informó, desde que tengo e-mail que lo sé…! Ah, ¿vos
te creías que lo del celular era una novedad? ¡No, Lili, yo
hace años que me modernicé, lo que pasa es que no ando
por ahí como el zanguango del fondo ostentando! Eso de
que de pronto se va a Brasil y a mí me lo comunica por
su teléfono recientemente adquirido viviendo al lado, lo
hace para darse dique, ¿para qué otra cosa podría ser…?
¡Claro, la señorita resulta que patea para el otro bando en
lugar de serle incondicional a quien le dio la vida, le dio
el ser…! No podés comparar, yo no me dedico a esperar
que me toquen la campanita para ir a hacer lo que me
mandan, porque Roque parece el mayordomo de la hija.
Yo tengo una vida, siempre la tuve. Éste no, antes cumplía
con los pedidos de la jermu y ahora cumple con las
órdenes de Dora, porque aquella parece un sargento de
caballería…
Mirá, si querés te cuento, y si no, sigo con lo mío…
No, no, ni mandar mensajitos ni tampoco mails, qué pasó,
¿te picó?, me voy a ir a regar las plantas porque las veo
muy decaídas, no sé si les falta agua o la charla diaria con
tonada del norte. La paraguaya se ofendió y se fue hace
días… Lili, si no le gusta que lo cuide, que se ofenda y se
vaya también, así nos hacemos un favor mutuo, porque
así le digo a la morocha que venga más seguido en vez
de tener que ir a pagar al telo cada vez que… Ah, ¿te dio
curiosidad? Bueno, papito te lo va a leer. Prestame toda
tu atención.
Abuelo, te lo digo así porque no quería discusiones. Stop.
Estoy en Pina. Stop. Vine por dos o tres días. Stop. Hay un
interesado. Stop. Pero no sé qué voy a hacer. Stop. El lugar
necesita algunos arreglos. Stop. A la vuelta hablamos. Stop.
¿Y, qué me decís, eh? ¡Una maravilla el pibe, un nieto
de luxe, podría decirse! Pendejo del orto, ¡en lugar de decírmelo
de frente, en la cara, me lo dice por mensajito de
texto el muy cobarde, resultó igual que el tololo de atrás!

Martín
Cuánta paz, cuánta tranquilidad, no lo puedo creer.
Sin reclamos de parte de nadie…
Tito es mi abuelo, lo quiero, le debo todo, podría decirse
que casi la vida, con perdón de mi vieja, pero a punto
de cumplir los treinta, vivir juntos en el tres ambientes
ya me resulta insoportable. Y no me refiero a no poder
llevar una mina, que nunca fui de hacerlo (además, María
es mi novia hace dos años). El problema es cuando quiero
usar el baño, cuando quiero hacerme un churrasco, cuando
quiero reunirme a tomar unas birras, cuando quiero
quedarme durmiendo, cuando quiero andar en bolas; lo
que sea, ya no da.
Porque aunque me la paso en el consultorio o en la
guardia, quiero hacer la mía y no que el viejo me esté
persiguiendo casi con la cuchara de sopa en la mano…
En cuanto pongo un pie en casa, el tipo viene corriendo
a preguntarme cómo me fue, o a contarme que le ganó
otra vez a Roque, o a avisarme que aumentó no sé qué
cosa… Necesito independencia, vivir así nos está resultando
demasiado complicado.
O al menos a mí, porque creo que Tito es capaz de
bancarse cualquiera cosa con tal de que no me vaya. A
ningún lado. Y no hablo sólo de Madrid… Lo que me llama
la atención es que no quiera tener también él un poco
de libertad, porque siempre fue un viejo piola, siempre le
gustaron las minas; ahora, por ejemplo, está reenganchado
con esta Bety… La conoció el año pasado, y no deja de
pensar en ella. No lo dice pero yo lo conozco. Parece que
la otra es un minón en la catrera, pero yo creo que hay
algo más. Me parece que se tienen cariño, que no es sexo
nada más. ¡Sexo a los setenta y cinco, qué envidia! Porque
ella tiene como veinte años menos… Hará como un mes
estábamos entrando con María al hotel, una noche que
llovía como la san puta, habíamos ido después del cine,
y los vi salir muertos de risa. Ellos no me vieron, y no le
conté nada a María... Espero tener la mitad de la energía
de Tito a su edad; por eso, no lo entiendo, debería querer
rajarme, que me case, que me junte, lo que sea, pero que
me las tome. En realidad, no es complicado vivir con él, el
tema es que Saccomanno es el complicado… Pero ése es
su problema, yo tengo los míos. Tenerlo a él como abuelo
no es nada fácil, pero tener a María de novia es…
Está moscardoneándome todo el tiempo, me tiene podrido.
Decí que a Tito nunca le cayó bien, que si no, se
instala… Ahí está la cosa. Adoraba a Laura, y no va a poder
cambiar de idea. Al viejo le gustan zafadas, con un tornillo
flojo, a punto de cualquier cosa, por eso María nunca le
fue. Las seriecitas, prolijitas, responsables, no le van.

¿Y entonces por qué a mí siempre me rompió tanto
las pelotas? ¡Que no te lleves materias, que no dejes para último
momento la tarea, que ordená tu cuarto, que te tomo la lección,
que voy a hablar con la profesora, que llamo a la maestra, que
no dejes cosas tiradas por toda la casa, que traeme el boletín, que
terminá de estudiar antes de la merienda, que lavate las manos
antes de sentarte a la mesa, que no te olvides de la prueba de la
semana que viene…!

Por eso: me tengo que mudar. Adonde sea.

María
Recién ahora me doy cuenta de que hace unos días
que no veo a mi hermana, le voy a preguntar a mamá en
qué anda. Seguro que se inventó algo con Marisa, son
tal para cual; le debe haber caído como el tujes que yo
quisiera manejar la situación, ¡grande, Malala!, por fin te
avivaste y le dejaste claro que las cosas van a tener que
ser parejas…
Aunque cuando me vaya al Bolsón vamos a tener menos
contacto todavía, pero no es cuestión de que siga
creyendo que ella tiene el control, tiene que entender
que no puede hacer lo que quiere, como quiere, cuando
quiere, con quien quiere… Es insoportable que no le
entre que en las relaciones humanas hay dos personas,
que piensan, sienten, quieren cosas distintas, y que no se
puede hacer siempre lo que quiere una. No va que una
imponga y la otra obedezca, esto no es el ejército, ninguno
tiene más rango que el otro…
Qué lástima no poder ser amiga de la única hermana.

Laura
Sol, mar, arena, qué divino, hace dos veranos que no
vengo a la costa, la última vez fue Mardel… Bueno, estuve
en la costa mediterránea, en el Caribe, hasta me di una
vueltita por Brasil el año pasado (que no se entere Cristina
porque me come cruda), pero me refiero a nuestra
costa, así, fresca, cambiante, ventosa… Para qué lo habré
mencionado, viento… Cagamos, más viento, con arena, y
encima se fue el sol... ¡Ay, no, parezco una milanga!
Che, Mara, ¿vamos a chuparnos una birringui…? ¡Nena,
no tengo ganas de comer arena…! ¡Ya sé que vinimos por tres
días…! ¡Dejate de hinchar las bolas y sé gamba…! ¡¡La idea
fue mía, vos tenés que ser gamba, no yo…!! Andá a cagar, chau,
me voy.
Desagradecida de mierda, la invito para que no se
quede como una tarada en la casa a cuidar a los cinco
hermanos y así me paga. Y después dicen que soy jodida.
¿¿Yo jodida?? ¡¡Si soy un pan de Deus!! La gente es muy,
pero muy ingrata, pero no me caliento, no, no, no, me
voy a dar un baño con sales, me voy a comer algo bien
grasoso con mucha cerveza, me voy a fumar un porrito,
y si no le gusta, que se vuelva.
Volvete, ¿me oís? ¡Si no te gusta, VOL-VE-TE! Jodida a
mí…

Roque
La de cosas que me compré, cuando se entere Dorita,
me va a querer matar, ¡pero va a ser tarde porque ya están
compradas! Y ahora, a seguir viaje, que pronto vamos a estar
en destino… Tan pronto no, faltan como otras quince
horas, tengo el culo chato ya, pero como estas vacaciones
nos salieron unas cuantas jubilaciones, hay que disfrutar
de todo: el trayecto (una ruta llena de baches), el paisaje
(muy lindo pero todo parecido), la charla (¡están todos
durmiendo estos!), el micro (que hace ruiditos por todos
lados), el asiento (que no se reclina pero me lo cobraron
como si, manga de ladrones), la comida (siempre fría y recocida),
las películas (una peor que la otra), las garotas…,
¡uy, las garotas! Ahora que lo pienso, no vi cuando bajé…
Claro, vos esperabas culitos como los de Tinelli, pero de
esos acá no hay, de esos no vas a ver…
¡Porque son todos tostaditos!

Entrega 20 de julio: FELIZ DIA DEL AMIGO

Tito
Hola, Bety, ¿cómo fue tu día…? Ah, igual que el mío, un
asco… Está bien, vos dijiste un plomo, pero yo soy más contundente,
¿qué vas a hacer a la salida…? Y, porque tengo una
propuesta que no vas a poder rechazar. Paso a detallarte. Tengo
un Rutini exquisito, compré unas pechuguitas que pienso hacer
con una salsa de champignones, que me sale… no sabés, y de
postre, hay helado, pasé por Volta, ¿qué decís, morochaza…? Y si
querés, la podemos hacer completita, porque el garca de mi nieto
se rajó unos días a Pinamarita, así que podemos desayunar juntos
antes de que entres en el hospital. Decime, ¿no es perfecta…?
Sí, después te cuento, porque entre Roque y Martín no hago uno.
¿A qué hora venís, entonces…?

Martín
Punto 1: el bajomesada está podrido, pero el mármol,
la bacha y las canillas zafan. Punto 2: a la ducha hay que
hacerle un zócalo, pasarle el secador al piso me tiene los
huevos al plato. Punto 3: querida heladera, gracias por los
servicios prestados, pero el congelador no va más; estamos
en la época del no frost, así que imaginate, y además
perdés mucho frío por el burlete. Punto 4: estaría piola
instalar DirecTV o cable, para que no se use sólo en
temporada. Punto 5: la decoración no es mi fuerte, así
que colchas, sábanas, toallas, colchones… (sí, voy a tener
que cambiarlos también, son una garcha), cortinas, y restantes
boludeces, quedan para la próxima… Y, con esto,
estamos.
Después de que venga el flaco, voy a ver qué.

Qué, cómo, cuándo, dónde, sería más preciso.

María
¡¡¡Qué hija de recontra remil reverendísimas putas que
sos!!!
¡¡¡Malparida, la Juanita Viale no te llega a los talones!!!
Ahora sí que conmigo fuiste.

Laura
Me acuerdo que hace dos años mirábamos juntos el
mismo mar, y aunque nos conocimos por casualidad,
todo se dio de una manera tan copada que parecía que
nos conocíamos de siempre. Pienso en eso y no entiendo
cómo insistí con rajarme a España.
Reconozco que la idea me surgió en Baires dos meses
antes, cuando decidí largar Sociología y no sabía cómo
decírselo a la vieja. Aquella siempre con lo mismo: ¿Cuándo
te vas a parecer a tu hermana? ¿Cuándo vas a sentar cabeza?
¿Cuándo la pindonga…?
Eso seguro que no. Porque si hubiera pensado más
en la pindonga, no me hubiera ido tan apurada. Los dos
primeros días me engañó, yo creía que Tincho era un gil
importante, muy…, y en realidad lo era, pero afuera de la
cama. Porque en cuanto le bajé la caña, resultó un maestro.
MA-ES-TRO. Cuando se lo conté después a Marisa,
no lo podía creer. A Malala no se lo dije porque, en un
punto, me daba cierta cosita. ¡Cosita a mí, y viniendo de
ella! Una locura, muy crazy, pero así fue, me dio cosita…
Ella siempre tuvo miedo de que yo le sacara al flaco con
el que andaba, pero a mí nunca me había pasado. Claro,
hasta ese momento. Como se me ocurrió la idea de que
se enganchara con Martín cuando yo me iba a España,
me agarraron como celos, como cagazo de que ella pudiera
ser mejor amante que yo... Pero seguro que todavía
no sabe.

Que es un maestro en la cama.

Roque
Miro que te miro y nada, che. Pura vegetación. Todo
lindo, muy verde, muy frondoso, mucho árbol, mucho
helecho, una flor más exuberante que la otra, pero de lo
que me interesa, nada.
Claro, si Tito estuviera acá, me diría: Pero petiso, al fin de
cuentas no sabés aprovechar lo que te da la vida, caen pescados
del cielo y vos con un palo de amasar…, ah, no, era con una
cuchara, que para el caso es lo mismo. La cuestión es que
no podés ensartarlos…
Qué linda palabrita: ensartar, que me lleva a otra más
linda todavía… Empomar… Y a otra más… Pomo…
¡Vení que te empomo con el pomo! ¡¡Quiero ver a mis
culitos!!
¿No era que la vida es cíclica?

Entrega 14 de agosto

Tito
Ahora sí que esto se puso lindo... Mi amigo se rajó a
Brasil a ver si la pone por última vez. La novia del pibe se
recibió y resulta que se le subió la enfermería a la cabeza.
La gemela anduvo revoloteando al pibe a escondidas de la
otra. El pibe se rajó a Pinamarita a ver qué hace con estas
dos. Y yo, sin comerla ni beberla, estoy de solterito, en mi
propio bulín… Pensar que en otro momento lo hubiera
disfrutado mucho más, pero me tiene tan estufado que
Martín sea tan cagueta que no puedo estar todo lo contento
que debería.
Cuando conocimos a Laura, Laurita cariñosamente,
nadie podía saber que era como era. O sea, una loca linda.
Yo no me voy a engañar a esta altura. Es una piba
divina, divertida, enloquecida, descontracturada, irresponsable,
vagoneta, sexy, sensual, bocona, irreverente, o
sea, no precisamente un dechado de virtudes. Pero tiene
una vitalidad envidiable. Lástima que no tengo cincuenta
años menos, porque me la ensarto, y no sabés cómo… Y
ojo, lo digo con todo respeto. Porque lo de la paragua fue
una reverenda boludez, pero de ella. De ella y el nabo del
Elpidio ese, no podés ser tan oscurantista, ya estamos pisando
la segunda década del siglo XXI, ¡cómo habrá sido
la vieja entonces! O peor, ¿pretenderá que sus hijas, dos
adolescentes, jueguen a las muñecas hasta los veinticinco
años…? Pero me fui por las ramas, porque esto de la
asociación se me da muy fácil a mí (¿¿o tal vez psicólogo,
psicoanalista, relacionista público…??).
Entonces, con semejante chica primero, no puedo entender
cómo pudo conformarse después con la hermana.
Que es todo lo opuesto, pero en todo… Será responsable,
comprometida, estudiosa, sincera, leal, trabajadora, voluntariosa,
inteligente, aplicada, y todo lo que vos quieras,
pero a la hora de los bifes, ¡agarrate…! Eso, agarrate bien
porque ella no te va a agarrar. Perdón, Lili, pero el tema
amerita hablar con absoluta claridad y transparencia. Así
que, a lo hecho, pecho. Y por eso, justamente, el dolobu
ahora está con el rabo entre las piernas pensando qué
hacer. No tanto porque está reflexionando si se va con
María, sino porque le está trabajando el bocho a mil por
hora sobre qué le pasa hoy “con la anterior a María”…
Timbre. La seguimos mañana.

