miércoles, 30 de octubre de 2019

Sunshine (microrrelato a prueba del clima)

Otra tarde gris. Ella miraba por la ventana de la oficina y sólo veía monotonía. “Con lo lindo que es el sol…”, se escuchó balbucear. Últimamente brillaba por su ausencia. ¡Qué gracioso, le pareció un juego de palabras! O un juego de imágenes, mejor. Un juego de imágenes en el que el sol brillaba por su ausencia. “¿Cómo brilla un sol ausente?”, dijo. Dibujó un sol bien amarillo, resplandeciente, y después dio vuelta la hoja. Claro, así no brillaba. Entonces espió del otro lado y lo vio.

Volteó la hoja una y otra vez para convencerse de que allí estaba. ¿Cómo hacer para que no se fuera, para que volviera? Ella no tenía poder sobre el cielo, que lloraría su carga nubosa cuando llegara el momento. ¡Era tan poco lo que podía hacer desde este lado de la ventana, que le devolvía sólo monotonía! Gris, opaca, deslucida, otoñal monotonía. Ahí fue cuando se dio cuenta.

Tomó la hoja de papel y la cinta adhesiva con decisión…

Así estaba mejor, mucho mejor.

El sol volvió a brillar en la ventana.