Martín
Qué viaje horrible, entre las guardias que le hice a Nevares
y ese asiento ínfimo, no pude dormir de tan pasado
de rosca que estoy. En la agencia te lo venden como si
fuera un coche cama del mejor micro de larga distancia
y termina siendo uno pedorro de clase turista que debe
tener cincuenta centímetros de ancho con toda la furia,
me mató estar tantas horas sin poder moverme… Encima
tengo cansancio acumulado, si hace rato que no me tomo
vacaciones en serio, porque una escapada de dos o tres
días es un chiste. Desde Mar del Plata, justo, porque fueron
quince días, entonces, dos años, creí que hacía mucho
más…
Por suerte estoy a punto de llegar, ¡no lo puedo creer!
Y qué linda ciudad, era hora de conocerla. El abuelo me
había prometido que íbamos a venir cuando me recibiera,
pero en esta época es difícil cumplir con la palabra.
Igual, no puedo quejarme; pudimos conservar la costa,
nos hicimos algunos viajecitos por el país (los dos juntos,
él por PAMI, que nunca me quiso blanquear, ¡qué Neanderthal!,
yo con los chicos del hospi…), vivimos casi en
una casa, con jardín en el frente y parrilla en el patio,
donde Tito se mandó unos asados de la ostia…
Y con María salió todo bien. Cada uno dijo lo que
tenía que decir y decidió lo que le parecía mejor, ¿es esta
esquina?, no, parece que la otra; así que aunque se complicó
todo sin sentido, porque los dos deberíamos haber
hablado de entrada, ya pasó, ¿ah, tampoco?; la vida es así,
una de cal y otra de arena, pero está bárbara, ¿ahora sí…?
¡Genial, llegamos!
Le hice caso a Tito y sólo traje un bolsito de mano para
aguantar el primer mes. No, gracias, quédese con el cambio.
¡Que buena que está, en las fotos no se notaba que tiene
tantos pisos, es enorme! Uy, ése debe ser Altamirano, el
capanga de medicina familiar. ¡Sí, soy Martín Saccomanno,
cómo le va, doctor…! Un gusto para mí también… OK, Luis,
es un placer estar acá, sinceramen…

¡¡Quién carajo…!! ¡Hola…! ¿¿Quién...?? Ah, disculpá,
ya te abro.
La gran puta, estaba soñando. El comprador.

María
Tengo un flor de cagazo; me estudié todo y después
me repasé todo con Gaby, pero me siento como si estuviera
ante el tribunal de la Inquisición, parece que la
secundaria no se me pasó todavía. Encima, estamos esperando
hace media hora que nos entreguen las benditas
hojas, que son como un millón del famoso multiple choice,
que es una verdadera porquería… Ah, miralas, ahí van llegando,
como si fueran modelitos por la pasarela, cagándose
de risa, ¿de qué se pueden estar riendo estas minas; de
la tonelada que van a tener que corregir, las muy boludas?
Porque a eso yo no le veo ninguna gracia, se nota que no
lo pensaron lo suficiente, si no, se hubieran quedado al
lado de la pileta tomando caipirinha o caipirosca
Aunque, pobres, cara de high society no tienen, más
bien de la que limpia en la casa de las de high society, así
que, además de tener que corregir una montaña, después
van a tener que ir a la casa a lavar, planchar, cocinar, limpiar,
aguantar que se las coja el marido, y vuelta a lavar,
planchar, cocinar, limpiar, corregir otra montaña, que se
las vuelva a coger el marido…
No, si es muy divertida la vida que tienen las modelitos
de la pasarela.

Laura
Entre el baño con sales, la birra con rabas y el porrito
creo que alucino. Ya sé que el marulo no lo tengo donde
debería tenerlo, porque veo todo como en cámara lenta,
los colores son más brillantes, los sonidos son más agudos
o más graves, siento un relax divino, nada me importa demasiado,
el tiempo es de goma, ¡uy, el piso también, está
todo deformado!, la lluvia en la ventana hace un ruidito
que parece que el vidrio se estuviera quebrando. ¡Que
lástima que uno no puede estar fumado todo el tiempo,
sería una masa! Pero eso de ver gente que no está no me
había pasado nunca…
Podría asegurar que vi pasar a Martín con un flaco por
la vereda.

Roque
Estos viejos son de no creer. Hace años que no salen
de vacaciones, igual que yo; se dedican a hacer cosas
para sus hijos o nietos, igual que yo; juegan a veces a las
bochas, igual que yo… Pero yo tengo un perro, que requiere
mucha más dedicación que el canario de este o el
loro de aquel, y juego con Tito al ajedrez dos o tres veces
por semana, mientras ninguno de estos mequetrefes tiene
algún pasatiempo, o hobby, como le dicen ahora…
¡Y desde que salimos de Buenos Aires, lo único que
hicieron fue morfar y apolillar! Ni siquiera se bajaron en
Ciudad del Este, como hice yo, los muy giles (cosa que
les resultó muy ventajosa, si lo pienso un poco, porque
no gastaron ni un solo mango hasta ahora. ¡Manga de
amarretes!).
No digo tampoco que yo me haya dedicado a filosofar
a lo Sartre, a un mozo jubilado no le da el cuero
para tanto, si bien alguna lectura trascendental, profunda o
sutil tengo en mi haber (¡si me escuchara Titín diría que
soy un buen discípulo suyo!), como, por ejemplo, García
Márquez, Vargas Llosa, Fuentes, Medina, Soriano, y varios
más (pero todos los libros que me compré para “estar en
onda” me parecieron de lo más aburridos o no los entendí
para nada, así que los apilé al lado de mi cama y en cada
cumpleaños o Navidad le fui regalando a Tito uno; todavía
me queda el último, el del piso, pero ese lo voy a tener
que tirar, porque un día reventé a una cucaracha contra la
pared y no quedó muy presentable que digamos…).
Pero parece que a estos mamertos la única curiosidad
que les queda (considerando que ninguno fue Premio
Nobel, físico nuclear, astronauta, biólogo marino, espía
internacional, aviador, antropólogo, o al menos meteorólogo,
que tiene que predecir catástrofes; es decir, que no
tuvieron una vida plagada de momentos y descubrimientos
excitantes que les gastaron las bujías y los transistores
hasta la última reserva) es mirar carne fresca…

¡¡¡Y tocar, oler, saborear!!! Total, pa’ pedir…

Entrega 4 de septiembre

Tito
¡¡¡Tito viejo y peludo, nomás!!! La morocha quedó
bien satisfecha, casi se le dan vuelta los ojitos, también,
con el viagra que me mandé mientras ella estaba en el
baño no había forma de fallar: le dimos a la matraca un
turno completito, sin parar, y ahora estamos viendo tele
para poder recuperarme, porque en este estado, si llego a
dormirme, capaz que sigo de largo y Morfeo no me ataja.
La pobre tendría que pedir una ambulancia y no sé cómo
se lo explicaría al jefe, porque decirle que vino a controlarme
la presión un año después del infarto, ¿eh, Lili…?
¡Hola, Lili, ¿estás ahí…?! No, parece que todavía se cree
que estoy casado… O que ella sigue siendo una nena…
O no sé qué se cree. Por supuesto que no lo que debería
creerse, que es que soy un hombre adulto, y libre. Sobre
todo eso: libre… (Pero lo de desaparecer ya lo hizo varias
veces, y Bety nunca había venido a casa. Quedate tranqui,
bombonazo, que es la primera de muchas más...)

Yo tendría que considerar seriamente lo de dejar de
hablar con un fantasma (aprovecho ahora que no me estás
escuchando), porque pasaron demasiados años y ya es
momento de largarte como bastón, ¿no, nena…? Además,
no quiero correr el riesgo de perderme los mimos y otras
yerbas de esta flor de hembra (que tiene unas manos magistrales,
una delantera descomunal, una retaguardia inmejorable,
y un buzón que…). Lo que sería un verdadero
cagadón, porque…
¡Estoy hecho un demonioooooooo, nadie me para esta vez!

Martín
Queca, como decíamos en el colegio, al tipo le gustó.
Y lo único que falta es cómo y cuándo hacemos la operación,
porque aceptó la guita que le pedí. Trabajo hasta
fines de febrero, que es lo que arreglé con Zúñiga, deposito
en mi cuenta antes de irme, y saco allá cuando me
pinte comprar algo…
¿¿Qué es lo que no te convence, Martincito, a ver, decime??
¿¿Que podés disponer de la guita, TU guita, para
cumplir con tu sueño??

Aunque estaría copado ponerle DirecTV, ¿no?

María
Yo tendría que ir y agarrarla de las mechas a la conchuda
esa.
Reverendísima conchuda.
Lo que me da más bronca es que la boluda de mi vieja
la justifica, o eso parece, porque le digo que Martín está
allá, MI NOVIO (todavía), y entonces me sale con que
soy intolerante, que yo ya sabía que ellos noviaron primero
(¿¿noviaron??, ¿¿a quince días de mierda los llama
noviaron??), que ahora me tengo que preocupar por la
beca (¡¡claro, y por mi novio me preocupo cuando me lo
haya cagado!!), que pronto se vuelve a España y todo se
normalizará (¿¿ah, sí, no me digas, y cuando vayamos vos
te creés que no se va a repetir la candanga??), y algunas
pelotudeces más por el estilo.
La verdad es que pienso que mi viejo le tuvo mucha,
demasiada paciencia. ¡¡No entiendo cómo no la dejó
veinte años antes!!

Laura
¿Te ofendiste porque no quise morfar arena como vos?
Mirá, te lo digo de una, la cosa es así: vos la pasás bien a
tu manera y yo a la mía. Que hayamos venido juntas no
significa ni que nos bañemos juntas, ni que caguemos
juntas, ni que nos fumemos juntas, si no te va. Vos tenés
tu historia y yo no digo nada. Y tu historia, te recuerdo,
darling, es bastante más densa que la mía. Porque eso de
que tengas que cuidar a “los hijos de tus viejos”, porque
de hermanos tuyos tienen bastante poco, no me vengas
(los más chicos no se sabe si son hijos del sodero, el lechero,
el canillita, o algún otro repartidor, y los más grandes
son hijos, posta, de la rusita aquella que limpiaba en lo de
tu abuela, que tu viejo se volteó durante como diez años,
así que…); hacerse cargo de los accidentes o traiciones de
otros me da un cierto rechazo, flaca. Porque yo le habré
cagado noviecitos a mi hermana, o novios si querés, pero
eso de andar procreando cada vez que me echo un polvo
y después endosarle la responsabilidad a mi hija legítima,
porque tiene los ovarios mejor puestos que la pindonga
y la argolla juntos de sus progenitores biológicos, es un
verdadero mamarracho.
Así que, diosa, si te va, vamos a boludear juntas, y si no,
seguí pisándote la jeta esa mientras yo me voy a ver qué
encuentro por ahí.

Del rubro masculino qué encuentro.

Roque
¡No lo puedo creer, falta una horita nada más! Y me
entra una curiosidad… Porque eso de que son tan redonditos
y duritos, hay que ver in situ, no vaya a ser cosa
que te vendan gato por liebre, porque hay una cosa que
no entiendo, ¿por qué son especialmente duritos y redonditos
allá, eh? ¿Qué tienen las brazucas que las chicas
conciudadanas mías no, eh? ¿Acaso les dan más a las de
sangre caliente que a las más tibias…?
Y, si me pongo a pensar, yo preferiría una que quiera
fiesta todo el tiempo, que quiera mucho pereperepepé,
no que quiera que le hagan el novio y la lleven a caminar
por la rambla (¿habrá acá?, eso no lo investigué); entonces
debe ser por eso que tienen el traste bien turgente, porque
de tanto darle y darle, es como si fueran al gimnasio qué
sé yo cuántas horas por día… ¡Y en un mes deben parecer
atletas para los juegos olímpicos, las muy cochinas!

Entrega 14 de septiembre

Tito
¡Qué lástima que Bety ya se fue! La pasamos bomba
anoche. La cena me salió bien gourmet, después nos bailamos
unos tangazos para entrar en clima, y como postre
le bajé la caña gracias a la irremplazable pastillita azul…
Nos la bajamos, mi enfermerita es una máquina. Ahora,
yo me pregunto, ¿no?, si con Bety todo fenómeno, casi
casi parecía un adolescente, ¿cómo es posible que el sátrapa
del Perdriel ese me quiera acuchillar? ¿Acaso no
está el mismo corazón en juego? ¿No se trata del mismo
organismo? ¿Y entonces por qué un determinado esfuerzo
te lleva a que te destripen y otro esfuerzo te deja joya
nunca taxi…? Este mate no tiene gusto a nada, la morocha
sí que sabe prepararlo.
Ah, mirala, ¿apareciste nomás…? Infaltable, tenía que
ser con uno de tus sermones de madre superiora, ¡será
posible, che! Quisiera saber si a mi nieto lo tuviste por
generación espontánea vos, porque el sexo es algo que
no se te da muy bien. ¡Ay, y ahora hacete la ofendida y
desaparecé de nuevo, porque últimamente ésa es la nueva,
¿o me equivoco?! Cada vez que digo, pienso o hago
algo que te molesta por algún motivo, de pronto estoy
hablando solo como Jesús en el día de la madre… Bueno,
mejor no uso ese tipo de simbolismos porque aunque soy
irrenunciablemente ateo, no vaya a ser cosa que Diosito
me mande un rayo fulminante.
¿Sabés qué pasa, hija querida? Que tu padre es un
hombre, de unos cuantos años, eso no te lo voy a negar
porque está a la vista, pero hombre al fin, y que vos pretendas
conservarme célibe no entra dentro de mi ranking
de los top 10… Aunque a mi edad debería bajar las expectativas
y hablar de top 3, porque en cualquier momento
podría darme un bobazo… O también un ataque de
presión… Incluso un derrame cerebral…

No, Lili, no hablaba de “esos” top 3, aunque sean los
más frecuentes a mis setenta y cinco años. Me refería a
mis objetivos, dejá.

Martín
Estoy en medio de una crisis existencial, me vendría
bien retomar terapia. ¿Habrá muerto Durañona? Era un
crack el viejo, aunque al principio me pareció una momia.
Lo que pasa es que el tipo tenía esa escuela, el psicoanálisis,
que a mí me jodía un montón, porque eso de que se
te queden mirando la nuca mientras vos estás atornillado
al cuadrito que está colgado enfrente y decís lo que se te
ocurra, siempre me resultó una pelotudez soberana.
Pero cuando le dije que me quería sentar enfrente para
verle la cara, ya no me molestó tener que ir. Me acuerdo
cuando le conté sobre yoga, ni se mosqueó. Pero cuando
se enteró que a Tito se le había saltado la térmica, se me
cagó de risa. Me hizo todo un análisis de lo que había
sufrido mi pobre abuelo, tras la huida de su señora esposa,
que había tenido que criar a su única hija en soledad, por
años, con tanto amor y desvelo, para terminar criándome
a mí, también, a raíz de su fatídica muerte junto a mi
padre, con el mismo fervor y dedicación que a mi señora
madre (porque él hablaba así, era muy formal).

¡Pero era un viejito repiola, qué momia! Cómo te extraño,
don Durañona y Vedia.

María
Cada vez que pensé que me había ido para el tujes
fue al revés, y cuando creí que me había ido genial, lo
mismo. ¿Cómo es posible que uno se desconozca tanto?
¿Que no sepa qué carajo contestó bien y qué mal? Ahora
voy a tener insomnio por los próximos quince días, no
pienso hacerme ilusiones de que la semana que viene
haya noticias. Ni modo diría la otra haciéndose la gallega,
porque eso de imitar a los demás siempre le resultó
superdivertido… Cuando pasaba en mi lugar tenía que
hacerlo, porque si no los profesores no se tragaban que no
era yo, y le salía bárbaro a la muy guacha, hasta yo me lo
creía. Pero a algunos les llamaba la atención que se levantara
de otro banco, porque no nos sentábamos juntas, y la
retaban; entonces ella prometía que nunca iba a volver a
cambiarse de lugar, por supuesto que haciendo de María
todo el tiempo. Y cuando sonaba el timbre y terminaba
la clase, algunos de los chicos se quedaban mirándonos
porque a veces dudaban de cuál era cuál…

Ya me la veo venir, las modelitos de la pasarela, las muy
turras, nos van a hacer sufrir todo lo que puedan, mientras
nosotros padecemos como hijos de puta, porque qué
le produce más placer a una modelito docente de mierda,
¿eh? ¡Tomar a los alumnos de forros pinchados! ¡¡Eso!!
Y vos tomate tu tiempo, Laurita, que yo me estoy tomando
el mío. Esto no va a quedar así. No way!

Laura
No sé qué pensar, Marisa, ¿qué querés que te diga?
Verlo lo vi, pero si fue una alucinación mía, ni idea. Lo
más probable es que haya sido gracias al porrito que me
fumé, y ya sé que no te gusta, por eso no intento convencerte,
pero no me jodas con que lo deje porque cuando
yo te decía en cuarto año que aflojaras con el vodka vos
ni me registrabas…
Sí, sí, ya sé que dejaste, dejaste de mamarte, porque
ahora tenés una cultura alcohólica de la ostia, y vas a
terminar con una cirrosis de la concha de su madre, en
cambio yo, aunque me fume varios por semana, no voy
a estar impecable, no te voy a decir semejante boludez,
pero tampoco con el hígado hecho una arpillera; andá
aflojando con el rollo, hermana, porque la vamos a pasar
para el orto y todavía nos quedan dos días.
Marisa, a ver si nos entendemos, vinimos de joda, aunque
no sea plena temporada y no haya machos a rolete
pululando. La playa no está a full pero tampoco es un
desierto, yo vi algunos lomos y boxers tentadores, vos no
sé, ¿¿o te me volviste torta, bolú?? ¡¡No me rompas, please,
divertite, poné un poquito de actitud, Mara, así nos vamos
al carajo!!

Juraría que lo vi de nuevo, ¿vos no?

Roque
¡No lo puedo creer, el mismísimo Cristo, el Pan de
Azúcar, la Bahía de Guanabara, las meninas, Copacabana,
Jacarepaguá, Barra de Tijuca, Ipanema, Leblon, el Maracaná,
y todo lo que no llegué a leer en el atlas de Dorita!
Estoy seguro de que estos, los muy giles, no se prepararon
en lo más mínimo, como hizo un servidor, porque no
se trataba de ver culitos nada más, sino de aprovechar la
escapadita, porque no vamos a poder repetirlo (al menos,
en esta vida).
Ya que voy a tener que hacerme la raya de nuevo, además
de amortizar el gasto, porque no es precisamente a la
vuelta de casa, como cuando lo saco a pasear a Coquito
(que, hablando de Coquito, espero que la muy bruja no
me lo haya envenenado), por lo menos había que informarse
un poco, porque si los de acá son como los tacheros
de allá, ¡mamita!, reventamos el primer día los pocos
pesitos que trajimos.
Ah, antes de bajarme del micro: Luisita, te pido disculpas
por no haber venido nunca.

¡¡¡Y porque voy a revolear la chancleta no sabés cómo!!!
¡¡¡Pereperepepé, pereperepepé!!!

Entrega 27 de septiembre

Tito
Qué ironía, el que se preocupa por el futuro de él soy
yo. Pero vamos en orden cronológico…
Primero, el petiso juntó todo lo que María tiró y lo
guardó celosamente en una bolsita, como si fueran “sus”
recuerdos, y se quedó muzarela en vez de decírmelo,
cuando se trata de mi nieto.
Después, accidentalmente, nos cruzamos con las gemelas
en la plaza cuando Martín no sabía todavía que Laurita
había llegado de Madrid (o eso creo yo, porque con
este la comunicación anda medio “fracturada”, y cada día
tengo menos claro si lo conozco tan bien como pienso).
Y más accidentalmente aún descubrí, unos metros más
acá, que estaba jugándola de fotógrafo artístico el casi ex
suegro de Dorita (¡válgame Dios!), al que le di una paliza
memorable en el tablero cuando ambos coincidimos en
la internación. Por lo que aproveché esta irreproducible
circunstancia contratándolo (¡me escucho y no me creo!),
para que retratara la situación y lograr que Martín asumiera
que “su novia” le ocultaba información. (Por celos,
envidia, temor, o alguna fantasía infundamentada, o más
bien, demasiado fundamentada, los entretelones no los
conozco al dedillo).
¿Pero qué ocurrió cuando dejé las pruebas fotográficas
harto elocuentes sobre su parva de saber? ¡Nada, no
pasó un cazzo! ¿Y por qué…? Porque el joven las esquivó
con una maestría digna de un ¡¡flor de cobarde!!
Lo que me llevó a confesarme con mi amigo casi íntimo
podría decirse (aunque jamás le prestaría mis calzoncillos,
y mucho menos le hablaría de las variadas poses
que adoptamos con mi enfermerita doctorada, con más
de un máster en su haber; mirá, me acuerdo y se me
eriza la bragueta), quien me confesó, a su vez, al verme
muy atribulado, que estaba en su poder la bolsita citada
momentos atrás, a lo que yo reaccioné sin demasiada benevolencia,
como es de imaginarse…
A partir de lo cual decidí diseminar los objetos allí
presentes en el living comedor, como reguero de pólvora,
si se me permite el paralelismo, para que, finalmente, mi
nieto, médico graduado y con beca de la madre patria
bajo el brazo se despertara del letargo que lo tiene anestesiado
y se dirigiera, por fin, en la dirección correcta.
Pero (porque siempre hay un pero en estas historias cuasi
de terror)…
El señor, justo antes de que yo me tomara el trabajo de
montar esta obra bizarra en mi propia casa para su propio
bien, ya tenía decidida otra cosa. ¿Cuál? Irse a reflexionar
a la costa, a nuestra querida Pinamarita, so pretexto de
que había un interesado en comprar el departamento y
quería mostrárselo. De paso, agregó, como hace tiempo
que no se le hacen arreglos, iba a fijarse cuáles son, para
determinar así qué era lo más conveniente. (No sé si se
refería a lo más conveniente para su beca, para él, para mí,
para nosotros, para el país, por esto de la comunicación
“fracturada”, ¿se entiende…?). Y remató con que hablaríamos
a su regreso.
Hasta aquí, los hechos. Ahora bien…
Yo podría despreocuparme por completo de todo este
tema, pues él es grande, cumple treinta años el mes que
viene (¡a esa edad, hacía rato que yo era padre!), y ya doblé
el codo hace muchísimo tiempo, así que no es cuestión de
que me ande haciendo malasangre a esta altura de la soir
(¡pensar que yo decía “soirete” y justo me vino a corregir
el vejete intrahospitalario, me cacho una y mil veces…!).
Y si bien a mí siempre me gustó mucho Laurita, desde el
mismo minuto cero en que la descubrí en el micro, y no
he dejado de considerar que sería muy grato que formara
parte de la familia (como nieta postiza, claro), el que tiene
que evitar mandarse una macana es él. Porque la verdad sea
dicha: que elija a la otra, que la juega de mosquita muerta
pero de gila no tiene un solo pelo, me da una bronca,
mirá… Porque yo puedo ayudarlo un montón, pero él
tiene que abrir los ojos. Mientras no sepa qué quiere, o a
quién quiere, no hay forma de resolver este imbroglio.

A veces hasta dudo de que alguna le haya gustado, lo
que se dice “gustado” realmente. Pero lo que no puedo
creer, de ninguna forma, es que las dos le gusten por
igual. Es como si a mí me gustaran las gordas y las flacas
por igual, o las rubias y las morochas, las lindas y las feas,
las altas y las bajas, las curvilíneas y las chatas, o las mujeres
y los hombres por igual… Y no es así. Uno tiene sus
preferencias, pero, además, uno en la vida tiene que elegir,
y elige todo el tiempo. Porque si a uno le da lo mismo
algo y su contrario, en realidad, no le gusta ninguna de
ambas cosas…
Mejor me armo el tablero antes de que me agarre otra
puntada en el pecho, porque últimamente me está pasando
muy seguido.
¡¡Ay, Perdriel, qué hijo de una gran…!!

Martín
Logré convencer al ñato de que hablemos la semana
que viene así yo tengo más tiempo para pensar. Quiso
correrme con que había visto otros, pero éste es una
reoportunidad; aunque yo quiero sacarle la mayor guita
posible al depto, le puse un precio que nadie me iba a
discutir. ¡Y el tipo ni respiró cuando se lo dije! Amagó
una sonrisa de oreja a oreja, y la rapidez necesaria para
controlar todos los músculos de la cara.
Repasemos… Ya conseguí un plomero, averigüé por
DIRECTV, le encargué al portero el zócalo de la ducha
(por suerte se da maña y encima le quedaron unos cerámicos
de otro arreglo del mismo color del piso), así que
el viajecito está resultando… Me voy a caminar un rato
así miro colchones, muebles de cocina y heladeras en ese
orden, porque el de la cama matrimonial es una verdadera
garcha, ayer casi no pegué un maldito ojo, y de paso
pienso… Pero no es para confirmar que existo, René
(como decíamos en el colegio, René para los amigos, para
que Descartes a los enemigos); aunque puedo postergar un
poco mi llegada al viejo continente, Altamirano no me va
a guardar el puesto demasiado tiempo.

¡Cómo refrescó! Mejor me cierro la campera. Ya hace
diez años que no nos vemos con los pibes, ¿en qué andarán…?
Uy, qué lindo sommier, loco, y el precio se banca
bastante.

María
Voy a hablar con Tito, para mí que el viejo tuvo algo
que ver. Nunca me quiso demasiado, bueno, yo tampoco
lo adoro, pero eso de que el nieto se raje, y atrás de él mi
hermana, con la amiga como coartada, sinceramente me
revienta. Parece que todo hubiera sido planificado, porque
para casualidad, es demasiado. Y no pienso empezar
con aquello de las causalidades, porque no me quiero dar
máquina. Ya sé que todo tiene que ver con todo, que todo
es causa de algo y efecto de algo, pero si empiezo, no sé
dónde termino. En cambio aquélla…
Con esto de la espontaneidad, de ser descontracturada,
relajada, terminó justificando cualquier cosa. Y como
nunca se quiso hacer cargo de nada, todo era pura casualidad.
Jamás ella había tenido algo que ver en nada. Si un
pibe la elegía a ella, era casual. Si mi vieja me castigaba a
mí, era casual. Si me desaparecía algo, era casual. Si me iba
mal, era casual. No había forma, todo lo bueno de ella era
casual y todo lo malo mío, también.
Me acuerdo de que una vez hubo un concurso de
Literatura, y yo me presenté, era a fines de cuarto año.
Había que hacer un cuento de no más de veinte páginas.
Teníamos dos meses de plazo. Me esforcé un montón,
escribí como ocho cuentos, y se los llevé a una profesora
particular para que me diera su opinión. Cuando estuve
conforme, presenté el que más me gustaba. Pasé unos
nervios terribles durante el verano porque los resultados
no estuvieron enseguida. A Laura no le importó en lo
más mínimo el concurso y no participó, y no podía entender
cómo a mí me importaba tanto. Me burlaba con
sus amigos, sobre todo con Marisa, que nunca me la banqué
demasiado. Y a comienzos de quinto año estuvieron,
por fin, los resultados…
Ganó mi cuento, pero el premio se lo dieron a Laura.
Misteriosamente, estaba inscripto a su nombre. Pero ella,
en toda la secundaria, jamás concursó en nada.

Laura
¡No lo puedo creer, si Marisa no me lo pregunta no
me acordaba! Jordi no me llama hace días, y yo como si
fuera solterita… Me refiero a estar libre. Porque aunque
nunca me tomé la relación como algo formal, y no sé
muy bien cómo llamarlo, tenemos algo. Jordi se piensa
que somos marido y mujer pero sin papeles, pero para mí
es sólo una relación que no pienso clasificar, porque no
quiero sentirme atada, no voy a caer en esa. No quiero
formalizar con nadie, ¡¡de casamiento ni hablar!!, pero de
noviazgo, con presentación de padres incluida, for godness
sake!, tampoco, así como estoy, estoy bárbaro. Por eso
aquél me cela tanto, porque sabe que me escapo. El tipo
me persiguió desde que puse el pie en Ezeiza hasta hace
cuánto, ¿una semana?, sí, creo que fue la semana pasada
cuando me llamó puteando, porque aunque intenté hablar
con él no pude. Y, la verdad, no lo extraño para nada.
Por eso no volví a insistir.
Reconozco que un poco desagradecida soy. Lo que
pasa es que no estoy enamorada, aunque un poco de cariño
le tengo. Pero debería esmerarme más, porque vine
gracias a él…, me pagó el pasaje, me compró un montón
de ropa para las Fiestas, me dio cheques de viajero, tengo
la extensión de su tarjeta... ¡Qué guachita resulté, jajaja!
Un poco bastante desagradecida resultó la mina. Che, la
verdad es que me extraña que haya desaparecido. Ya tuvimos
agarradas pero esto nunca pasó. Me fui a media Europa,
la mitad de las veces sin él, y aunque hubo quilom242
bo justamente por eso, jamás pasaron más de dos días sin
hablarnos. Es raro que le dure tanto la calentura. ¡A ver si
todavía me quedo sin la gallina de los huevos de oro!
Che, Marisa, ¿y si le pasó algo en serio?

Roque
Qué macanudo el pibe de la empresa, en cuanto pisamos
suelo carioca, nos ofreció acompañarnos a un espectáculo
esta misma noche, ¡y casi me desmayo! Claro,
los otros paspados se la pasaron duerme que te duerme,
así que estaban frescos como una lechuguita (como en
aquella publicidad de la Moria Casán de hace años, que
era de un aceite), pero yo no, porque yo me consustancié
con el entorno, así que llegué con algo de información a
destino, y un cansancio mortal, también, para qué engañarnos.
Entonces se lo cambié para mañana y dijo que sí.
Pero el problema fueron los otros, claro…
Que pusieron cara de traste, pero como yo me puse
firme, como capitán de compañía, se la manducaron,
bien que se la manducaron. Pero igual tuve que negociar.
Quieren ir esta noche al casino del hotel, a ver si alguna
de las camareras les da un traguito gratis, o un toscano…,
¡aunque sea un cenicero de souvenir! Si serán viejos amarretes,
no se puede salir del país en esas condiciones. En el
tuyo vaya y pase, pero afuera hay que dar el ejemplo, sobre
todo por la juventud. ¿Qué pensaría una chica o un chico
argentino si nos ve mangueando semejante insignificancia,
eh? Que somos unos tirados, unos pobretones, unos
rascas. ¡Por lo menos hay que pagarse una soda, che!


¡¡Era Zulma Faiad, la gran puta…!! No, la gran puta
creo que era la otra.

Entrega 5 de octubre

Tito
Estuve maquinando un rato largo, ¿sabés?, no fue
una cosa sencilla de resolver; además de que yo siempre
sopeso los pro y los contra de todo hasta que llego a una
determinación. Así que lo estuve pensando bien a fondo
el tema (también lo charlé con Bety, obvio, porque quiero
que vea que la considero, que me importa su opinión,
y sobre todo que reconozco sus antecedentes)…, y no
pienso operarme. Ya sé que Perdriel es mi médico de cabecera,
pero escuchame. Tengo setenta y cinco años, casi
setenta y seis, supongo que la anestesia general me la voy
a bancar, ¿pero y si no? Qué querés que te diga; ya viví
lo que pude, y lo viví bastante bien. Todavía tengo cuerda,
tengo unos ahorritos por acá y por allá, también una
bodeguita que el pibe todavía no descubrió, cosa que me
resulta harto sospechosa, ¿operarme para qué, para vivir
mejor de qué manera…?
Si vos me dijeras que con eso me saco treinta años de
encima y que me voy a dar la gran vidurria que todavía
no me di, quizás valdría la pena. ¿Pero operarme, habiendo
cierto riesgo, para que viva diez años más en lugar de
siete? No, chiquita, yo paso, le dejo mi puestito en la fila
de los condenados a otro, que tal vez vea la oportunidad
de morirse y que la mujer cobre el seguro.
Eso siempre y cuando tenga un seguro cotizado y mujer,
claro.
Pero sobre todo, en ese preciso y estricto orden.

Martín
¡Cómo voy a extrañar la playa! Tengo tantos recuerdos…
Lástima que Tito sea tan rompepelotas porque hubiéramos
podido disfrutar mucho más, pero con esa costumbre
que tiene de gastar a la gente, los padres a veces
no querían traer a los pibes porque tenían que aguantarlo
(por supuesto, el viejo venía en el combo). No es fácil escuchar
durante horas chistes machistas uno atrás de otro,
porque después los chicos contaban y los tipos tenían
bolonqui en la casa. Pero el viejo quería divertirse, y si era
a costa de los demás, mejor. Siempre argumentaba que
eran todos grandecitos y que podían defenderse solos.
Me refiero a los padres…
Aunque también pensaba que nosotros éramos grandes.
Si una vez que le rompí no sé qué cosa, yo había
terminado séptimo, me mandó a trabajar para que se lo
repusiera. Y yo, como un boludo, salí a buscar trabajo.
¡Trabajo yo, con doce años! Después se arrepintió en la
cena, porque, al punto del moco, le dije que no sabía
cómo iba a pagárselo; en los negocios casi me habían
echado por la edad, entonces ahí lo vi aflojar: se le pusieron
los ojos brillantes porque se dio cuenta de lo que
había hecho, pero siempre era tarde, siempre después de
haberme mortificado.

Saccomanno, qué difícil es quererte.

María
Se lo dije y abrió los ojos como dos huevos fritos. Pero
es tan actor que no sé si creerle. Cuando empezamos a
salir con Martín, él no sabía si contarle. Y tuvo razón. ¿Vas
a salir con la hermanita, ahora…? Y decime, nene, ¿tenés pensado
llevar una estadística al respecto? ¿Pensás comparar quién
se viste mejor, quién sonríe mejor, quién cocina mejor, quién besa
mejor, quién garcha mejor?, palabra más palabra menos. Al
mejor estilo Zlotogwiazda-Tenembaum.
Pero lo que realmente le molestó no es que saliera
con la hermanita. El verdadero problema fue que ella lo
impactó de movida, en cuanto la vio se enamoró, por
decirlo de algún modo. En cambio yo, por más que me
esforcé desde el primer día (siempre tuve que trabajar
mucho más con los tipos que ella, fueran de la categoría
que fueran), no logré ni que me respetara. Y lo digo con
pruebas. La paraguaya, que trabaja también en casa (me
retracto, el viejo se ocupó de que se fuera, allá no trabaja
más), lo escuchó hablarle mal de mí a Roque, y la otra,
que no es ninguna calladita, vino corriendo a bocinearlo.
Y desde ese día, por supuesto, yo tampoco lo respeté…
Viejo podrido, se debe estar relamiendo como un
gato.

Laura
Ya lo llamé varias veces desde el locutorio y no atiende.
Otra vez lo mismo. Después va a reclamarme puteando
porque dice que él es el que paga y yo me aprovecho…
Pero hace días que no se comunica. ¿Se habrá ido
de viaje? El solo no se va ni a la esquina, salvo al laburo.
Al final consiguió tenerme pendiente, que lo reparió...
Bueno, Lala, dejate de joder, un poco de bola tenés que
darle, flaca, sos de terror; no podés tener una billetera con
patas a tu disposición y vos nada...
Ay, no sé qué hacer; con los padres no me trato, los vi
dos veces y de casualidad, amigos amigos no tiene, más
bien compañeros de póker, pero no tengo acá la agenda,
lo único que se me ocurre es llamar a la secretaria y preguntarle,
porque ella tiene que saber… Justo a esa yegua,
la gran puta, que desde que vivimos juntos está furiosa, la
pelotuda; claro, como hacía rato que se lo quería voltear y
aparecí yo, no pudo… Igual, no creo que Jordi le hubiera
dado bola… No, a esa chiruza ni en pedo, si es remersa,
rechonga, no way… ¿Y si aprovechó que me las tomé y
le llenó la cabeza en contra mío…? Mejor la llamo, así se
siente vigilada, la muy turrita.
¡Pedazo de turra, ya me vas a escuchar si trataste de
cagarme!

Roque
Vieja, no sabés, el hotel está bárbaro, hay un montón
de toallas, toallones, jaboncitos, champúes, peines, a vos te
gustaría quedarte a vivir. Pero mejor no me entusiasmo
porque va a durar solamente unos días.
Por la ventana se ve el mar, estamos justo enfrente. Y la
arena es más clara que la de allá. Hay un montón de gente
en la playa porque todavía es temprano. Tengo muchas
ganas de ir a mojarme los pies. Me parece que mientras
estos chitrulos se bañan y se perfuman, me voy una escapadita
para hacer el ritual de Martincito. Me acuerdo
cuando era chiquito, corría como loco cuando llegábamos
a Pinamarita, como la llamó siempre. Hasta que se
paraba al lado del agua no estaba tranquilo.


Ahora sí. ¡Acá estoy, mar, llegué!

Entrega 16 de octubre

Tito
Cómo me gustaría que estuviera el petiso en este momento,
petiso traidor… ¡Cuántas cosas me habrás estado
ocultando! Hasta tendrás otros amigos, porque al señor
yo no le alcanzo, cómo va a jugar sólo al ajedrez; a los
setenta años hay que tener otros intereses… Bueno, yo
tengo otros intereses y él no dice ni pío…
Lili, estoy rodeado. Esperate que te cuento la última:
me llamó por teléfono la María ésta hace apenas unos
minutos, casi acusándome de haber orquestado el viaje
de SU NOVIO con SU HERMANA. No, si la gente
está cada vez más loca, ¿no te digo…? ¡Ya sé que siempre
me gustó la otra, pero yo no tengo nada que ver! ¿Cómo
iba yo a saber que Laurita se iba a rajar a la costa si vino
para estar con su familia en las Fiestas, a ver? Bueno, la
verdad es que siempre fueron de lo más raros, porque si
me pongo a pensar en las cosas que me contó el pibe, son
realmente el prototipo de la familia disfuncional, al mejor
estilo de Los excéntricos Tenenbaums. ¡Si me habré divertido
con esa película! ¿Ves? En eso le tengo que dar la
derecha al petiso, porque como cinéfilo, él sí que resultó
un buen diletante.

Sí, tenés razón, si me acuerdo de Bigotes, de tu vieja, y
del clon de Nureyev, no sé quién es peor…
¡Bueno, pax de deux, yoga, “se gual”!

Martín
¡Qué cielo! Estas estrellas no se ven en Baires! El olor
del aire es distinto también, entre la sal del mar y los árboles
que hay por todos lados, pinos, eucaliptos, y esos
que no me acuerdo el nombre… Tengo ganas de quedarme.
Está genial esto. Hace tanto que no tengo un poco
de espacio para mí, y no me refiero a metros cuadrados,
sino a hacer lo que se me dé la gana. Nada en especial,
sólo esto. Ir a caminar, respirar aire puro, ocuparme de
mi depto. Por ahí pasa la cosa. Es mío y nunca le di bola.
Tito se encargó porque él así, pero también porque yo
no me caliento un pomo. El hospi me sirve bárbaro de
excusa, pero es eso, una excusa, no un motivo. Porque si
no, ¿cómo hacen los tipos y las minas casados que tienen
pibes y los dos laburan…? Pueden, así que yo no lo hice
de dejado que soy. Y ahora que vine, me copó esto de
decidir qué hacer y cómo, de estar al frente.

Hola, qué hacés, María… Sí, todo bien, me estuve ocupando
del depto… Sí, hay un candidato muy interesado… No,
quedamos en que la seguimos allá… Porque el tipo no estaba
decidido, tiene que resolver unas cuestiones personales antes.
Escuchame, creo que voy a llamar a Nevares y a manguearle
dos días más… ¿¿A quién…?? Para nada, no, ¿acá…? No,
no, ¿vos bien…? Mmmmm, ¿una beca?, cuántas novedades de
golpe de las hermanitas… Sí, quisiste hablar cuando estaba con
un pie en el micro… Ahora no, charlamos cuando vuelvo… Sé
buenita, Malala, pasado mañana… No sé qué carajo me pasa y
no quiero mentirte. Beso. Nos vemos pronto.

María
¿Así que no vuelve esta noche? Lógico, no sé qué pensaba
resolver en tres días... Pero yo creo que sí se encontró
con mi hermana, y que algo tiene que haber pasado…
Aunque no debería importarme en lo más mínimo, al
fin y al cabo yo tengo mi proyecto personal en el que no
está incluido, porque siempre lo importante es lo que él
hace, lo que a él le pasa, adonde él va, con quien él habla,
lo que él decide; en cambio lo mío puede esperar, a mis
amigos los puedo ver otro día, mis exámenes los puedo
volver a rendir…

Lo que no entiendo es por qué, de repente, todo lo
que él haga o deje de hacer me importa tanto. Si yo ya
tenía resuelto irme con la beca al Bolsón, que todavía no
me salió pero no hablo de eso… Y también por qué me
olvidé por completo de Gaby. Ni siquiera sé si se presentó
al examen. No es que estuviera muy metida con él, es
sólo un compañero de facu, un amigo, pero ya me estaba
gustando la idea de que pasara algo; quizás me entusiasmé
demasiado rápido y debí terminar primero con este
estúpido.

¡Qué lindo, todos me extrañan! Voy a avisarle a Doña
Emilia que el finde me voy para allá. Total, el otro prolongó
su viaje existencial y a Gaby lo puedo dejar un ratito
más en el banco de suplentes…
Pero no me quedo a dormir. La última vez no estaba
muy limpio.

Laura
Hola, sí, soy Laura, María Paz, qué tal, te llamo porque no
logro comunicarme con Jordi, ¿pasó algo…?


Esto no me lo esperaba, pero es normal. Uno no debe
sobrevivir a los hijos, así que la vieja está internada. Parece
que fue el famoso ACV, una reverenda cagada. Están
en Suiza, donde los viejos se habían ido a pasar unos días,
y resulta que le agarró allá. Como el gaita es antimodernidad
(cualquier modernidad), no hizo el fucking roaming.
Por eso no atiende. Eso sí: antes de que yo armara la valija,
se ocupó de que la pedorra de su secretaria dejara mi
celular absolutamente comunicado, para que él pudiera
romperme las pelotas todo el bendito tiempo…
Cómo sos, Jordi, vos les exigís a los demás lo que sos
incapaz de hacer.

Roque
Allá se ve el horizonte, ya van como tres o cuatro años
que no vengo al mar… Desde que falleció Luisita, entonces
hace… ¡ya seis años, mi Dios, cómo pasa el tiempo!
Pensar que todavía no me acostumbro, aunque tengo a
Coquito que me hace mucha compañía y que Dora vive
conmigo.
Pero vino porque no le quedó otra. Si no hubiera sido
porque no podía pagar el alquiler, ni bola que me daba.
¡Qué desagradecidos que pueden ser los hijos! Uno les da
todo, se saca casi el pan de la boca para que ellos lleguen
más lejos, y si te descuidás, son capaces de tirarte en un
zanjón… Bueno, zanjón zanjón no, pero en un cajón…
Eso, en un cajón y directo a Chacarita… Quiero decir,
dejarte arrinconado por ahí, ignorándote. Y eso que uno
siempre está dale que te dale pensando en lo mejor para
ellos, lo más lindo, lo más nuevo, lo más de lo más, pero
ellos no te devuelven ni la décima parte. ¡Qué digo! Ni
la milésima.
¿Y ese ruidito? Parece que viene de acá… ¡Si seré
tarúpido! Hola… Sí, soy yo, ¿quién habla…? ¿Paco, qué
Paco…? ¡Ay, perdoname, me distraje, ahí voy!, me olvidé de
que “los chicos” me están esperando.
¡¡Abran cancha!!

Entrega 30 de octubre

Tito
Se me ocurrió una idea de locos. Porque es así: sólo
a los locos podría ocurrírseles semejante cosa. Una persona
en sus cabales, sensata, pensante, cerebral, reflexiva,
consciente de sus actos, adulta, no podría ni siquiera considerar
lo que yo pergeñé mate en mano, y ajedrez de por
medio… No sé si te dije alguna vez que cuando tomo
mate me surgen unos proyectos alucinantes, pero sobre
todo cuando soy mi propio adversario (cuando vuelvas,
petiso, te voy a dar la paliza que al vejete intrahospitalario
le perdoné, así que recargá bien las pilas).
Y no porque sean inalcanzables o propios de un
trastornado los proyectos que pergeño, sino porque son
envidiables, formidables, maravillosos, inigualables, envidiables…,
no, eso ya lo dije, porque son… ¡Exquisitos! En
una palabra, propios de tu padre… Allá vamos…

“Copado”, como dicen los pibes, la morocha se prende,
así que esto va a ser en serio un “viva la Pepa”, como
diría el viejo choto de mi amigo Roque (tomá, tomá y
tomá).
Ahora fijate qué cosa curiosa, ¿no? Resulta que la Pepa
era la constitución de España hace… un montón, doscientos
años, entonces la expresión es, ni más ni menos,
que dure la constitución. Que era muy moderna para la
época, hablaba de independencia de los poderes, monarquía
constitucional, sufragio (tranqui, nena, sólo de los
varoncitos), y otras cosas más.
Sin embargo, acá se usa como crítica, cuando faltan
límites y cada uno hace lo que quiere. Porque la Pepa, a
decir verdad, tuvo muchísima oposición, por lo “modernosa”,
¿viste?, de la misma monarquía, pero también de
los militares y del clero, ¿te suena conocido el cuentito?
¡Siempre se rechiflan los mismos! Y ahí viene “la preguntita”
pedagógica, diríamos. ¿Por qué habrá sido lo de
la oposición…? ¡Muy bien, alumna ciruela! (Che, estaba
extrañando tus comentarios, últimamente casi no dialogamos…)
Sigo, porque tenía en cuenta los derechos de
los hombres (lo siento, otra vez sopa). Entonces, por deformación,
digámoslo así, hacer las cosas más equitativas
vendría a ser, de acuerdo con el pensamiento de algunos
sectores, que todo el año es carnaval.

Pobre carnaval, si él no tiene la culpa.

Martín
Por suerte, La posta del mar está abierta todo el año,
así que me vine a comer pescado en la playa, mientras
llueve y miro el mar. Este vinito blanco está mortal, y la
decoración me encanta. Sencilla pero a tono, con motivos
marinos y mucha onda. El dueño, Alejandro, que es el
hijo de Pío, que ya murió hace rato, es un fenómeno. Me
acuerdo que cuando yo era chico y él tenía unos treinta
años (¡como yo ahora, mierda que pasa el tiempo!), se
iba en invierno a trabajar a Europa, a España, para juntar
unos mangos. Y después volvía en la temporada a ayudar
al padre. Pero ahora, el que se queda acá todo el año es
él. Ni idea si tiene un hijo, así que no sé si siguen con la
tradición familiar…

Me acabo de acordar de María Teresa, una amiga del
abuelo que vivía en Pinamar. Una delirante total, pero
buena mina. Siempre te contaba alguna anécdota que era
bastante surrealista en la que ella participaba, por supuesto.
Me dijo que, de joven, había cruzado el Canal de La
Mancha nadando, y jamás la vi meterse más allá de las
rodillas en el agua; que había bailado en el Teatro Colón
con Marta Graham, y tenía un físico achacado por la artrosis,
con unos calambres que la volteaban; que se casó
con un francés, Jean-Pierre, o algo así, pero eso cuando
yo era chico, con anillo de oro y todo, y se llevó los muebles
a la casa de él, en Buenos Aires, porque alquiló su
depto, pero unos meses después se pelearon y se volvió
con todo otra vez; que una vez iba en el tren del Mitre, en
Buenos Aires (porque ella vivió muchos años en Boulogne
hasta que se rajó a la costa), y resulta que unos pibes
empezaron a burlar a un chinito, que era más chico y estaba
vestido con uniforme de colegio privado, hasta que
el pibe no se los bancó más y empezó a surtirlos porque
era karateca, y Teresa me hacía los movimientos y yo me
cagaba de risa, tenía seis, siete años…; y ya me olvidé de
todo lo demás. Cada vez que salía con algo por el estilo,
yo miraba a mamá o al abuelo con los ojos desorbitados y
ellos me miraban con cara de no abras la boca, y después
me explicaban que María Teresa había vivido mucho, por
eso tenía tantas historias…
Roque diría que se parecía a Meryl Streep en África
mía, otra gran contadora de fábulas dignas de Esopo.

María
Transmisión de pensamiento. Hola, nena, el otro día llegué
cagando tinta al examen, por eso no te busqué. Y a la salida
no te vi, ya no quedaba casi nadie. A mí me re costó pero parece
que a vos no. Me alegro. ¿Estás ocupada esta noche? Lo bueno
de los mensajes de celu es que podés decir que nunca los
recibiste; con esto de que a todas las empresas siempre les
pasa algo con la fibra óptica, con el satélite, con los boicots,
excusas tenés todo el tiempo. Entonces podés pensar
un rato largo qué querés hacer: si querés verlo, o si querés
mirar una peli, o si querés llamar a tu prima (hace como
tres meses que no sé nada de Mica, ¿cómo andará?, después
me conecto así nos vemos y charlamos un rato; soy
un desastre para cuidar de la gente, parece que mi vieja
tiene razón después de todo), o si querés darte un baño
de inmersión…
Y, ¿estás ocupada o no…?
No sé qué hacer. Quiero ver a Gaby pero no estoy segura…,
también puedo decirle que nos veamos otro día,
pero tampoco me convence. Porque yo ya me conozco.
Siempre me arrepiento de lo que decido. De cualquier
decisión que tome. Si digo que sí, me emputezco porque
no dije que no, y cuando digo que no, me quiero matar
porque no dije que sí…
No importa. Recién me invitaron a bailar unas vecinas de mi
edificio. A domani.
Hola, Gaby, perdón por la demora, te estoy llamando pero
parece que estás usando el teléfono. Si querés nos vemos, espero
llegar a tiempo… Si no, dejá, me voy al cine con las chicas…
Bueno, espero tu llamado… Ojalá nos veamos… Si no, no
te preocupes… Porque podemos vernos mañana, o si no pasado
también… Pero si todavía querés, nos podemos ver hoy…
Digo… Si podés, aunque seguro que ya arreglaste para ir a
bailar… Bueno… No sé… Eh… Como quieras… Un beso…
Chau.

Laura
Bueno, Mariucha, como todo llega a su fin, esto no
podía ser la excepción. Te iba a proponer que la siguiéramos
unos días más, pero no podemos, che. Me quedé
mal con lo de la vieja de Jordi… Igual, tomamos un poco
de sol y nos pusimos al día porque hacía una banda que
no chusmeábamos como Dios manda (¿¿Dios manda, y
eso…??). Todo estuvo super, al menos para mí, y de paso
vos zafaste de la tribu que hay en tu casa… Tus viejos son
de terror, flaca, a ver si te decidís y te vas a vivir por tu
lado de una buena vez. Aunque sea andá a trabajar a un
lave rap, no podés seguir así; que te mantengan porque
estás estudiando no les da derecho a tenerte como una
esclava, boluda, dejate de joder…
Está bien, no insisto más. Pero si todavía creés que les
debés algo, es tu problema. Yo pienso que les pagaste hace
rato. Te conozco desde la primaria, Marisa, y no recuerdo
un solo día en el que no hayas estado con un pibe
colgando del brazo, y ninguno era tuyo, todos hermanos
heredados ya ni sé bien de quién, ¿vos sabés en serio de
dónde sacaste a cada uno…? ¿Viste?, vos tampoco, mon
Dieu...! Pero tenés razón, mejor me meto en mi vida, que
no la tengo tan fácil como me creo.

Che, me agarró el revisionismo histórico. Éramos rejodidas
nosotras en el colegio, ¿no? Vamos a irnos derechito
a la casa del maléfico, como dice la paragua.

Roque
Estas maquinitas son unas “hachedepé”, les ponés una
moneda y se la tragan como locas, no te dan tiempo a
sacar el dedo, casi. Si te descuidás, te quedás manco, que
las tiró. Así no se puede jugar… ¡Pero qué lindo culito
forrado en tela que veo por ahí! Me voy a quedar acá
sentado un rato largo me parece, aunque las maquinitas
“hachedepé” me afanen toda la guita…
Bueno, la guita que separé para esta noche.
Tampoco la pavada.

Entrega 11 de noviembre

Tito
A Bety no le dije la verdad, toda toda, porque seguro
que la asusto, y me gusta mucho… En realidad, estoy
reenganchado, por eso le conté parte de la historia nomás.
Que es tentadora, porque yo soy un tipo libre, y lo
digo en todos los sentidos (no sólo porque me desmaridé,
sino porque ser jubilado no es algo siempre negativo
como lo pintan; no somos todos unos viejos reblandecidos
que arrastramos los pies mientras nuestra familia simula,
estoicamente, darnos pelota, cuando, en realidad, lo
que buscan es convencernos del beneficio generalizado
de internarnos en un geriátrico), y porque a ella le deben
unos días en la clínica, además de que Bety sí es viuda.

Pensar que después de Delia no hubo nadie, hasta ahora.
Cómo es la vida, en el momento menos esperado te
da revancha… Me acuerdo cómo la conocí a la mamá
de Liliana. Mi viejo tenía un almacén de ramos generales
en Pergamino, y venían muchos viajantes a ofrecer cosas
para el campo: semillas, pesticidas, repuestos para los tractores,
los camiones y para toda la maquinaria agrícola en
general… Pero también había algunos que traían cosas de
Buenos Aires que allá casi nunca llegaban. ¡Era una fiesta
cada vez que aparecía uno de esos viajantes, porque los
otros venían seguido! Entonces mi viejo avisaba y todo
el pueblo se venía al humo para ver las novedades… Y
una vez vino un hombre que había llegado hacía poco
al pueblo con la hija, acababa de enviudar, y quería que
la chica se distrajera. Era Delia, una rubia preciosa, llena
de pecas. Ella y el padre vinieron cada vez más hasta
que nuestros viejos se hicieron amigos, y yo empecé a
cortejarla con disimulo para que no me descubrieran…
Íbamos a caminar, a andar en la chata de mi viejo, a pescar,
y un día chiste va, chiste viene, terminamos como
siempre terminan estas historias. Conclusión: yo tenía 22
años y ella 20, y llevaba un atraso de tres meses, y como
yo quería venirme a probar suerte a Buenos Aires, como
viajante, porque me parecía una vida apasionante (que
después no resultó para tanto pero no me fue nada mal,
la verdad), el padre la autorizó a que nos casáramos y nos
vinimos… Los primeros tiempos fueron muy buenos,
yo diría que hasta que la nena cumplió cinco, seis años,
cuando empezó el colegio. Y ahí se pudrió todo. Porque
la mamá tenía demasiado tiempo libre y no sabía en qué
ocuparlo. Empezó a extrañar el pueblo, al padre, a las amigas…
Y empezaron los reclamos. Que yo no le compraba
esto, que no la llevaba al otro lado, que no la miraba, que
nunca estaba en casa, y qué sé yo cuánto más… Hasta que
apareció el domador, y el resto es historia conocida.

Otra vez hablando solo, ¿eh, Lili…?

Martín
Yo debo estar totalmente en pedo (además de que
si me bajo toda la botella me voy a agarrar un flor de
pedo...). No sé si voy a vender, si me lo voy a quedar, si
voy a viajar, cuándo voy a viajar, si voy a arreglar todo
lo que escribí en la listita (MI listita, la del abuelo ya no
corre), si voy a conservar a la novia que tengo, es más, si
tengo novia todavía… Pero eso sí: instalé DIRECTV.
Miro por la ventana y es una cortina de agua, no se ve
un cazzo, pero los muchachos me hicieron la gauchada de
conectarlo justo en las dos horas que paró (tirándoles un
cien extra, claro, pero me lo conectaron). Y como tengo
tres días gratis lo voy a aprovechar. Por suerte después de
volver de la playa cagando, y todo empapado, encontré
abierto el supermercadito de enfrente (que tiene poca
variedad, todo carísimo y más de una vez las cosas vencidas),
y me compré un Navarro Correas excelente, que
con las hamburguesas con gusto a chorizo y el purecito
que me hice, ¡papito!, qué bien morfé, un manjar de los
dioses del Olimpo (¡con qué poco nos conformamos los
mortales a veces!).
Justo a esto llamo tener espacio. Me fui a caminar pero
cuando volvía me cagué mojando, y así como estaba me
fui a hacer las compras, lo que me chupó bien un huevo,
jajaja, después contraté lo de la tele aunque todavía no
descubrí para qué, jajaja, me mandé el morfi con un vino
de la ostia que en cualquier momento me termino (ah,
me olvidaba, me di un baño calentito para no conges265
tionarme el choto, jajaja, creo que en cualquier momento
vuelco, y encima estoy en bolas, jajaja, ¡pero guarda,
que me bañé después de que se fueron los chabones!), y
mientras miro llover, no pienso en un pomo que me hinche
las pelotas, total para volver me faltan como treinta y
seis horas, que dicho así suena a media vida, jajaja…
Queca, se me acabó el Navarro. Bue, me voy a preparar
un feca bien fuerte (porque a mí por el mate no se
me dio), y me voy a hacer todo el zapping que en Baires
no hago. Ya vi en la grilla que hay un montón de canales
más. Por ejemplo, están la BBC y la CNN en inglés, que
desparecieron en el cable de allá... ¿Dónde metí la petaca
de whisky que compré con el Rutini, mochila del orto?
Quiero echarle varias gotas al cafeto. Buena vinoteca, la
voy a tener en cuenta. ¿¿Y esto…?? ¡¡Carajo, la foto que
me dio Lala el otro día se me arrugó toda!! Yo soy un
boludo. Me olvidé del portarretrato.


Qué linda eras, mamita.

María
¡Mierda, mierda, mierda y más mierda! Tengo un novio
que no es un novio, concursé para una beca y no sé
cómo me fue, tengo una madre que vive en la estratósfera,
la jefa me tiene loca con lo que pasó en la guardia,
Gaby no me contestó nunca (o sea que me mandó al
carajo o no recibió mi mensaje de voz, gracias a la fibra
óptica, el satélite, los boicots y la reverendísima puta madre
que los recontra remil reparió), ¡¡¡por qué mi vida es
semejante castigo!!!

¿Y este diario qué hace acá? Si no me tiene confianza...
(Me retracto: no nos tenemos, es totalmente recíproco.)
Y lo bien que hace, porque me agarraron ganas de
leérmelo todo, de adelante para atrás, de atrás para adelante,
para que no se me escape ningún detalle de todas
las cabronadas que me debe estar haciendo hace rato…
Ya sé que está mal pero me dieron ganas… No, está peor
que mal pero igual se lo remerece, porque aunque un
diario es una cosa privadísima, ésta lo de la privacidad se
lo pasa bien por ahí abajo. Pero yo no soy una ordinaria
como ella, así que por más que me enoje gracias a ella no
se me suelta la correa así de fácil, tengo mis límites; no
ando puteando a los cuatro vientos cada vez que algo que
hace me molesta, yo no me altero así nada más. Me tomo
mi tiempo antes de reaccionar, porque todos cometemos
errores, y si uno se da cuenta y es una buena persona, va
y pide disculpas; está bien que con eso no se borra lo que
uno hizo o dijo, pero al menos demuestra que fue algo
involuntario y no premeditado… ¡¡Si serás reverendísima
conchuda, ya te la voy a cobrar, vos fumá que te voy a
agarrar de las crenchas en cuanto toques el puto timbre
traidora…!! Total, ¿quién va a enterarse, no? Si cierro con
llave, puedo leer tranquila…

Listo, porque si Cristinita me engancha sí que soné…
¡¡No lo puedo creer, empieza justo el verano que conoció
a Martín!! Por suerte me traje el mate, me pedí el día
en el Durand (después paso un justificativo de Quesada,
el doc me debe un par de favores), y mi hermanita vuelve
recién esta noche, así que voy a tener tiempo suficiente
de llenar “los agujeros negros” de esta historia.

Laura
Bueno, rumbo al hogar. Un embole, espero que la peli
sea buena por lo menos… Uy, no, otra vez la misma…
¡Encima ahí está Peter otra vez! Permiso, Mara, me voy
a internar un rato en el baño, no me voy a a fumar un
porro porque me va a botonear alguno de los agreta que
hay por el fondo del micro, pero sí un rubio de los tuyos,
porque tanta pálida junta es IM-BAN-CA-BLE. Vos
aprovechá y hacé catarsis el poco tiempo que nos queda,
porque si no te vas a querer hacer el harakiri en cuanto
pises suelo porteño, jajaja.

¡Por fin, boluda, ¿ves que no alucino, por lo menos no todo el
tiempo?! Ahí está Tincho, pero no debe volver ahora porque no
tiene bolso. ¡Qué lástima que no nos vimos! Aunque en Buenos
Aires se borró. Qué cosa los tipos, o no te dan bola, o desaparecen,
o andan con varias… Sí, tenés razón, yo mucho no puedo
hablar, pobre Jordi, jajaja… Sí, mejor, que se arreglen entre ellos,
yo ya tengo bastante candombe con lo mío. Además, nosotras lo
pasamos bárbaro, que él haga la suya que yo hago la mía. Igual,
un cachito de bronca me da, no te voy a negar, ¿viste…? Y, eso de
que se haya borrado me jode la autoestima… ¡Bueno, sí, me fui,
me fui, pero no lo dejé plantado, yo lo tenía decidido de mucho
antes, no compares, flaca! ¿Al final en qué bando estás vos…?
¿Qué, te volviste defensora de mi hermana? ¡Además, si quiero
hacerme ilusiones es mi problema…! Es diferente pero ninguna
pelotuda, se sabe defender solita hace rato, y si él me propuso
volver a vernos, yo no tengo la culpa, ¿o qué, también vos me
vas a venir con la sanata de que todos los fracasos de María son
mi responsabilidad? ¡Dejate de joder, che! ¿Querés que te haga
un balance de cómo le fue a cada una? Ella estudió, yo no, ella
tiene novio, yo no, ella tiene trabajo, yo no, ella se lleva bien con
Cristina, yo no, a ver, decime, ¿cuál vendría a ser la ganadora
de este concurso para vos…? Mara, cortala, ¿querés?, y dedicate
a mirar por la ventanilla, que estábamos bien como estábamos,
¿o esto va por lo que te dije de tus viejos…? Lo que pasa es
que sos una resentida, Marisa, porque a mí me podés decir lo
que se te cante, pero no me vengas con que soy destruye hogares
porque eso es un delirio tuyo, hermana, jamás le cagué el marido
a nadie, en todo caso me encamé una noche con algunos casados,
hasta dos o tres noches si querés, pero ninguno dejó a la jermu,
y yo tampoco se los pedí, así que…¡Uy, mirá qué lindo rubio
ahí paradito, justo para vos, y está por subirse a nuestro micro!
Si querés, le doy mi asiento... No insistas, no tenía que darme
explicaciones, sólo avisarme que se rajaba unos días… ¡No, no
le avisé, si no me dio tiempo…! OK, la ganaste, los dos teníamos
la misma obligación, ninguna, ¿ahora sos feliz, ya puedo
ir a fumarme un faso…? ¡¡Hola…!! ¡¡Jordi, qué sorpresa, qué
bueno que tu secretaria te avisó…!! Sí, me fui a Pinamar con
una amiga, pero ya estamos volviendo… Sí, Jordi, una chica,
se llama Marisa, ¿vos bien, cómo está tu mamá…? Bueno, me
alegro, estaba un poquito preocupada, ¿sabés…? Y, por tu manía
de ir contra la corriente siempre… ¿¿Cómo que seguís en Austria??
Entonces hiciste el bendito roaming… Te felicito, algunas
cosas de la modernidad no son tan malas como parecen, gaita…
Bueno, mandales muchos besos, muchos saludos, y cuando llego
te llamo… Prometido, te llamo… OK, un beso grande para
vos también. Me preocupaste, gallego, cuidate. Bye… Sí, me
preocupé, ¿qué me mirás, naba? Me voy al baño antes de que a
alguien se le ocurra cagar.

Roque
Con estos perejiles ya fuimos como setenta veces al
baño. ¡Con tal de verle el culito a la piba le pedimos de
todo! Y por suerte no estamos en el Uruguay, porque
si no le pedíamos tres termos cada uno y nos sacaban
directo del Riachuelo con la cagadera que nos hubiera
agarrado…
Hablando de cagadera, Dora me llamó al celular de
puro celosa, si sabe que desde acá no puedo hacer nada.
No es porque le haya pasado nada grave, porque si hubiera
sido así, no se hubiera atrevido a llamarme… Debe de
haber estado rezongando desde el segundo que encontró
mi nota, que al final fue bien cortita. A ver si me la acuerdo…
Hija: Me voy con los muchachos de las bochas de vacaciones.
Vuelvo en unos días. Cuidame a Coquito. Sentite como en
tu casa. Papá. ¡Le debe de haber caído como el soberano
traste mi escapadita! Me la imagino rumiando por los rincones
y pateando puertas como un hipopótamo herido,
porque está así de gorda… Ésta le dio demasiada verdura
al pobre, o demasiado queso fresco… ¡No, ya sé, le dio
mandarina, al otro lo vuelven loco, y así le va después! Fue
eso, seguro. Se habrá atragantado con varias mandarinas y
ahora está pagando las consecuencias. Y como aquella se
quedó recaliente porque reventé el televisor y me fui, en
lugar de andar pidiéndole perdón a cada baldosa y a cada
azulejo, la tipa no pudo con su bronca y se la agarró con
el pobre animal, que no tiene la culpa de que ella no tenga
un poquito de diversión en la vida. Porque la cosa es
así, Dora está recontra amargada porque no tiene novio,
porque tiene un trabajito de porquería, porque está hecha
una vaquillona, porque parece la mujer barbuda del circo
(eso porque es una dejada, debe de hacer como diez años
que no se depila pero les saca los pelos asquerosos de
todos lados a las clientas esas), porque tuvo que volver a
la casa del padre en la cuarentena, porque las amigas son
todas unas solteronas quejosas como ella… O sea, la vida
no le sonríe, ¡más bien se le caga bien de risa! Pero ella
no se ocupa de resolverlo, ¿eh?, bien que agacha la cabeza
y sigue mirándose las chancletas esas rotosas que se pone
los domingos para estar en casa, que me dan una bronca
que… ¡En cuanto vuelva se las incinero!

Pero por las dudas, como yo nunca tuve problemas
con la novia de Martincito, le voy a pedir que se dé una
vuelta por casa.
Porque al final, la chiruza “fue” capaz de envenenarlo.

Entrega 29 de noviembre

Tito
Está bueno eso de conversar en territorio neutral, porque
aunque es de él, no ha sido su hogar, realmente, sino
un lugar de veraneo nada más, y vamos a poder tener
una charla franca, de hombre a hombre, gracias a que
decidió tomarse dos días más. (Seguro que me ofrece el
dormitorio pero nos vamos al hotel, no al telo que es
otra cosa, atenti!) Pienso que vamos a poder encontrarle
la vuelta, siempre y cuando esté dispuesto a conversar en
forma adulta, práctica que ha dejado de ser habitual entre
nosotros desde hace un tiempo bastante largo… Bah, ni
siquiera sé si en todos estos años hablamos lo que se dice
hablar, porque yo he sido bastante difícil; a esta altura de
los acontecimientos creo que llegó el momento de reconocerlo.
¡Ay, Lili, no debí haberte hecho caso con lo de la cena,
porque al final el pibe me vino con la excusa de que estaba
distanciado de María y hubiera sido mejor zamparle
mi parlamento! Así todos nos evitábamos esta movida…
Aunque pensándolo bien, estos días de soledad, por más
que fueron pocos, creo que nos vinieron muy bien a los
dos, pero que muy bien (miro a Bety apolillar y me da
una ternura…), y el remate de chamuyar allá me parece
que va a resultar de lo más positivo. Porque del resto me
voy a ocupar yo. Para eso me traje la listita. ¿A ver qué
dice…? Hay un agregado pero no es mi letra. Quedate
tranqui, nono, leí todo pero voy a ver qué hago. A partir de ahora
quiero que sea mi responsabilidad.
¡Me llamó nono! Nunca me dijo así, ¿le habrá agarrado
melancolía porque se va a alejar de su única familia…?
En realidad, no soy el único pariente que le queda, están
los primos de la madre, pero se alejaron cuando ella nos
abandonó. Nunca entendí si estaban de acuerdo con su
decisión, porque creo que a ella tampoco la vieron más. Y
aunque soy ateo, que Dios se apiade de todos ellos…
Me gusta, le está poniendo garra a la cosa. Primero
pensó en irse y concursó por una beca. Como la ganó,
se le ocurrió vender Pinamarita para llevarse algo en el
bolsillo (que allá debe ser casi un vuelto). Después buscó
la lista de los arreglos, MI lista porque suya nunca hubo
(pero parece que de aquí en más sólo habrá SU lista, ¡qué
dolor de gobelins!, calma Tito, calma, también los nietos
crecen…) para ver cuánto puede llegar a pedir por el
derpa. Y finalmente se fue a negociar con el interesado.

Todo un récord en la trayectoria de los Lentijo.

Martín
Me siento en el túnel del tiempo, como aquella serie
viejísima que yo veía de chico. Me acuerdo de que me
pasaba toda la tarde del sábado viendo una atrás de otra…
Esa, Tierra de gigantes, Viaje al fondo del mar, con el submarino,
que se llamaba… ¡el “Sibiu”! Ni idea cómo se escribe…
Después, eh… Perdidos en el espacio… Eran geniales,
y mi vieja las había visto antes que yo, así que son de
hace como cincuenta años. Era como intoxicarse pero en
el buen sentido, porque no había consecuencias adversas
o daños colaterales, como pasa con las adicciones, y ver
tanta tele era una adicción, pero inofensiva… Al menos
en esa época, porque no había ni tanta violencia ni tanto
sexo fuera del horario de protección al menor como pasa
ahora. (Aunque debería haber protección al ser humano
porque a veces dan cada cosa que es para ir con una motosierra
y entrar a destrozar todo.) Me acuerdo de que
me contó que cuando ella era chica apareció Los invasores,
ésa en la que todos los extraterrestres andaban con el
dedito parado, y el viejo no la dejaba verla porque podía
asustarse, entonces ella la espiaba por la puerta entornada
porque el muy gil la dejaba así. Qué se pensaba, ¿que le
iban a abducir a la nena? ¡Me parece que el que se asustaba
era Tito, jajaja!

Hacía un montón que no entraba en Facebook, y me
puse a buscar a los chicos del cole por joder, y ya encontré
a cinco. A todos les mandé solicitud de amistad, pero
no veo a ninguno conectado, qué garrón… Uy, pará, encontré
a Esteban… Q haces estebanquito?????

Sos vos…???
Si, papa, q acelga, como va la vida? Soy dotor, y vos…?
Boga, como el viejo, y el tano…?
Sacco anda barbaro no sabes como rompe las tarlipes…!
Por donde andas asi nos vemos…?
Toy en Pinamarita, vuelvo en dos…
Q masa, todavía lo tenes…?
Obviously, por que no armamos un asado, bolú…?
Dale, hagamos cadena, como antes…

Antes de María, antes de Laura, antes de antes.

María
Querido Diario: Hace tiempo que no escribo pero de golpe
necesito hacerlo. No sé qué me está pasando. No sé por qué
guardé la foto que nos sacamos con Tincho en la rambla, al lado
de los lobos marinos, ni por qué tengo ganas de estar con él (…)
No pude contarte que mi viejo se murió seis meses después de
que llegué a Madrid, me enteré por el diario. (No pude contarte
porque me olvidé de agarrarte… Como para trabajarlo en terapia,
¿no?) Pensé en venir para el entierro pero Cristina, siempre
tan comprensiva, me dijo que no tenía demasiado sentido. Y le di
la razón. Cosa rara en mi vieja, que siempre se arrastró por él y
le disculpó todo (…) Por eso fui a buscar a Tincho al hospital,
porque no puedo olvidarme de él, la pasábamos bárbaro en todo,
todo el tiempo…

Si se hubiera presentado al concurso de cuarto año
quizás hubiera ganado ella, pero legalmente… Y esto me
confirma que Martín no fue una encamada de dos semanas,
la más larga de toda la historia, sino que hubo algo
entre ellos, porque Laura no escribió esto para que yo lo
lea, sino porque necesitaba escribirlo… Lo de que anda
para el tujes con Jordi lo sabemos desde que se bajó del
avión, incluso, mi vieja ya lo sabía desde antes, o sea, sabía
que no era el amor de su vida ni ahí, pero resulta que la
cosa pasa por otro lado bien distinto… Quisiera enojarme
pero no puedo, sería perfecto echarle la culpa, decir
que otra vez me cagó, y eso parece, pero no es así… Ella
se fue atrás de una fantasía, sin pensar que aquello podía
no existir y que acá estaba ignorando una oportunidad
real, y ahora quiere hacer de cuenta que no pasó nada...
Cuando nos presentó en River, no se le cruzó por la
cabeza que dos años después se iba a arrepentir; porque
para mí sería facilísimo creerme que es una guacha, que
es la jodida de siempre, que se la pasa robando los machos
ajenos, pero no quise asumir que iba a pasar lo que
pasó: que mi hermana es inolvidable… Así que qué hago
ahora, ¿la culpo por ser inolvidable en lugar de cargosa,
demandante, celosa, insegura…? Porque esos son mis
defectos, yo soy así. Ella jugó sus cartas a su modo y yo
jugué mal las mías, cómo las jugó ella es su problema, yo
tengo que analizar por qué acepté una propuesta viniendo
de ella, sabiendo que pocas veces ganamos las dos al
mismo tiempo…
Cuando éramos chiquitas, sí, nos divertíamos mucho
y se portaba bien conmigo, pero en cuanto le salieron
las tetitas y se indispuso, se creía una vampiresa, y ahí fue
cuando empezó todo… La calentura por los pibes, las
extorsiones cada vez que le pedía que pasara por mí, los
enroques, las mentiras en casa… Hasta truchó el documento
para poder ir a bailar cuando tenía quince años;
como estaba muy desarrollada y tenía bastante cara de
putita, los patovicas la dejaban pasar, y si se armaba algún
despelote, después iba el viejo a rescatarla para que mamá
no se enterara. A mí ni siquiera se me ocurrían esas cosas,
a veces pienso cómo hizo para zafar de un embarazo, de
la droga, de la delincuencia, porque tenía cada amiguito
que… Hasta Marisa es… Pero pobre, porque la familia
que le tocó no la eligió, según me dijo Lala es un rejunte
de hijos de acá y de allá, hermanos hermanos no tiene…
Ah, el messenger

Hola, Mica, en que andas primita tanto tiempo…??? Yo, leyendo
un poco, y esperando el resultado del sur… Ojala y paso
a saludarlos. Hace bocha que no nos vemos y los tios…? Mama
bien, Laura anda por la costa, vino por las Fiestas… Eso para
el cu, nena, la proxima te cuento bien, y Sebi…? Grande, a ver
si hay casorio pronto…! No, ni loca, primero me junto y si sale
bien vemos, pero igual creo que se pudrio todo… No, este finde
ya me arregle otra cosa, me voy a lo de Doña Emilia, te acordas…?
Y bue, mala suerte, vos conoces a Lala asi que seguro que
habia lio, pero te digo la verdad, casi no me importa… En serio,
prima… Dale, en cuanto sepa te llamo. Besosssssssssssssss.

Laura
Otra vez se durmió. ¿Tanto tardé en el baño? A la ida,
la excusa fue que los hermanos la emputecieron toda la
semana, ¿y a la vuelta, qué? Si anduvimos durmiendo
como morsas, comiendo como bagres, chupando como
esponjas, y cagando en consonancia (¡con todo lo que
metimos, por suerte sacamos, si no, yo ya hubiera reventado
como un escuerzo, porque soy de “tracto más bien
abreviado”, jajaja!). Qué mala onda, sabe que viaja Peter
otra vez, que la película es una garcha, y la tipa no hace el
mínimo esfuerzo. Al final, con mi hermana no me llevo y
con mi amiga tampoco... Porque allá tuvimos más desencuentros
que encuentros. No nos pusimos de acuerdo ni
en la comida, ni en la bebida, ni en la playa, ni en la joda
ni en la hora de levantarnos, ¡y muchos menos en la de
acostarnos…!
Ay, Jordi, ¿qué voy a hacer con vos? Ya sé que te prometí
que te iba a llamar, pero no sé qué hacer. No te
mentí, simplemente te dije lo que sentía en ese momento.
Pero ya me conocés… (En eso nos parecemos con María.
Cuando tomamos una decisión, cualquier decisión, siempre
nos arrepentimos después. Ahí sí que la placenta fue
equitativa, la misma boludez a las dos, y en la mismísima
medida…) No quiero fallarte porque no quiero volver a
escuchar tus sermones, gaita, pero tampoco quiero que te
creas algo que no es cierto. Sos capaz de imaginarte que
me enamoré de golpe y nada que ver… Pero también
quiero que sepas que no me dio miedo quedarme sin
auspiciante, como te llama Cristina… (Sponsor y subsidio
son otros sobrenombres que usa, según le chifle el moño
ese día.) ¡Y pensar que mi gran preocupación era reencontrarme
con Malala!
Vos, que no me dejabas casi respirar desde que llegué,
esta semana me hiciste preocupar al pedo. Y Martín,
que parecía reembalado, desapareció por cagón como de
costumbre. Porque cogerá como los dioses, pero nunca
tuvo una personalidad magnética. Siempre fue un tipo
superdominado por el abuelo… Es que criar primero a la
hija y después al nieto, te la regalo… Pero igual hay que
aguantarlo, porque enseguida que llegué me dijo mi hermana
que durante mucho tiempo anduvo con una campanita
en el bolsillo haciéndose el víctima, entonces lo
llamaba al otro nabo así, como si no pudiera respirar, por
poco al borde del infarto… Qué verdadero hijo de puta,
jodido al mango, pero supongo que se le habrá pasado,
o que Martín lo habrá curado, porque no podría estar a
punto de tomárselas si no… A mí me había caído bárbaro
el viejo éste, pero lo de la campanita me mató mal…
¿Por qué los tipos son tan difíciles de manejar? Los
histéricos son ellos ahora. Primero hacen o dicen una
cosa, y enseguida otra, pero entonces dan un giro de
ciento ochenta grados y te salen con otra más, para terminar
diciéndote una cuarta que vaya a saberse cuál es
exactamente.
Me voy a volver experta en estrategias de supervivencia.
Mi libro podría intitularse: Cómo estar con un miembro
del sexo masculino sin morir en el intento.

Roque
Hay un sol que raja la tierra y todavía siguen apolillando
como si fueran las cuatro de la mañana. Estos vejetes
son de no creer. Arriba, che, no vinimos a dormir, vinimos
de farra… No reaccionan, qué manga de bolastristes. ¡Se
incendia el hotel, rajemos…! Tampoco. ¡Culos de todos los
colores a la vista…! Nada. Me voy a desayunar solo.

Esto de los desayunos continentales es un gran invento,
te meten de todo así zafan del almuerzo. Claro, para
el que está acostumbrado está bárbaro, ¿pero te imaginás,
Luisita, que me mande dos huevos fritos con panceta, antes
de las tostadas con manteca? ¡Qué colesterol ni colesterol,
me quedo sin hígado…! Creo que algunos deben
funcionar a diesel, como Robocop y Terminator.
Por suerte, Cristina me dijo que el can se mandó demasiadas
mandarinas juntas. La otra se hizo la inocente,
había dejado “sin querer” una bolsa recién comprada de
dos kilos sobre una silla, justo cuando sonó el teléfono…
Y claro, cuando volvió a la cocina, una hora y media
después (porque eso es lo mínimo que le lleva sacarle el
cuero a todo el barrio con alguna de las otras amargadas
amigas suyas, culo caído, tetas fláccidas), la bolsa estaba
vacía y el perro casi agonizante… Si Cristina me contó
que la chiruza se cagó en las patas y corrió a la veterinaria,
que estaba cerrando justo, para pedir ayuda a los
gritos por poco; ya me la imagino: ¡Por favor, doctor, venga,
el perro de papá me cagó toda la cocina y las baldosas quedaron
percudidas, ¿tiene idea con qué sacó las manchas de mierda del
piso…?! Ah, me olvidaba, ¿le doy una pastillita de carbón a este
bicho de porquería?
¡Olvidate de que te reponga la tele, y si no te gusta,
volvete por donde viniste! Ya voy a encontrar algún culito
que quiera compartir mi soledad.

Entrega 14 de diciembre

Epílogo

Tito
Como yo dije: era cuestión de sentarse y hablar. Pero
como familia y no como hombres. Porque dejando de
lado que yo soy muy quejoso, y pesado, y celoso, y demandante,
y metiche, y omnipotente, y sabiondo, y mandón
(ahora no me acuerdo de cómo era la frase de Roque,
cuando volvió de Brasil me confesó la puteada que
me había inventado, ingenioso el petiso, la verdad), es indispensable
que mi nieto y yo dialoguemos con fluidez,
porque si no, con quién, ¿verdad?
Porque la tía Anita, una santa de aquellas, hermana
postiza de Delia (en realidad, una prima lejana), cuidaba
a veces a Lili si nosotros nos hacíamos alguna escapadita,
o la vez que fui a buscar a mi ex cuando se rajó, pero
cuando me quedé solo con la piba, medio no se quiso
pelear con el resto y desapareció, una lástima, porque yo
la apreciaba mucho… ¡Ya hace como cuarenta años de
eso, que lo tiró! Y llegué a una conclusión. Con esto de
que el pibe se fue, me fruncí un poco, para qué mentirme,
y se me ocurrió (aunque todavía no lo tengo totalmente
decidido) buscar a Ana, porque, ¿qué sentido tiene haber
cortado yo el vínculo…? Si ella se piró y se rajó atrás del
domador, allá ella, ¿pero por qué nosotros no nos vimos
más, si yo no les hice nada? Tampoco a ella, aclaro, se fue
solita porque quiso… Igual, lo tengo que seguir masticando,
a mí las cosas me llevan tiempo. Más o menos,
depende de la cosa, pero me llevan.
Entonces, retomando…, el intercambio cara a cara da
sus buenos resultados, porque uno ve la expresión del
otro (cómo se le dice, no es adversario…), ¡de su interlocutor,
eso!, y tiene la posibilidad de corregir el rumbo.
En síntesis…
Le compré Pinamarita para que quede en la familia.
Así, yo lo disfruto un poco más (con Bety nos hacemos
escapadas bastante seguido, y quién sabe, ¿no?, quizás lo
nuestro termine en otra cosa), y cuando él venga (solo,
con una mina, con varias, con amigos, con sus hijos, con
los hijos de sus amigos, o como venga, eso ya es cuestión
de Martincito), va a poder seguir sumando recuerdos a
los que ya tiene. Que, por suerte, tiene muchos… Y de
los buenos.

Y aproveché todo este tiempo para analizar lo del gemelaje,
y tengo que reconocer que Laura será muy vital,
muy alocada, muy descontracturada (cosa de la que alardeaba
bastante, según me contó Martincito), muy… Laura,
porque se me agotaron los adjetivos, pero tiene también lo
suyo (y me refiero a lo negativo). Y que María, después de
tanta contra furibunda que le hice (porque las cosas como
son, jamás me gustó la chica), resultó bastante más piola de
lo que aparentaba (además de que ya contaba con varias
cualidades dignas de elogio). Lo justo es justo, y es justo
que lo diga, tarde, pero que lo diga. Así que ya lo dije.

Ahora sí, llegó el momento de despedirme. Gracias
por todos estos años de compañía. Y suerte, querida hija.
No falta tanto para que nos reencontremos.

Martín
Nunca pensé que iba a sentirme tan bien, creí que no
estaba preparado para abandonar todo y jugarme, pero se
ve que el cambio de década tuvo sus benéficos efectos
secundarios. Porque ahí me di cuenta de que no podía
seguir boludeando. A los veintiséis, veintisiete todo bien,
pero cuando pasás la barrera, tenés que definir qué querés
hacer con tu vida.
Cuando te encontrás con gente nueva que no te conoce,
que no conoce tu historia, estás permanentemente
rindiendo examen, sos el nuevito, y todos están pendientes
de que te equivoques, sean tus superiores, tus compañeros
o tus subalternos. Cuando sos el nuevo, tenés que
pagar derecho de piso. Pero no me quejo.
Salió todo redondo. Costó, me costó, y hoy el balance
es totalmente positivo. Porque además de lo que significa
echar raíces en un lugar nuevo, estando solo, de demostrar
que uno se ganó la beca porque se la merece y no porque
es el hijo de o el amigo de, sino porque estuvo muchos
años quemándose las pestañas, de aprender los códigos y
las costumbres del lugar y aceptarlas como propias, además
de todo eso, hay una residente de veinticinco añitos
que está refuerte y me gusta mucho. Y según me dijo un
pajarito, el doctor Martín Saccomanno también le gusta.
Y el broche de oro es que Tito, ese viejo insufrible que
es mi querido abuelo (que me crió después de hacerlo
con su hija, que me bancó siempre aunque nos resultó
muy difícil a ambos), ese viejo, está por fin orgulloso de
mí, su nieto, que fui muy quedado mucho tiempo porque
tuve a quien salir, el pobre Perpetuo Lentijo, ¡cómo
podría haber sido de otra manera con semejante nombre!
Me lo confesó cuando hablamos por teléfono el otro día,
hacía como quince días que no lo llamaba… Y que ese
viejo insufrible esté orgulloso de alguien que no sea él,
no es poca cosa. Encima me contó, sin darle demasiada
importancia (porque es tan duro para mostrar lo que
siente que sigue con las mismas boludeces de cuando lo
dejé), que está pensando en proponerle a Bety convivir…
¡Mirá si se me casa y me pide que le salga de testigo…, o
peor, de padrino, jajaja!

Me llevó bastante tiempo, pero al final descubrí que el
secreto está en ser paciente: esta vida amarreta, en algún
momento, termina compensándote.

María
¡Qué chiquilín! Gaby tiene diez años más que yo y se
comportó como si tuviera diez menos. ¡Concursó para
estar con la minita que le gustaba! Un pendejo, un reverendo
nabo... Recién cuando nos dieron los resultados (a
él lo hicieron pelota, obvio, ¿si no había estudiado nada?)
me enteré de que era divorciado y tenía dos pibes, pero
que después se había juntado con otra, que había quedado
embarazada pero nunca supo si era de él, porque
la mina era bastante rapidita y aprovechaba, cuando él
estaba en la guardia del Zubizarreta, para voltearse a los
médicos del Rivadavia… ¡Ahora que lo pienso, quizás mi
ex la conoce y se echaron un polvo de despedida! Espero
que el Martincito no haya sido de él… O la Martina, no
sé qué habrá sido, esa parte de la historia me la perdí, hace
mucho que le perdí el rastro a Gabriel, desde que me
vine al Bolsón. ¡Y yo que me hacía tanto problema por si
no le contestaba los mensajitos a tiempo, por si se había
ido a bailar con las amigas, por si el complot ciberespacial,
el sabotaje, la fibra óptica o la madre que los parió…!
Pero lo que me dejó helada realmente fue lo otro.
Cuando la semana pasada Laura me llamó, no supe qué
pomo contestarle. ¡Cómo puede cambiar la gente! Claro,
si quiere… Pero me entran dudas, porque cómo sé yo
que cambió, o por lo menos que quiere cambiar. ¿Y si
está aburrida y viene a joder, nomás…? Bueno, muy fácil,
la subo al micro y la mando de vuelta por el mismo
caminito por el que vino. Total, no tengo ningún com292
promiso con ella, hay miles de hermanos que no se dan
bola así que no seríamos la excepción… Aunque estaría
bueno tratar de enderezar los últimos ¿veinte años…? Y,
andamos pisando los treinta ya, por ahí debe ser. Tanto
tiempo de mala onda para mí es suficiente, hay que darle
un corte definitivo a esta situación del orto…
Quizás esta vez su propuesta valga la pena, pero en
serio.

Laura
Sí, ya sé que fui hace menos de dos años pero necesito volver,
necesito arreglar algunas cosas que tengo pendientes desde qué
sé yo cuándo; así que teneme paciencia…, si querés. Y si no,
separémonos definitivamente. Tenés razón en reclamar, pero yo
también tengo mis razones. Hay un montón de cosas que vos no
conocés de mí (de mí y mi familia para ser más precisa), así que
a vos te llama la atención todo esto, pero a mí no.
Porque no alcanza con que pongas la chequera: no me alcanza,
no te alcanza, asumilo. Porque vos no escuchás a la gente,
¿sabés? Hay muchas otras cosas que son necesarias, y no pienso
hacerte un listado porque ya te lo hice, y nunca, en los casi cuatro
años que hace que estamos juntos, te tomaste el trabajo de entenderme.
Ni siquiera trataste, que es lo peor de todo. Ya sé que
viví de reina, pero eso fue tu culpa. Si me hubieras dejado hacer
algo más que supervisar a la mucama, al jardinero, a la planchadora,
al ama de llaves, tal vez me hubiera tomado el trabajo
de respetarte. Que eso ya hubiera sido un buen comienzo. Pero
no. Tenías que poner orden en todo: en tu vida, en la empresa,
en la casa, en las costumbres del barrio (te metiste a asesorar al
alcalde), en mi ropa interior (¡revisarme las bombachas y tirarme
las que no te gustaban fue lo máximo!). Jamás se me ocurrió
meterme con tus slips, que te quedan como una patada en los
huevos, sos un viejo ridículo, porque no la tenés bien paradita,
lamento recordarte, así que ya deberías haberte dado cuenta hace
rato de que a esta altura tenés que usar boxers, pero el señor la
quiere jugar de pendex, ¡con cincuenta años declarados y seguro
que una sota bajo el felpudo!
Si no me hubieras perseguido tanto, si no me hubieras celado
como lo hiciste, quizás te hubiera corneado menos. O incluso
nada. Pero no puedo decirte qué va a pasar a partir de ahora
porque ni yo lo sé. Si querés usar este tiempo para pensar, fenómeno.
Y si no, buscate a alguien que te haga feliz, porque
yo quiero vivir de otro modo. Puede ser que no me salga y que
tengas razón, pero no pienso morirme sin intentarlo.
Si vos estás viejo, Jordi, yo no.

Roque
Luisita querida: Esto no te va a llegar, porque en el país al
que te fuiste no hay palomas que lleven cartas de amor en sus
piquitos, así que voy a tener que conformarme con guardarlo
entre mis cosas más valiosas para que lo pueda leer cada tanto y
no me sienta tan solo.
Brasil es un lugar maravilloso, lleno de una naturaleza pródiga,
salvaje, virgen, y con una gente hermosa. Tanto las mujeres
como los hombres son hermosos desde cualquier lugar que los
mires, y no hablo de la cuestión libidinosa…
Lo pasé divino y me tiré varias canas al aire. Al principio
sentí una culpa terrible, pero después lo disfruté. ¿Para qué voy
a mentirte, vieja? Ya somos grandes, y a mí me queda cada vez
menos, así que seamos adultos y aceptemos la realidad: la cuerda
que me queda la quiero aprovechar, me parece justo, y me gustaría
que vos hicieras lo mismo si las cosas hubieran sido al revés.
Así que tomé una decisión, que a Dora la espantó pero que
no tiene vuelta atrás. Ya hice todos los trámites para que el banco
me transfiera mi jubilación y tu pensión a Río. Le puse el departamentito
a su nombre para que se ahorre la sucesión cuando
espiche total acá puedo vivir con dignidad. Porque tengo una
novedad para contarte. Conocí a un uruguayo que tiene un barcito
muy lindo cuando vine con los muchachos aquella vez, y a
veces veníamos a comer algo. Charla va, charla viene, me ofrecí y
me tomó. Fue ahí que decidí venirme definitivamente. Aquellos
estaban desorbitados, me dijeron viejo gagá, que estaba senil, que
me había pegado el Alzeheimer, cualquier cosa me dijeron. ¡Se
pusieron más locos que Dorita, con eso te digo todo! Pero no
pudieron convencerme.
Entre el sueldito y las propinas hago una linda diferencia.
¡Volver a llevar la bandeja! Para muchos no será gran cosa pero
para mí es un gran orgullo. Con eso formé una familia, departamento
incluido, crié a una hija y hasta compré un autito, ¿te
acordás de todas las que pasamos, viejita linda? ¡Qué tiempos
aquellos que no volverán…! Tangazo, vieja, tangazo.
Ah, me olvidaba. El pobre Coquito se ve que no resistió
el maltrato de tu hija esos días que me regalé en Brasil y se
escapó… O la otra lo echó a escobazos. No sé. El caso es que
no volvió a aparecer. Espero que lo haya adoptado una buena
familia, se lo merece.
Nos vemos, vieja. Cuidate.

Entrega 23 de diciembre

FELIZ NAVIDAD PARA TODOS Y TOD@S

Nos encontramos en la próxima y última entrega...

Entrega 31 de diciembre

Lili
Entre tanta despedida y aclaración, ahora me toca a
mí... La verdad es que no sé por dónde empezar... Ahí va.
Viejo, estoy muy contenta, realmente feliz de que hayan
logrado entenderse vos y Martín. Cuando Perpetuo
y yo tuvimos tanta mala suerte, vos la pasaste mal de veras,
porque ya me habías tenido que criar solo, cosa que te
resultó muy difícil (aunque Roque tenga razón en eso
de que te ayudaron con Luisa, el que la peleó fuiste vos),
así que estabas bastante quemado con eso de tener que
hacerte cargo otra vez de un chico, pero con el terrible
agravante de que era el hijo de tu hija, que acababa de
matarse en la ruta por culpa de un camionero que manejaba
alcoholizado… (No sé si estaba borracho del todo
pero lúcido seguro que no, porque si hubiera sido así, yo
no me hubiera convertido en fantasma hace tanto.) La
cosa es que si la primera vez había sido difícil, la segunda
fue durísimo, porque yo era tu única hija y sé lo que es
tener un solo hijo.
No sabés cómo me hubiera gustado darle hermanitos,
pero con mi marido las cosas no andaban bien, no es que
estaba muy ocupado, como te pasaba a vos cuando yo era
chica y mamá se quejaba de tus constantes viajes por tu
trabajo, no… Nos separamos varias veces, papá. Cuando
nació Martín fueron seis meses, la primera vez, no es que
la empresa lo mandó a Bolivia. Cuando empezó salita de
tres fueron cuatro, no viajó a Alemania. Cuando terminó
preescolar fueron nueve, y ahí creí que no volvía, pero
volvió… El cuento es que se había ido a California esta
vez. (Después sí fue a California por trabajo, pero duró
una semana el viaje.) Y la última vez fue cuando Martín
estaba en cuarto grado. Lo eché en el verano, porque
siempre fue así, lo eché yo, no es que se rajaba, si él era un
culpógeno de aquellos...
Pero en el fondo se creía los discursos que me largaba,
porque me salía con que la vida es larga y no es
posible enamorarse de una sola mujer, sino que lo más
lógico es querer a varias. Papá: Perpetuo tenía dos familias
más, lo descubrí cuando estaba embarazada. ¡Si hasta
me salió con que en Discovery Channel había visto a un
punto que tenía siete familias, y que todos vivían juntos
en comunidad! Cada esposa tenía asignado un día de la
semana con su marido, porque era así la cuestión, era el
marido de todas, y mientras una estaba con él, las otras
se ocupaban de cuidar a los hijos de todas y de todo lo
demás… Por supuesto jamás se atrevió a pedirme una
cosa así, y él no tenía personalidad como para sostenerlo
tampoco... Por eso nunca tuvimos una casa, ¿con qué? Si
él era polígamo (trígamo lo busqué pero no existe, no te
gastes, Titín, como te llama tu amigo de toda la vida, porque
seamos sinceros, el único amigo amigo que tuviste
es el petiso, Roque es de fierro; le hagas lo que le hagas,
siempre vuelve).
Porque Perpetuo habrá sido un quedado, un aburrido,
un mediocre, un pachorra, un gris, pero el tipo se puso
con todo cada vez que tuvo que hacerlo. O sea: a mí
jamás me faltó nada. (Y estoy segura de que a las otras
tampoco… Casi digo “a las otras esposas”, que, en rigor
de verdad, es acertadísimo, ¿si yo aparecí después, después
de la primera y la segunda, Gladis y Rebeca…? Quedate
tranqui, viejo, no las conozco, aunque una vez tuve
mucha curiosidad y casi me mando atrás de él, pero me
contuve y seguí jugando a que todo lo que vino después
de la torta de bodas fue sólo un mal sueño.)
¡Pensar que me casé para escaparme de vos! Fuiste
muy bravo, viejo, me asfixiabas. Era terrible vivir al lado
tuyo. Uno siempre hacía todo mal, pero todo. Nunca la
acertaba con nada. Y cuando lo conocí, creí que era mi
oportunidad de alejarme y vivir lo que no había podido,
de una buena vez… Si hubiera imaginado siquiera que
iba a pasar lo que vino, no me hubiera ido tan apurada…
Por eso valoro tanto que Martín (si bien lo mandoneaste
mucho y fue muy sumiso hasta hace no demasiados años)
haya esperado hasta estar bien seguro de lo que quería. Y
lo logró, viejito, la verdad es un gran orgullo el que siento
por el flor de hijo que me criaste…
¡Y qué lindo el gesto de Laura de regalarle esa foto!
No era ni el 25 de mayo ni el 9 de julio, sino el 20 de junio,
el Día de la Bandera, por eso Martín está como abanderado,
porque ese día juraban la bandera todos los chicos
de cuarto grado y él tenía el mejor promedio. ¿Viste que
en la foto estoy sola, Martín te la mostró? Bueno, el padre
estaba en Pinamar en lugar de estar en el colegio con su
hijo. En la casa de una de las otras. (No me acuerdo cuál
vivía dónde, esa parte nunca la quise investigar demasiado…)
Teóricamente iba a volver ese día. (Habíamos hablado
por teléfono el día anterior y me había prometido
otra vez que todo iba a ser distinto, la misma de siempre,
que iba a estar presente en todas las cosas importantes
de este hijo, tal como había hecho con los otros ocho…
¡Perpetuo tenía nueve hijos! Claro, contando a Martincito…
Que de Martincito ya no tiene nada.) Pero no
vino el muy “hijoputa”. Entonces me fui a buscarlo, ¿te
imaginás…?
Y cuando veníamos en el auto, después de un fin de
semana a puro sexo, como a vos te gusta, revolcándonos
como animales en celo en un hotelito de mala muerte
para que nadie se enterara, ¡las cosas que le tuve que
aguantar! (porque era eso lo que no me permitía dejarlo,
eso y los ojos de vaca idiota que ponía cuando le decía
que no lo quería más, que lo odiaba, que se fuera, que no
quería volver a verlo), estábamos hablando de que íbamos
a tratar de nuevo, que yo iba a hacer el esfuerzo de entender
su teoría (no porque fuera a buscarme otros hombres
sino para poder aceptar a sus otras mujeres), y palabra va,
palabra viene, le metí una mano en la bragueta, le abrí el
cierre y me agaché…
Y ahí fue cuando nos matamos en la ruta, en la fucking
ruta, como diría Lala. Así que no sé si toda la culpa fue del
camionero “hijoputa”.

Bueno, viejo, ya dije lo que te debía hace tiempo.
Ahora sí…
Ah, me olvidaba. Tenía apenas treinta y dos y no treinta
y cinco.

FIN


FELIZ AÑO PARA TODOS Y TOD@S

QUE CONCRETEMOS NUESTROS PROYECTOS

Nos reencontramos pronto...



















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